Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Los gavilanes emigraron

24/10/2021

Se fue a América para estudiar y logró un buen trabajo. A la novia solo de tiempo en tiempo la veía, cuando ella venía o cuando él iba, pero los viajes son costosos, los meses pasan largos, la ausencia a veces pesa demasiado. Hasta que le llegó el escrito en que decía que su relación se había enfriado, que había encontrado a otro. También él estaba tonteando con otra en el lugar de labor. 
«De tu playa te alejas y el amor en la orilla te dejas», nos dice el indiano enriquecido de Jacinto Guerrero en la maravillosa obra que ahora se muestra en el Teatro de la Zarzuela, y es que quien emigra por motivos económicos, para enriquecerse o subir el nivel de vida, se arriesga, si deja familia o amores, a perderlos con el tiempo. La vuelta no siempre está asegurada. Emigrar suele ser duro, difícil para quienes se desprenden temporalmente de un hijo, de un padre, de un amado, difícil para quien se va. Quien medra en su lugar natal solo se mueve de vacaciones o por gusto, no por necesidad. Hay quien no tiene más opción que la de partir y quienes viajan y se establecen en otros lugares del planeta para ganar más: vivir mejor es normal pretensión. 
El mundo parece vendido y venderse a la vez, juegos de series audiovisuales provocan en la juventud grave conmoción, el dios dinero vuelve a tiranizarnos una y otra vez: el placer que procura, la ambición... El dinero podrá comprar muchas cosas, pero el amor no lo puede comprar, se dice en Los gavilanes, donde estos vienen como rapaces a capturar las palomas inocentes o las que no pueden apenas defenderse, comprándolo todo. El Papa Francisco I defiende la emigración como un derecho del ser humano, pero también es justo que cada país organice a quienes llegan y los acomode en la medida en que pueda. Si no, traer gentes para que campen abandonadas y sin trabajo, sufriendo la intemperie, el hambre y obligándoles a la delincuencia puede ser peor como remedio que la enfermedad económica o política que les llevó a aquel lugar. 
Ahora vemos cómo en Estados Unidos de América y en el Reino Unido hay grave carestía debido al cierre de las fronteras y a haber perdido trabajadores necesarios que solo en la inmigración hallaban antes. Puede ser necesario para unos y otros contar con la inmigración, pero hay que regularla y evitar que entren, como al parecer está pasando con algunos afganos, terroristas o personas que por sus creencias islámicas u otras pueden intentar destruir nuestra sociedad. Sería ser injusto con los de casa dedicarnos tanto a la caridad de los lejanos, descuidando a los cercanos. Habrá que filtrar, evitar inmigrantes gavilanes que vengan a abusar de las palomas del lugar.