La crisis internacional debido a la pandemia causada por el COVID-19 sigue cobrándose víctimas dentro del calendario deportivo. A ellas podría sumarse también esta temporada la celebración de la V edición de la Vuelta a la Ribera del Duero. Con fechas oficiales comprendidas entre el 20 y el 23 de agosto, la cita estaba planteada para ofrecer este año el máximo espectáculo dentro del escalafón júnior al estrenar la carrera vitola como categoría UCI. Un escenario ideal de crecimiento para una prueba que en agosto alcanzaría los cinco años de vida, pero que ahora mismo se mantiene a la espera de comprobar si finalmente podrá ver la luz, o no, en las fechas indicadas.

«Todavía no hemos decidido nada oficialmente», ha señalado a DB el concejal de deportes de Aranda de Duero Carlos Fernández ante la incertidumbre generada por la situación global del planeta. Pero, como destaca, «ahora mismo los equipos no están entrenando y es posible que no estén bien para esa fecha, así que para estrenarnos como UCI y mal, lo más posible que pospongamos la carrera».

No obstante, y como apunta esperanzador el edil, aunque esa sea la opción más probable, «esperaremos a ver cómo evolucionan los acontecimientos hasta mediados o finales del mes de abril, para tomar una decisión».

En cuanto a fechas manejadas de existir finalmente movimientos, Fernández argumenta que se encuentra valorando opciones. «Una de ellas podría ser finales de septiembre», indica, «pero tenemos que ver cómo procedemos porque, al coincidir con la Fiesta de la Vendimia, puede que no sea la mejor idea».