El Santos Reyes tiene la lista de espera más baja en 15 años

I.M.L.
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Pese a las restricciones que impuso la covid-19 en la actividad hospitalaria, el número de pacientes que esperan una operación es de 364. Las negativas a pasar por quirófano han contribuido a reducir la demora

Las instalaciones hospitalarias se han amoldado a la situación de pandemia supliendo la falta de espacio con imaginación a la hora de crear los protocolo. - Foto: Patricia

La planificación interna del Hospital de los Santos Reyes para el próximo otoño parte de un escenario favorable en el que, siempre con el protocolo covid presente para activar las distintas fases según vaya siendo necesario, las cifras de las listas de espera han reducido la presión asistencial, dejando un total de 364 pacientes pendientes de una intervención quirúrgica que tienen que esperar una media de 84 días para ser operados.

Unas cifras que difieren de las registradas hace un año, cuando el número de pacientes en espera quirúrgica era de 419 con un tiempo medio de espera de 58 días. «Ahora tenemos la cifra más baja de lista de espera desde que yo me incorporé a este hospital, hace 14 años», asegura Evaristo Arzalluz, gerente del centro hospitalario comarcal.

Además de los esfuerzos de los cirujanos para recuperar el tiempo perdido durante los meses más duros de la pandemia, otra de las razones que han colaborado en esta reducción de la lista de espera es el miedo. «La gente no se quiere operar, les llamas y te dicen que ahora no, que lo dejan para más adelante», reconoce Arzalluz, ante los temores de acabar infectados de coronavirus, aunque los protocolos hospitalarios se han demostrado como seguros para evitar estas complicaciones.

En la actualidad, el Santos Reyes tiene la mitad de su capacidad de camas ocupadas, un total de 53 pacientes hospitalizados, de los que solo nueve lo están en la zona covid. Una situación que ha permitido que se retomen las visitas controladas a los enfermos, que se suspendieron durante el segundo repunte de la infección en Aranda, y que el plan de reescalada se mantenga en la primera fase, sin llegar a activar la segunda que supondría la suspensión de las intervenciones quirúrgicas y las consultas especializadas.