Miranda se abre a renovar la ordenanza de terrazas

Ó.C.
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El Ayuntamiento aclara que la ley fijaría los límites y añade que si la pandemia continúa podría ampliar el permiso temporal de las carpas y el uso de la calzada. Por ambas medidas admiten críticas vecinales

Las carpas son una solución temporal que se ve sobre todo en las calles peatonales. - Foto: Ó.C.

La pandemia ha modificado muchos hábitos. La hostelería representa uno de los sectores a los que el virus ha exigido una mayor transformación, porque el consumo en la calle «ha llegado para quedarse», apuntan sus profesionales. Por este motivo, la asociación Altamira reconoce que «hay que mover ficha», como indica su presidente, Pepe Rey, que plantea la necesidad de modificar una ordenanza de terrazas para renovar las reglas de juego y adecuar las normas a la realidad actual para que haya más cerramientos habilitados. En el Ayuntamiento recogen el guante, aunque el concejal de Seguridad Ciudadana, Pablo Gómez, asume que el cambio de ordenanza precisaría de un estudio previo «y siempre lo haríamos dentro de la ley», zanja.

Los hosteleros recalcan que las carpas durante este invierno y hasta que llegue el calor han servido para salvar, o paliar las pérdidas, de una campaña marcada por la pandemia. La situación actual no la ven como una solución duradera, porque tampoco dejan una imagen atractiva de la ciudad. Por este motivo, Rey afirma que «necesitamos saber qué es lo que vamos a poder montar y no gastar dos veces», sobre todo porque el próximo otoño pueden continuar ciertas limitaciones o el reparo de la gente a los lugares cerrados.

Trabajar con tiempo y perspectiva de futuro «para saber lo que se puede hacer y hasta dónde podemos llegar», centra los esfuerzos de los hosteleros de Miranda con el cambio de ordenanza, en el que también podría incluirse las terrazas en la calzada «aunque tendríamos que pagar». La intención es que una vez se retiren las carpas, estas estructuras no vuelvan a las calles y por eso plantearán modificar los cerramientos, «porque solo queremos lo que se puede hacer en otras ciudades, no pedimos nada raro o que no esté inventado».

El concejal aclara que la posibilidad de cerrar las terrazas ya está recogida en la ordenanza actual, aunque la realidad dice que solo dos bares de Miranda tienen mesas cubiertas con una estructura más o menos fija. Dentro de las normas que rigen la colocación de estos elementos, se recoge la posibilidad de colocar cubiertas estables a tres caras «entendiendo por tal la terraza de veladores compuesta por elementos desmontables, cerrada en su perímetro, dejando abierto su fuerte». Además, la normativa también contempla la posibilidad de tener un cerramientos estable a cuatro caras y cubierta, aunque también con obligación de que pueda retirarse.

«Sé que desde la asociación de hosteleros quieren trasladar  una propuesta de modificación de ordenanza y está abierta a un estudio dentro de la legalidad», afirma Gómez, que espera que la realidad actual «excepcional y puntual», remita.

Otra posibilidad. Modificar la ordenanza supondría un cambio profundo, y conllevaría iniciar un proceso que tampoco podría dilatarse mucho en el tiempo, para que fuese efectivo antes de los meses de octubre o noviembre. En cualquier caso, en el Ayuntamiento contemplan una posibilidad más rápida, aunque tampoco dejaría de ser temporal: prorrogar el permiso para colocar las carpas y el uso de las zonas de aparcamientos, más allá del próximo noviembre
Gómez asume que la hostelería fue uno de los sectores más castigados y por eso el Ayuntamiento accedió a estos permisos especiales para que los bares amortiguaran los efectos de la covid. De hecho, habilitar las zonas de aparcamientos se hizo con el informe en contra de la Policía Local «lo que muestra la voluntad política del equipo de gobierno a la hora de ayudar al sector».

Por lo tanto, la posibilidad de prórroga a partir de diciembre de este año está sobre la mesa, «a pesar de que hemos recibido quejas tanto de la pérdida de aparcamientos como con la colocación de determinados elementos», admite Gómez, que reconoce que «en esta situación todos tenemos que arrimar el hombro».