Menús continentales con evoluciones muy caseras

J.Á.G.
-

El restaurante del hotel Corona de Castilla mantiene sus menús del día y de fin de semana, y añade otros especiales que conforman una variada carta para disfrutar de la buena mesa

Menús continentales con evoluciones muy caseras - Foto: Luis López Araico

Las fortalezas del hotel Corona de Castilla están en el hospedaje, pero ello no empece para que además ofrezca una buena mesa. De eso se encarga Cecilia Hidalgo, jefa de cocina y su equipo, integrado por Xavier Arias y Nicolina Todorva. La tradición gastronómica burgalesa y la mediterránea se respetan, pero hay margen para la innovación culinaria, siempre manteniendo esa "concepción meditadamente sencilla" combinada con esa creatividad que adornan a algunos de los menús de carta para restauración colectiva, pero también para otra, más particular y dirigida a comensales que acuden ocasionalmente o que se dan cita en banquetes familiares, comidas o cenas de grupo...

De lunes a jueves mantiene el tradicional menú del día en el que se ofertan siempre cuatro primeros ... y otros tantos segundos además de postre -muy caseros-, pan y vino por un precio de 15 euros, IVA incluido. Platos de cuchara, ensaladas, pastas, arroces y otras propuestas de diario entre las que no faltan revueltos, pimientos rellenos de bacalao o morcilla con piquillos... se van turnando para abrir boca. En segundos priman las carnes -filetes, escalopines...- y pescados -bacalao a la plancha, dorada al horno...-, pero también otras sugerencias que tienen que ver con aves y la despensa chacinera, que se va alternando. 

Los viernes, sábados, domingos y festivos ofertan los menús a partir de 20 euros, con propuestas culinarias más especiales y elaboradas en el que entran en juego productos y materias primas más caras. Ensalada de ahumados, cremas o menestras de verduras, lentejas castellanas pueden ser algunas sugerencias. Dorada, bacalaos, entrecot, carrilleras... suman en segundos y si prefieren lechazo asados, el suplemento es de siete euros. Para postres, siempre consultar al maitre.

Donde más hincapié culinario se hace, como hotel que dispone de dos amplios salones -el Rey Arturo tiene capacidad para 250 personas y el comedor de diario para 130-, es en los menús de grupos y ahí tienen una enorme variedad, empezando por los de trabajo, con cinco propuestas que oscilan entre los 22 y los 27 euros, sin IVA. También están los que llevan el nombre del hotel Corona y que están dirigidos a eventos familiares, celebraciones. Son en total nueve y los tiques oscilan entre los 20 y los 28 euros, sin IVA también, y que incluyen vino, aguas minerales, café, copa de cava y chupito. 

En menús especiales, dirigidos esencialmente a banquetes, el abanico de propuestas es amplio y oscila entre los 29 y los 45 euros, sin IVA. En ellos se despliegan entrantes variados y trabajados, mariscos, timbales, ensaladas, ahumados, escabechados, carpachos, hojaldres y pasteles. Como principales no faltan codillos, medallones de ternera, entrecot, bacalao o rodaballo al horno, carrillera de cerdo, delicias de salmón lomos de merluza, escalopines, presa ibérica, doradas, confit de pato, medallones de ternera… En los postres se ofrecen tartas variadas, puding, profiteroles o el queso fresco de Burgos con miel, helados o bocaditos de nata. La bodega no es amplia pero sí tiene una veintena de referencias, básicamente concentradas en caldos ribereños y riojanos por lo que se refiere a tintos y en blanco, trabaja los ruedas, además de cavas. Todos los menús, por cierto, también incluyen además del vino, café, copa de cava y chupito.

No falta, por supuesto, el menú cidiano, típico burgalés, integrado por los clásicos pinchos de chorizo y morcilla, sopa castellana y el obligado lechazo asado, con ensalada y todo ello rematado con un queso fresco de Burgos con miel, que tiene un precio de 36 euros, sin IVA. 

Por cierto, en línea a promocionar la cocina más ancestral tienen intención de rescatar para los fines de semana invernales la olla podrida, con su alubia roja de Ibeas y todos los sacramentos. Cecilia Hidalgo, que lleva 25 años en la cocina, es chilena, pero ha cogido muy bien el toque a este plato, que también forma parte de la gastronomía de su país. Aquí ha aprendido a añadirle el obligado relleno de pan y huevo. La idea es complementar la olla con otros cocidos, entre ellos el madrileño y sus ‘académicos’ vuelcos.