Sin duda alguna, el del viernes no fue el mejor de los estrenos posibles para el Blasgón y Ceres en competición. Desinflado totalmente en la segunda parte del encuentro frente a Torrelavega, el equipo que dirige Alberto Suárez tuvo que hacer frente a dos golpes anímicos bastante duros en el Príncipe de Asturias.

El primero, deportivo, llevó al cuadro ribereño a desaparecer en un segundo tiempo en el que su rival se adueñó del partido para reducir a la mínima expresión a la plantilla local. El segundo y más importante, humano, privó a la familia amarilla para siempre de uno de sus vecinos más destacados en el ámbito deportivo. En este caso, con el fallecimiento en pleno encuentro deF.G.; ex profesor de educación física de uno de los colegios locales y asiduo a los partidos del club del pabellón arandino.

Momentos amargos que, a mayores, redundaron con la comparecencia posterior de Alberto Suárez en rueda de prensa. Lo hizo tras el punto cosechado frente a Torrelavega y con unas palabras de reflexión ante las que detenerse un instante. «Necesitamos aprender a competir porque hay mucho trauma en general». Un discurso, en el que Suárez también quiso remarcar que «tenemos que cambiar el chip, porque hay cosas que no entiendo». Como que «no es posible que en el primer partido de liga y tras empatar con el primero, alguien baje a insultarte». Puntualizaciones tras las que quiso mostrar, no obstante, un «agradecimiento eterno al otro 99% del pabellón», por su apoyo incondicional durante todo el encuentro, pero que deben dar un toque de atención al entorno del club si se quiere seguir creciendo.