El equipo que se encarga del Programa municipal de Apoyo a Familias tuvo que atender el año pasado un incremento del 43% en los casos de violencia filio-parental; es decir, de hijos a padres, según la memoria oficial de 2018. En total, intervinieron con 20 menores, de entre 12 y 17 años (60% varones y 40% mujeres), que en una mayoría de los casos comparten el ser españoles criados en entornos con unos ingresos medios y haber convertido a la madre en víctima de las agresiones, casi siempre físicas y psíquicas.
Los profesionales que atienden este programa consideran que el aumento de casos «no es significativo», porque «tiende a la estabilización». Sobre lo que todavía no disponen de datos concretos es acerca de qué estilos de crianza están generando unas relaciones filioparentales en las que los progenitores se convierten en víctimas de sus vástagos, antes, incluso, de que alcancen la adolescencia. Y de ahí que aprovechen la divulgación de la última memoria del programa para recalcar que «la violencia filio parental puede ocurrir en cualquier familia, de cualquier clase social y modelo educativo».

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