El sector apícola es quizá uno de los menos conocidos del panorama agropecuario, pero seguramente uno de los más importantes. Además de la producción de miel, que en España es de gran calidad, y otros productos como el propoleo, el polen o la cera, las colmenas cumplen un función insustituible en la naturaleza: la polinización. Los enjambres silvestres son cada vez más escasos, por lo que las colmenas de los apicultores tienen un peso enorme en la producción de alimentos.

Según la FAO, las abejas se posan solamente en una especie de flor en cada uno de sus viajes en busca de alimento y en una jornada puede visitar varios miles, esparciendo los gránulos de polen que quedan adheridos a los pequeños pelos que recubren su cuerpo entre todas esas flores, favoreciendo así la fecundación y el crecimiento de frutos y semillas. En muchas ocasiones, por mucha agua, fertilizantes o productos fitosanitarios que se apliquen a un cultivo, la cosecha depende completamente de la labor de los insectos polinizadores, entre los cuales la abeja es el más importante.

Se calcula que las abejas son responsables de la polinización del 80% de los cultivos y el valor de las plantaciones mundiales que dependen directamente del trabajo de estos animalillos es de entre 236.000 y 577.000 millones de dólares anuales, sobre los cuales estos insectos tienen una gran responsabilidad. Y eso por no hablar de que son esenciales para la reproducción de muchas plantas silvestres que son la base de casi todos los ecosistemas.

La sequía tampoco respeta la cosecha de miel - Foto: Patricia GonzálezPero la polinización es solo uno de los servicios que prestan las colmenas. El más inmediato para los apicultores es, sin embargo, la producción de miel, que este año ha caído en picado. El sector apícola de COAG estima una reducción en la cosecha de entre el 40% y el 50% por dos motivos principales: los efectos de la sequía y las bajas en los enjambres provocadas por la depredación del abejaruco.

La menor presencia de insectos por la ausencia de agua, que ha dificultado la reproducción de multitud de especies, ha convertido a las abejas melíferas en el principal alimento de esta ave migratoria. Además, según la organización agraria, las bandadas de abejarucos acuden a cazar abejas a los colmenares próximos y su canto espanta a estos insectos, que se quedan sin salir, en el interior de las colmenas. Este comportamiento es peligroso a finales del verano, añaden, ya que las abejas no salen hasta que los abejarucos desaparecen, perdiendo las mejores horas de pecoreo (el campeo de estos insectos en busca de alimento), lo que disminuye la cría y, por tanto, merma la población que ha de invernar.

Por comunidades autónomas, destacan las pérdidas en los colmenares de Andalucía, Región de Murcia y Comunidad Valenciana, en las que se estiman una reducción por encima del 50% de la cosecha de miel. Aunque también regiones como Castilla y León, Castilla-La Mancha o La Rioja sufrirán importantes mermas en la producción de este año.

La sequía tampoco respeta la cosecha de miel - Foto: Reyes MartínezA este problema se une el de las importaciones, que esta campaña están creciendo sensiblemente. COAG detalla que entre enero y junio de 2022 los operadores españoles adquirieron un total de 20.243 toneladas de miel (4.221 toneladas más que en el mismo periodo del año pasado). El nivel de compras de miel durante este primer semestre se situó en niveles muy superiores a los de primeros semestres de años anteriores: nunca se había importado tanta miel en España durante un primer semestre como este año.

Las empresas españolas vuelven a elegir China y Portugal como principales países abastecedores de miel en 2022. Durante el primer semestre de este año, los compradores de nuestro país compraron a operadores chinos un total de 4.851 toneladas de miel a un precio medio de 1'42 euros por kilo y a operadores portugueses 3.642 toneladas a un precio medio de 2'08 euros el kilo.

Además, continúa la triangulación de miel barata, sobre todo a través de Portugal, Alemania e Italia. El caso de Italia es ilustrativo durante el 2022: se importaron 999 toneladas de miel en el primer semestre del año a un precio medio de entrada de tan solo 1'86 euros, mientras que en años anteriores este país solía colocar en nuestros mercados alrededor de 150 toneladas de miel a precios medios que rondaban los cinco euros, tres veces más.

La sequía tampoco respeta la cosecha de miel - Foto: Reyes MartínezDesde COAG sostienen que, si se paga la miel a 1,86 euros, a día de hoy solo hay una procedencia posible: China. La miel italiana es similar a la española y los costes de producción son parecidos, por lo que los cinco euros por kilo es un precio más acorde a la realidad. Además, el aumento del volumen de un año a otro (casi siete veces más) también hace levantar sospechas. La organización agraria achaca esta realidad a que la disminución de poder adquisitivo en los compradores ha provocado que se decanten más por las marcas blancas, que son las que, lógicamente, emplean miel china en mayor proporción.

Ante este panorama, COAG reclama a las comunidades autónomas una ayuda específica para los apicultores que sirva para amortiguar el brutal impacto de la subida de costes en la actividad y las importantes pérdidas por la extrema sequía y la incidencia del abejaruco. Esta ayuda se podría articular a través de los Programas de Desarrollo Rural (PDR) regionales, tal y como ya ha anunciado el Gobierno de

Castilla-La Mancha.

Castilla-La Mancha. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Castilla-La Mancha ha denunciado también en fechas recientes la mala campaña que atraviesan los apicultores de esta comunidad. Abundan en que la sequía y la consecuente falta de floración, entre otros factores, han complicado mucho el año. UPA, la Asociación de Apicultores de Albacete (ASAPA) y la Asociación de Apicultores de Cuenca se han reunido con el consejero de Desarrollo Sostenible de la comunidad para contemplar vías de trabajo y colaboración debido a la importancia que tiene el sector en la biodiversidad y el medio ambiente. Además de hablar sobre la ayuda a los vehículos profesionales, básicos para los apicultores, se ha empezado a trabajar en líneas de colaboración para estudiar y atajar los daños del abejaruco.

Los apicultores de Castilla-La Mancha disponían, hasta esta campaña, de una ayuda de apoyo a la adquisición de vehículos, considerada fundamental debido a que las furgonetas y camiones son herramientas primordiales en el día a día de los apicultores profesionales. Debido a que esta línea de ayudas no se recoge en la nueva orden, UPA Castilla-La Mancha, la ASAPA, y la Asociación de Apicultores de Cuenca se han reunido con el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, el viceconsejero de Medio Ambiente, Fernando Marchán, y el director general de Medio Natural y Biodiversidad, Félix Romero. En esta reunión se han abordado, asimismo, posibles líneas de trabajo y colaboración conjunta para atajar los daños del abejaruco.

Los apicultores han trasladado al consejero de Desarrollo Sostenible que los vehículos del sector apícola son fundamentales a la hora de proporcionar puntos de agua a los colmenares, de lo cual se benefician tanto las abejas como la fauna silvestre. La flota está anticuada, por lo que la línea de ayudas vendría bien para renovarla, sostienen los profesionales. Los vehículos son una herramienta más de trabajo de los apicultores y las ayudas dentro de la orden de ayudas a las inversiones en tecnologías forestales y en la transformación, movilización y comercialización de productos forestales resultaban un gran apoyo a la inversión y viabilidad, aunque ahora ya no se contemplen, observando otras posibles vías de inversión como el Plan Moves III.

A esto hay que unir que el precio de gasóleo se ha disparado, lo cual ha afectado a los apicultores más que a otros ganaderos, ya que no pueden utilizar gasóleo agrícola para realizar sus labores con las colmenas a pesar de lo precisan tanto o más que otros profesionales del campo.

Durante la reunión también se ha destacado que la apicultura constituye en Castilla-La Mancha una actividad de considerable importancia, tanto por la repercusión económica de la producción de miel y otros productos apícolas como por su papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio ecológico, la conservación y la diversidad de las plantas que dependen de la polinización, contribuyendo a elevar la biodiversidad de los ecosistemas forestales y aprovechando recursos no utilizados por ninguna otra actividad. Esta ha sido otra de las bases para que Consejería y asociaciones valorasen otras líneas de apoyo y trabajo conjunto de cara al futuro.

Asimismo, el propio consejero ha propuesto líneas de colaboración con los apicultores en promoción, mejora de la comercialización y apertura de mercados, así como de aprovechar cursos, actividades y jornadas para dar el máximo de visibilidad al sector, además de para concienciar sobre los beneficios de la apicultura en el medio ambiente y en la biodiversidad. Durante la reunión, se ha puesto de manifiesto que el futuro del sector no solo pasa por comercializar, si no por conectar el producto miel con el servicio ecosistémico de la polinización, y con el apoyo que supone desarrollar esta actividad dentro de la Red Natura 2000 y los Espacios Naturales Protegidos de la región.

Para concluir, desde UPA se ha solicitado a la Consejería de Desarrollo Sostenible colaboración para diseñar proyectos, en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha, los apicultores y entidades privadas, para estudiar cómo está afectando la depredación del abejaruco a la mortandad de las colmenas y realizar estudios colaborativos que puedan prever posibles situaciones futuras, atajar estos ataques y diseñar políticas acordes a esta situación.

El abejaruco, un mal necesario.

El abejaruco es una de las aves más coloridas de España. De España y muchos otros países, pues habita gran parte de Eurasia y el norte de África, donde se reproduce, pasando los inviernos al sur del Sáhara. Sus hábitos alimentarios son, en general, beneficiosos para el hombre, pues captura insectos alados de cierto tamaño como avispas, libélulas o mariposas, cuyas poblaciones ayuda a controlar. El problema lo tienen los apicultores, pues las abejas también forman una parte importante de su dieta (de ahí su nombre común y también el científico, Merops apiaster) y en determinados lugares y circunstancias pueden llegar a ser un problema. Si descubre una zona con colmenas no es extraño que se acostumbre a la comida fácil y un grupo de estas aves (es habitual que críen en colonias de tamaño variable) alimentándose todo el verano en el mismo sitio puede causar importantes daños a la población de abejas. Y el problema no es fácil de solucionar, porque no es tarea fácil proteger a los insectos del ataque de estas aves.