Banda sonora infantil

H.J.
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La llegada de familias y parejas jóvenes al alfoz de Burgos motiva la apertura de recursos como campamentos de verano o guarderías que, además, generan empleo y garantizan el futuro demográfico

Actividades de un campamento infantil en Cardeñajimeno. - Foto: Jesús J. Matías

Llantos, gritos, risas, carreras, golpes, juegos. Cuando en la banda sonora de un pueblo se escucha de fondo el sonido de un colegio o una escuela infantil es siempre una señal de vida, y así ocurre estos días  en Cardeñadijo gracias a su guardería. En septiembre de 2020 el Ayuntamiento de la localidad, situada a escasos 5 kilómetros al sur de la capital, decidió poner en marcha esta dotación municipal de la que actualmente se benefician 10 niños. Fue una manera de aprovechar el edificio de las antiguas escuelas y de responder a la demanda creciente en un pueblo joven al que se habían mudado varias familias y parejas en los meses precedentes.

«Durante la pandemia observamos mucho movimiento de compraventa de viviendas», explica la alcaldesa, Mariela Grijalvo. Durante los meses del confinamiento más duro todos sufrimos el encierro en casa, pero no es lo mismo pasarlo en un piso de ciudad que en una casa con patio o parcela. Así que algunos aprovecharon la salida al mercado de viviendas sueltas o de promociones como la quebrada de la antigua cooperativa Solidel, que por fin de desbloqueó tras haber pasado años parada por la crisis inmobiliaria.

«Todo lo que sea fijar población y aumentarlo está muy bien, y como es un aumento ordenado no nos supone un gasto excesivo. Con los servicios actuales podemos cubrir a estos nuevos vecinos y al estar empadronados también nos beneficiamos, ahora y en el futuro, del reparto de fondos del estado, pues al haber muchas parejas jóvenes tenemos más potencial de crecimiento», añade Grijalvo. 

En los últimos años Cardeñadijo ha ido incrementando su población a un ritmo del 3% anual y está actualmente en torno a los 1.430. La guardería, además, da trabajo a dos mujeres del pueblo, «algo que también es muy importante para fijar población», recuerda la regidora.

En la cercana y de parecido nombre Cardeñajimeno también han notado un incremento reciente del censo. «Hay mucha gente que antes estaba empadronada en Burgos y no aquí, por motivo del colegio o del médico, pero desde que estamos en la Corporación municipal hemos apostado por hacer muchas actividades con las personas empadronadas dándoles prioridad de asistencia a las actividades y también bonificando los precios», relata su alcaldesa, María del Carmen Montes.

Actividades para niños, jóvenes y mayores, como los campamentos de verano que estas semanas tienen en marcha y que también llenan de sonidos infantiles la localidad, incentivan la regularización de la residencia en el pueblo. Quizás lo hagan en un futuro inmediato los viajes culturales, cuando se pueden retomar con normalidad. 

En Villagonzalo Pedernales, otro punto de referencia en el alfoz, sí que notaron en los meses de confinamiento perimetral que subían los empadronamientos y las consultas, pero no de manera intensa y siempre dirigidas a la emisión de un volante para justificar desplazamientos ante la Guardia Civil o la Policía Municipal de la capital. Son motivos más prosaicos pero igualmente efectivos para engrosar el censo, algo que siempre se celebra en cualquier lugar, aunque sea por culpa de una pandemia que deja consecuencias de múltiples tipos.