Historia de una mano en el área

Diego Izco
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Hace solo dos años no había polémica con acciones como la del derbi:se zanjaba mucho de una forma lógica: «Es involuntaria». El VAR (su aplicación, el cambio de criterios, etcétera) ha agitado el avispero

Historia de una mano en el área - Foto: AFP7 vía Europa Press

Aunque las explicaciones parezcan obvias, hay que darlas:siempre hay un ignorante por el que algunas gasolineras incluyen entre las instrucciones de uso en el autoservicio «no introducir el pene en el surtidor». Alguien lo hizo, como el niño que tiró las piedras al avispero en la excursión porque «nadie me dijo que no había que hacerlo». Coloco al mismo nivel del niño y del imbécil de la gasolinera al tipo que decidió cambiar, volver a cambiar, cambiar de nuevo y recambiar el criterio de señalización de las manos dentro del área porque no le parecía suficientemente claro. Leer la norma actual es una inmersión penosa en un jeroglífico que ni los propios árbitros logran explicar. Imagínense los jugadores y los espectadores, pidiendo penaltis como locos por cosas que hace dos años, sin el VAR, habrían quedado en el olvido... como lo de Felipe en el derbi. «Es involuntaria». Punto. Ni una sola sospecha sobre Hernández Hernández, ni una idiotez. Empate justo y limpio. 

 

Messi-Alba

A veces, la más sencilla es la más acertada de las explicaciones:«Si siguen haciéndolo no será tan fácil defenderlo». Se quejaban forofos en Pamplona de la ‘facilidad’ con la que Messi había filtrado el balón hacia Jordi Alba para abrir la lata de un partido complejo. El argentino detiene el tiempo y, hechizados por el embrujo, los rivales no se percatan del arranque fugaz del lateral de Hospitalet (¿Qué excusa pondrá Luis Enrique para no llevarle?). Nadie ha logrado pararlo porque lo que hacen (el ‘timing’ perfecto, la comba y velocidad en el pase, el inicio de la carrera en el momento exacto) es, redoble de tambores, ¡dificilísimo! Por eso sigue funcionando. 

 

De otra liga

En medio del tedio común al campeonato más cicatero en años, de repente sucede un Huesca-Celta y el marcador se va al 3-4. Tal vez Pacheta (recién llegado al Alcoraz) y Coudet son de los pocos técnicos abiertamente ‘locos’ que tenemos en España. Una bendición en tiempos de egoísmo táctico.