Los vándalos destrozan los nuevos bancos de La Quinta

H.J.
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Los vándalos ya han atacado la mayoría de los bancos del tramo nuevo de La Quinta, que fueron instalados cuando salíamos del desconfinamiento. La Policía es el centro de sus ofensivas pintadas

Los vándalos destrozan los nuevos bancos de La Quinta - Foto: Luis López Araico

Siguiendo a su particular instinto, hay un tipo de vándalos que gustan de dejar su huella en el mobiliario urbano. Como el animal que marca el territorio con sus excreciones, cogen un espray y se dedican a pintar lo que es de todos estropeando su estética original, sin ninguna calidad artística ni mérito que los avale. No merecen ni llamarse grafiteros y suelen ser los primeros en actuar ante cualquier novedad.

Su última y llamativa víctima han sido los bancos del nuevo paseo de la Quinta, el tramo pavimentado que discurre entre el viaducto de la BU-11 y Capiscol. Allí el Ayuntamiento de Burgos ha acometido una remodelación con un coste de casi 2 millones de euros que se terminó justo cuando pudimos empezar a salir a pasear libremente tras el desconfinamiento.

Entonces quedaron instalados unos bancos modernos, de estética rompedora para lo que se acostumbraba en Burgos, pensados incluso para reclinarse sobre ellos. Pero no han durado ni cuatro meses enteros sin manchar. Una gran mayoría de ellos ya está pintada, algunos con ataques directos a la Policía, escritos en español y en inglés como si sus autores quisieran comunicarse con los turistas.

Los paseantes de la zona ya se han resignado a que cada semana esas pintadas vayan proliferando con más extensión, tal y como sucede en muchas otras zonas de la ciudad, pero el tono de algunas de ellas sobrepasa su nivel de tolerancia. Lucía Pérez, una vecina de 84 años y caminante habitual del entorno, dice que «es una vergüenza que unos bancos tan majos ya estén así, de esta forma que da pena verlos. Y todo por culpa de unos cafres que hacen de las suyas y no respetan nada».

No solo los bancos sirven como lienzo para los desaprensivos que no siguen las normas más básicas de convivencia. También el nuevo pavimento, un asfalto continuo similar al de las aceras del bulevar del ferrocarril, ha quedado afeado por pintadas y mensajes que superan el mal gusto.

Con todo ello, el Ayuntamiento tendrá que gastarse periódicamente más dinero público en limpiarlo, porque es evidente que sus esfuerzos de nada servirán si de vez en cuando los vándalos vuelven a actuar como pasa en tantos lugares de la ciudad.

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