Hallan muros y calefacción de la villa romana de Huérmeces

P.C.P.
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Una pequeña cata permite a los investigadores sacar a la luz una zona de confluencia entre el interior de la casa y un patio, y afianza la hipótesis de que hubo varias fases constructivas

Hallan muros y calefacción de la villa romana de Huérmeces - Foto: Jesús J. Matías

Cualquiera que se plantee habilitar una vivienda en Burgos, debe pensar en cómo calentar la casa. Esta frase vale para cualquier época del año, da igual cuando se lea. Y también para cualquier siglo.El fuego, la gloria y la caldera con cualquiera de sus variantes se han sucedido a lo largo de la historia de la humanidad y sobrevivido a varios imperios. Por eso no es extraño que uno de los primeros hallazgos que ha salido a la luz en la villa romana de Huérmeces haya sido la base del hipocausto, un sistema que se tiene por precedente del suelo radiante en aquella civilización.

También se han encontrado en esta primera miniexcavación de 20 metros cuadrados algunos muros que afianzan la hipótesis de que dentro del complejo existieron «varias fases» constructivas, con una villa original sobre la que se levantó otra en época posterior (imperial), ya que hay muros cortados por otros y edificados a diferentes cotas.También han aparecido fragmentos de cerámica sigilata, la habitual en la época romana, y pequeños elementos de metal, como clavos, sin más valor que el de ayudar a documentar el yacimiento de Huérmeces.

Completamente rodeados de girasoles, a un lado de la carretera que cruza el Valle de Santibáñez, ha trabajado durante 15 días el equipo de 4 investigadores pertenecientes a las universidad de Burgos y Cantabria, codirigido por Cristina Vega, Eduardo Carmona, Carolina Cortes y Adrián García Rojo. Junto a este último, han estado sobre el terreno Eduardo Arancón, Alberto Berzosa y Gonzalo de Pedro, gracias a la subvención del Ayuntamiento de Huérmeces y de la Diputación Provincial de Burgos.

En el caso de esta villa romana, se trata únicamente de una primera aproximación a lo que pudo ser un complejo «muy interesante», con casi una hectárea de extensión,  del que se tiene constancia desde finales de los años 40 gracias a un monje de Santo Domingo de Silos, Saturio González Salas, que tras la Guerra Civil ocupó el cargo de comisario provincial de Excavaciones Arqueológicas de la provincia. Este humanista «documentó el lugar y le dio una primera interpretación como villa por la cantidad de material hallado en superficie», explica Adrián García. Las prospecciones posteriores de Abásolo y Ruiz Vélez y, sobre todo la fotografía aérea de Juan Félix Conde -investigador del CSIC- confirmaron las observaciones del religioso de Castrillo de la Reina.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)