"El IMC debería definir la política cultural y no lo hace"

R. Pérez Barredo
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Juan Carlos Pérez Manrique , director de las bibliotecas municipales durante décadas y gerente del Instituto Municipal, se jubila este viernes. En este artículo reflexiona sobre la conveniencia de reenfocar el Instituto Municipal de Cultura

"El IMC debería definir la política cultural y no lo hace" - Foto: Alberto Rodrigo

"Me daba vértigo quedarme y me dar vértigo marchar", musita Juan Carlos Pérez Manrique en el silencio de la Biblioteca Gonzalo de Berceo, la primera de una envidiable red de bibliotecas que para sí quisiera muchas ciudades de este país. Que esta entrevista se lleve a cabo aquí tiene por ello todo el sentido: es su 'casa', la primera, y acaso la más especial. Pudo jubilarse hace tres años tras haber sido el director de las bibliotecas municipales durante décadas, pero aceptó el desafío de ponerse al frente de la Gerencia del Instituto Municipal de Cultura, experiencia que ha terminado por minar sus fuerzas y su moral. Es Pérez Manriqueun apasionado del servicio público, de la democratización de la cultura; es, también, un hombre sereno, reflexivo y bueno. Está viviendo días especiales. Después de toda una vida y tras 41 años de trabajo, el viernes cerrará para siempre la puerta de su despacho, que siempre estuvo abierta, como la casa y el corazón de Marcos Ana, poeta y hombre al que siempre admiró: que pasen los pájaros , los amigos, el sol y el aire.

 

Horas extrañas, de sentimientos encontrados. "Llega un momento, y más aún con las circunstancias tan especiales que estamos viviendo, en que ya tienes ganas de descansar. Me siento agotado. Es la vida", señala casi en un susurro, como si la biblioteca, a esta hora de la tarde vacía, estaba llena de usuarios. Acaso en su mente sea así: no en vano, sus recuerdos más hermosos están asociados a ello: "Entre los momentos más emocionantes que recuerdo están las tardes de los primeros años, con gente que no había visto antes por la biblioteca bajando a retirar libros , la sala infantil llena, la de consulta y hemeroteca también, los pcs con los cd-roms, todos ocupados, colas para retirar audiovisuales ... Todo hervía, era maravilloso ", evoca.

 

No siente nostalgia; si acaso, una suerte de agridulce melancolía. "Me tocaba jubilarme hace tres años, pero decidí seguir. Tenía ilusión. Pero ahora creo que todo necesita un cambio importante, una renovación y un reenfoque de las cosas. Yo ya no tengo la fuerza suficiente para emprender ese reto". En esa pérdida de fuerzas no ha ayudado su cargo de gerente del IMC, donde la labor puramente administrativa se ha impuesto a la cultural contra su voluntad y deseo. "Ha sido muy difícil hablar de cultura, el día a día administrativo, de los expedientes, te come; por la razón que sea o los intereses que sean, el consejo del IMC no actúa como un órgano que defina la política cultural que quiere para la ciudad, sino, en términos futboleros, un VAR administrativo para revisar expedientes que están bajo el control de los técnicos. No le veo el sentido. El debate debiera estar en la política cultural de la ciudad. Lo digo como ciudadano. Hay que cambiar cosas. Siempre he dicho que sería muy importante que funcionaran los consejos asesores. A veces falta circulación de sangre democrática que permite la intervención de todos y que en cultura es vital. En estos tres años no he encontrado la posibilidad de hablar de ello, de concretarlo de alguna manera ".

 

Tampoco la maldita pandemia ha facilitado nada. "Todo se ha complicado sobremanera. Por la actividad que he tenido la suerte de desarrollar siempre he vivido cambios permanentes, con inauguración constante de centros, con proyectos nuevos. Ahora llega un momento de cambio necesario, y eso exige mucha pelea, y muy difícil de afrontar. Si tuviera cuarenta años y me quedaran treinta no lo dudaría. Pero ahora es el momento de otras personas. Estar al frente del IMC ha sido muy distinto a dirigir las bibliotecas. Desde el principio. Ha habido años buenos, años mejores; los últimos han sido muy complicados. Pero no era consciente del gran componente político del IMC, algo que no se vive desde las bibliotecas. Para mí, como trabajador, ha sido un desgaste muy fuerte ".

 

Tener que lidiar en el coso político ha sido lo peor. "Seguramente tenga que ser así. Es un ámbito de debate político. Lo malo es cuando, en lugar de debate, se produce un enfrentamiento. Eso dificulta mucho el trabajo. Es recurrente y doloroso para quienes trabajamos allí que se diga que el IMC funciona muy mal. No sé por qué se ha cogido ese saco de boxeo que sirve de sparring para boxear. No es verdad. El IMC es un órgano dentro de un cuerpo que es el Ayuntamiento. sus peculiaridades, ya lo largo de una serie de años se le han ido residenciando una serie de competencias que no le son propias, para las que no tenía el personal adecuado, y aquello se ha convertido en un equipo al que se le exige jugar a distintos deportes distintos días de la semana. veces que juega mal, evidentemente. Pero el IMC no funciona ni peor ni mejor que los demás departamentos. Tiene los mismos problemas, tal vez aquí agravados por la encomienda de tareas a lo largo de años que estatutariamente no le corresponda sin equilibrar plantilla. Se habla de organismo autónomo y sí, tiene CIF propio, pero nada más. Si se quiere que sea un organismo realmente autónomo debe redefinir sus estatutos y acoplarlos a la realidad ".

 

Nunca comprenderá a Juan Carlos Pérez Manriquepor qué el de la cultura es un ámbito "especialmente áspero a nivel político. Algo se me escapa que no consigo sentido. Me hubiera gustado que el debate fuera de modelo cultural de la ciudad más que de debate administrativo. Y de debate, no de enfrentamiento. Los polticos no basta que sean como la sociedad que les elige, deben ser mejores, porque de alguna manera deben servir de espejo, de faro para los demás. Si entre los que tienen responsabilidades no hay respeto y aflora continuamente la agresión verbal ¿ ¿qué camino se muestra a la sociedad que se representa? ". Creo que hay un desequilibrio entre la repercusión que la cultura tiene mediáticamente y lo que supone verdaderamente en la vida municipal, no sólo presupuestariamente sino desde otros puntos de vista ", señala.

 

¿Maltratan los políticos a la cultura? "He vivido años muy importantes para la cultura básica, que no sé si es la verdaderamente interesa; yo siempre he creído que las cosas surjen por el empuje popular, no la decisión de un político. En los últimos 26 años se han inaugurado cuatro bibliotecas que gestiona el IMC y otras seis que gestiona la Gerencia de Asuntos Sociales en los centros cívicos. Eso es un ejemplo municipal. Creo que pocas ciudades han logrado, en ese período de tiempo, destinar recursos en esa proporción a la lectura pública. Y, sin embargo, cuando se habla de lo mal que funciona el IMC nadie se acuerda de que las bibliotecas son un logro de la sociedad que los políticos han propiciado. Esa es la cultura básica. Por cierto, que nuestras bibliotecas han recibido reconocimientos y premios muy importantes como para estar muy orgullosos ". Lamenta este servidor público que a menudo no se valore la cultura como una pieza esencial de la sociedad." No es necesario explicar lo importante que es una autopista, porque todo el mundo percibe lo bien que se circula, pero sí que hay explicar lo importantes que son las autopistas que te proporciona la cultura hacia tu propia libertad y tu propio conocimiento. Las bibliotecas son laboratorios de democracia, que fomentan la igualdad de oportunidades y que enriquecen la vida de las personas. Haber contribuido a que eso funcionara es una alegría vital enorme ". No es necesario explicar lo importante que es una autopista, porque todo el mundo percibe lo bien que se circula, pero sí que hay explicar lo importantes que son las autopistas que te proporciona la cultura hacia tu propia libertad y tu propio conocimiento. Las bibliotecas son laboratorios de democracia, que fomentan la igualdad de oportunidades y que enriquecen la vida de las personas. Haber contribuido a que eso funcionara es una alegría vital enorme ". No es necesario explicar lo importante que es una autopista, porque todo el mundo percibe lo bien que se circula, pero sí que hay explicar lo importantes que son las autopistas que te proporciona la cultura hacia tu propia libertad y tu propio conocimiento. Las bibliotecas son laboratorios de democracia, que fomentan la igualdad de oportunidades y que enriquecen la vida de las personas. Haber contribuido a que eso funcionara es una alegría vital enorme ".

Admite haber sido infinitamente más feliz en las bibliotecas que en la gerencia del IMC. "La biblioteca ha sido más mi casa, y los compañeros de ella más cercanos para mí porque con ellos es con los que he estado siempre, desde su primer momento, en estos centros. Hemos crecido, sufrido y disfrutado siempre cerca. Y la relación creo que siempre ha sido buena desde una manera de entender la dirección como una responsabilidad para organizarnos lo mejor posible en cada momento atendiendo lo que la sociedad pedía y pide sin olvidar nunca lo que en el Quijote se dice de que en casa del hombre sabio más se disculpa que se reprende ".

 

Se siente especialmente orgulloso de que, junto a un espléndido equipo, se ha desarollado una red de lectura pública muy presente en la ciudad. "Quiero remarcar que, con los aciertos y con los fallos que sea, me voy conforme porque he puesto cuanto he podido sin tener la sensación, la perturbadora sensación, de haber podido sacar más de lo que se ha puesto. Conforme, pese a esa nostalgia que acosa cuando uno repasa y sabe que podía haber sido mejor compañero, mejor jefe, mejor servidor público, mejor en todo. Siempre hay mucho recorrido de mejora en todos los aspectos aunque uno crea que ha puesto todo. A mí el Ayuntamiento me lo ha dado todo. Me ha dado la vida. Pero yo también he dejado la vida ". También ha habido momentos duros, tristes: las pérdidas de compañeros, especialmente. Y alguna amarga sensación de soledad. Juan Carlos PérezManrique recorre los pasillos vacíos de la biblioteca pero sabe que no está solo. Le abrigan los libros que llenan las estanterías; le dan calor y abrazo los recuerdos de toda una vida de entrega a una pasión tan hermosa que nunca tuvo escrita la palabra fin.