Una 'Cuestión de pelotas' en el Liceo

A.S.R.
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La burgalesa Laura García Olalla estrena esta composición satírica, que también interpreta, hoy en el ciclo Off Liceu del teatro barcelonés

Laura García Olalla. - Foto: @Liceu_cat

Las puertas de los grandes teatros parecen cerradas bajo siete llaves cuando los creadores noveles tocan su aldaba. Alguna vez se abren para otear qué se cuece al otro lado de sus vetustas paredes. El programa Off Liceu-Diálogos musicales del Liceo de Barcelona es una de esas ocasiones que pintan calva. Y la burgalesa Laura García Olalla se ha colado, junto a sus colegas Joan Arnau Pàmies y Andreu Gallén, en esta cita que busca conocer lo último de compositores nacionales actuales. Esta cuarta edición se celebra hoy y la artista estrena Cuestión de pelotas, que interpreta junto a la también mezzosoprano Inés Moraleda y la pianista Anna Crexells. 

"Cuestión de pelotas es una obra satírica con canciones que, a partir de la visión de unos niños, relatan cómo el capitalismo convierte a los niños pobres en esclavos y a los ricos, en mercado", resume García Olalla en uno de los escasos huecos en los que no humea su agenda. 

Una pelota hilvana toda la pieza, que arranca de una manera muy grotesca, con un niño enfadado porque no le regalan lo que quiere, y va dando paso a la cara más triste de los pequeños esclavos. Esa evolución hacia la amargura se aprecia igualmente en la risa del público. Cambia el tono, pero la pelota sigue ahí. De hecho, es la única escenografía. El vestuario, del que se ha encargado también la compositora, acentúa el mensaje que trasladan los temas con el juego de colores y frases a lo Mr. Wonderful. 

"Este estreno es súper importante para mí", enfatiza la autora, que dialogará con los asistentes tras la representación. "Esto no pasa cada día. Si el mundo de la interpretación es muy duro, el de la composición es, además de duro, injusto", continúa. ¿Por qué? "Porque hay muchas guerras absurdas, si no comulgas con ciertos discursos se te cierran todas las puertas, por lo menos en Europa. A nivel académico, la música vanguardista lo tiene todo copado y si quieres sacar algo adelante tienes que trabajar de manera totalmente autónoma, algo complicado porque a los músicos hay que pagarlos", se explaya. 

Este estreno es un empujón a su faceta creadora, quizás eclipsada por la interpretativa. Reconoce que a las compositoras aún se les escatiman oportunidades y se les roba visibilidad, aunque advierte que últimamente se está produciendo una discriminación positiva. "A la gente no le cuadra que una cantante sea también compositora, que tenga un perfil intelectual. Les parece rarísimo. Sigue habiendo muchos prejuicios", resalta y desmiente que sean pocas las compositoras. Otra cosa, dice, es que históricamente hayan estado en la sombra. He ahí Clara Schumann o Fanny Mendelssohn.

"Antes existía una censura de género, ahora no y están tomando forma nuevas visiones. Puede ser bonito", aventura esta joven del 82 que forma parte de esa generación llamada a ser protagonista de ese cambio.

Hacia esa meta se encaminan sus pasos, de momento, acertados. "Sí tengo la suerte de que vivo de la interpretación, aunque no hago siempre los bolos que a mí me gustaría, pero ya solo poder decir que vives de cantar hoy en día es una suerte. Trabajo no me falta, casi me sobra", anota y asegura que ayuda mucho contar con una mente abierta y una voz flexible. 

Esa carrera la empezó a construir en Burgos, donde se trasladó cuando era una niña desde Santa Cruz de la Palma. Aquí descubrió que esas cosquillas que le hacía la música iban más allá de un juego. Pasó por el Conservatorio, tocó en la banda, cantó en el Orfeón Burgalés, hizo bodas... y a los 21 años cogió la maleta rumbo a Barcelona, donde completó sus estudios superiores en la Escuela de Música de Cataluña y en la Universidad Autónoma. 

Su proyecto de fin de carrera le valió en 2011 un premio del Injuve (Instituto de la Juventud) en la categoría de Música Clásica. Fue el inicio de uno de sus proyectos, No Chal People, que comparte con el pianista Modesto Lai, con el que sigue creando espectáculos propios que giran a uno y otro lado del Atlántico con un repertorio de música clásica a contemporánea, con microópera y humor. 

Pero su inquietud musical va más allá y participa en producciones de ópera y de otros géneros, se sigue formando, imparte clases de canto en una escuela municipal... Lo suyo también es cuestión de pelotas.