"Ojalá hubiera una cofradía con el paso de la Sagrada Cena"

A.G.
-

Entrevista al abad de Semana Santa

El abad de Semana Santa, en la Catedral. - Foto: Valdivielso

Este será el cuarto año que Saturnino López Santidrián (Hontoria de la Cantera, 1946)es la cabeza visible de las celebraciones de la Semana Santa. Este catedrático emérito de Teología Espiritual y de Historia de la Iglesia de la Facultad de Teología, además de archivero auxiliar de la Catedral, asegura que esta celebración se hace en Burgos de manera muy digna y que un pequeño empujón económico «por parte de empresas o familias o fundaciones» sería perfecto para crear nuevas cofradías que ayudarían a que estos días pudieran ser considerados de interés turístico internacional.

 

¿Qué balance hace de su cuatro año como máximo responsable de la Semana Santa?
Pues que vamos aumentando progresivamente en muchos sentidos, por lo que nos sentimos bastante llenos. Por ejemplo, se han puesto en marcha seis procesiones nuevas como la del Silencio, de San Cosme y San Damián, hace dos años, o la infantil, del Amor y la Esperanza, de San Gil. Este año contaremos con otra en la mañana del Jueves Santo, que, de momento, está vinculada al 50 aniversario de la cofradía de la Santa Columna pero tengo la impresión de que se quedará, porque una vez que se pone en marcha una procesión nueva suele ser una experiencia positiva y normalmente quieren continuar.

 

¿Cómo  cree que deben recibir los católicos estos días?
La Semana Santa es el punto principal, el centro de la fe, en el sentido de que lo que se celebra es lo que dice San Pablo, que Dios muere por nosotros para nuestra salvación y resucita para nuestra justificación. Se trata -claro- del hijo de Dios que se entrega para nuestra salvación.

 

¿Qué sentido tiene esta celebración en una sociedad cada vez más alejada de la fe católica?
Más alejada en ciertas cosas... Porque, es curioso, quizás se pierde profundidad pero, por otra parte, hay mayor extensión en cosas de dimensión pública y dimensión social. Cuando yo estaba en el Seminario, la Semana Santa era más reducida, más íntima, más sencilla y ahora ha adquirido grandiosidad, un poco impulsada por el aspecto del turismo. La de Burgos, como se sabe, está reconocida de interés turístico regional y nacional y hay otras que incluso tienen reconocido el interés internacional. ¿Esto es mejor o peor?La Semana Santa socialmente aumenta el número de visitantes en España y crea muchos puestos de trabajo. En Burgos, en concreto, he visto publicado que se esperan mil puestos de trabajo más que en otros periodos del año. En este aspecto social la gente se da cuenta de que hay unos beneficios de tipo económico pero esto tiene su peligro porque es lo menos importante y, a la larga, si no hay en la juventud una visión más profunda, se pierde la celebración.

 

¿Cree que los jóvenes viven la Semana Santa con fervor o le gustaría que se implicaran más?
Los jóvenes que están metidos dentro de las cofradías son bastante conscientes de ello. Y he encontrado muchachos, chicos recién casados que se lo toman muy en serio, no solo el participar como costaleros sino que aprovechan unas horas de silencio y oración y son conscientes y responsables. Ahí encuentro una savia nueva de mayor profundidad. 

 

¿Todos los cofrades son creyentes o les hay que participan por tradición o movidos por un interés de carácter cultural?
La mayoría, sí. Si no, sería imposible. ¿Hasta qué grado llega la profundidad y la conciencia? Eso ya es difícil saberlo... A algunos les preguntas que por qué se han enrolado y te dicen que porque les gusta tocar el tamboril...

 

¿Esta puede constituir una razón válida?
A la larga, hay algo más.

 

¿Cuál debe ser, a su juicio, la actitud de los no creyentes durante estos días?
Bueno, yo admiro la grandeza y la belleza también en otras partes. Si voy a visitar el Taj Majal o una gran mezquita también sé admirar las bellezas que la fe de una forma o de otra crea, pero también la que hay en un gran estadio o en la Torre Eiffel. La belleza siempre tiene algo que nos traslada a lo trascendente e influye en el interior de la persona humana, por ser inteligente, y le interroga sobre su dignidad. Cualquier obra grande, cualquier gesto hermoso siempre nos interroga, por el hecho de ser inteligente.
 

¿Considera que esta sociedad, muy alejada de la moral católica, respeta la Semana Santa? 
Yo haría una distinción: la gente mayor, sí. Hay una zona intermedia, que para mí es, en este sentido, la más ligera y que ha vivido el vacío. Por parte de nuevos cofrades se está recuperando más el sentido de lo que hacen, precisamente porque han tenido que pasar un periodo de cierto libertinaje por así decirlo, de cierta frialdad, que la gente prefería irse a la playa...

 

¿Y cree que esta situación se ha revertido?
No es que se haya revertido de forma generalizada pero los que vuelven, lo hacen en condiciones, con más sentido de lo que van a celebrar. Hay jóvenes -entre 20 y 35 años- que te dicen que ni se van a la playa ni se van a esquiar en estos días.

 

En estos días se rememora el calvario y la muerte de Jesús. ¿Qué cree que aporta la exaltación del sufrimiento?
No se ensalza el sufrimiento sino la liberación. Hay muchos que dicen que los españoles tienen un sentido trágico de la vida pero yo digo que no, que es el país que tiene un sentido más alegre y lúdico de la vida precisamente porque es un país de tendencia católica...

 

 

Pero yo le preguntaba por la forma en la que se pone en valor y se recrea tan minuciosamente -en algunos sitios, de forma muy realista- todo el dolor que sufrió Jesús y la crueldad con la que le trataron...
Al verse en el otro siempre nos vemos en un espejo. En Cristo se ve reflejado todo el drama de las injusticias, las ligerezas, las infidelidades y, precisamente, viendo ese modelo, se ve la historia de todas las injusticias y según nuestra fe, Él lo asume libremente. Es un personaje muy testimoniado en la historia y aunque fuese visto por ojos de un no creyente o de otra fe, siempre será un interrogante sobre el drama de la vida humana.

 

Pero la idea del sufrimiento está muy extendida en la religión católica: ‘Esto es un valle de lágrimas y solo seremos felices una vez pasemos a otra vida’...
El primer contacto con la dimensión religiosa es lo que el Antiguo Testamento llama el recto temor de Dios, pero hay tres etapas clásicas dentro del caminar de la madurez en la fe y el primer paso de conversión, de cambio de mentalidad, es un periodo de purificación, en cierto modo, aborrecer la poca dignidad que uno tiene, el pecado, la infidelidad. Y luego hay un segundo paso, que se llama de la amistad, que es la luz mental para nuestros pensamientos. Esto ya es seguir a Cristo como amigo, con mucha paz;la paz es la marca registrada de la presencia de Cristo, la paz, incluso con sufrimiento.

 

A eso me refiero. Y a que hace no demasiados años durante los días de la Semana Santa no se podía oír música ni bailar ni ir a un bar...
Eso era un ambiente social que puede ayudar...

 

¿Prefiere aquello o le parece bien cómo están ahora las cosas?
Prefiero elegir lo que a mí me convenga y me apetezca...

 

¿Yqué es?

Yo prefiero el silencio. Me gusta una vida familiar pero me agrada leer, escribir, escuchar música...

 

¿Usted está más recogido durante la Semana Santa?
Echo de menos poder estar más recogido. En mi caso, tengo muchas actividades porque también atiendo al monasterio de las madres Salesas y tengo otros compromisos. Recuerdo los tiempos del Seminario, cuando celebrabas la Semana Santa en silencio, escuchando, gustando... Ahora tienes que actuar, ser protagonista.

 

¿Qué les dice a quienes se quejan de que las procesiones de Semana Santa restringen el tráfico, dificultan la movilidad y colapsan la ciudad?
Yo también me encuentro la ciudad cortada muchos domingos y tengo que buscar una alternativa, coger el bulevar en lugar de la calle Vitoria y punto. No lo doy más vueltas porque todo el mundo tiene derecho a tener sus ratos de manifestación, de deporte o de convivencia.

 

¿Existe un buen compromiso por parte de la ciudad hacia la Semana Santa?
Bueno, es aceptable que pudiera mejorar en algunos aspectos. Yo sueño con que alguna vez haya una cofradía nueva con el paso de la Sagrada Cena, que nos falta; que alguien por Gamonal o por lo nuevo del suroeste se animara... Burgos de unos años acá se ha convertido en una ciudad universitaria y en otras ciudades universitarias hay también quien lleva un paso como grupo universitario... Hay detalles que todavía nos pueden faltar en la ciudad.

 

¿Están impulsando estas realidades de alguna manera desde la Iglesia con alguna llamada de atención?
Vamos impulsando pero hay cosas que son muy costosas. El paso de la Sagrada Cena, por la dimensión que tiene y las figuras que hay, es económicamente costoso. Si hubiera empresas o familias o fundaciones en torno a un barrio que dijeran que iban a echar una mano sería perfecto para completar y enriquecer nuestra Semana Santa, que ya es muy digna.

 

¿Le gustaría que tuviera el reconocimiento de interés internacional?
Sí, y creo que con un poco de apoyo económico podríamos dar el paso, es el último paso que hay que conseguir en Burgos. Pero, ojo, al mismo tiempo hay que enriquecerse interiormente, que sea consciente el cofrade del sentido que tiene la Semana Santa, que sepa que cuando procesiona con los pasos y los misterios de Cristo por la calle pues, efectivamente, está haciendo una profesión de fe en el sentido de que tiene que ser una persona interesada por la armonía ciudadana, el reparto de los bienes, la ayuda a los demás y el buen trato a los niños, a los ancianos y a los enfermos. 

 

¿Cómo vendería usted la Semana Santa burgalesa para que alguien viniera a verla antes que a otras de Castilla y León o de Andalucía?
Pues diría que es bastante completa y, al mismo tiempo, sin aglomeraciones excesivas, en la que uno se puede manejar bien en cuestiones de circulación y trasiego por la ciudad y que Burgos es un lugar muy rico en patrimonio, lo que le añade singularidad a estos días. 

 

¿Hay algún elemento de otras semanas santas de España que le gustaría ver aquí replicado?
El cuidado que las diócesis del sur tienen en la preparación cristiana de las cofradías, que se han hecho verdaderas fraternidades. Una cofradía no es simplemente un grupo de tipo pragmático sino un espacio en el que se desarrollan vivencias familiares, humanas y deportivas pero, sobre todo, de reflexión, de preparación cristiana y de profundización del catecismo de adultos. En esto se nos han adelantado las diócesis del sur y han escrito cuadernos y manuales.