Se duplican las muertes por sobredosis de alcohol y drogas

FERNÁN LABAJO
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En 2018 fallecieron 9 personas de manera accidental por consumo abusivo, casi el doble que hace cinco años. Desde el Instituto de Medicina Legal no creen que el aumento sea alarmante

Se duplican las muertes por sobredosis de alcohol y drogas - Foto: SARA VILLAFÁFILA

Cuando hablamos de sobredosis o muertes accidentales por consumos abusivos de drogas parece que lo hacemos de épocas lejanas. En cierta manera, las campañas de concienciación han logrado reducir considerablemente las tragedias que se producían en muchas casas, sobre todo en los años 80 y principios de los 90, por esta problemática. Sin embargo, no está completamente erradicada, ni mucho menos. De hecho, según muestra la memoria del Instituto de Medicina Legal de Burgos, aunque las cifras se mantienen en unos niveles muy bajos, en los últimos cinco años se ha producido un notable incremento, llegando incluso a duplicarse los fallecimientos, no solo por la ingesta incontrolada de estupefacientes, sino también de alcohol, donde la tendencia del último año es algo más inquietante.

Así, en 2018 se produjeron cinco muertes accidentales por abuso de drogas y cuatro por alcohol. Aunque pueden parecer números insignificantes, la realidad es que se confirma un incremento que comenzó el ejercicio anterior y que consolida una tendencia de aumento en el último lustro, que engloba un total de 24 fallecimientos por sobredosis. Este pico es el más acentuado de la última década. A pesar de todo, el jefe de Patología del Instituto de Medicina Legal, Joaquín González, se muestra prudente a la hora de analizar este crecimiento: «No son variaciones suficientes para hablar, por ejemplo, de un mayor abuso. Hay que reseñar, en este sentido, que los casos de muertes accidentales por consumo de sustancias se mantienen en niveles de otros años».

Sí inquieta algo más el aumento que se ha producido este año en fallecimientos por ingesta abusiva de alcohol. Normalmente, cada año se encontraban un caso o, incluso, ninguno, y en 2018 hubo cuatro. Esto demuestra las terribles consecuencias que puede causar un consumo excesivo y fortalece la postura de que, aunque produce un deterioro más paulatino de salud, las bebidas alcohólicas deben considerarse también como una droga. «Sí es algo más sorprendente las muertes por etanol, pero insisto que son ciclos estadísticos que para considerarlos alarmantes habría que verlos repetidos durante muchos años en el tiempo, no solo dos o tres años», reitera González  antes de concluir que «no se puede afirmar con rotundidad que el patrón de consumo se haya disparado mucho».

El perfil de las muertes accidentales por abuso de alcohol y drogas es el de un hombre de mediana edad, aunque también hay casos de mujeres. Llama la atención que la media de edad de los fallecidos no supera los 45 años, algo que avala la percepción de muchas asociaciones de que la iniciación en bebidas de graduación y sustancias cada vez es más temprana. En este sentido, la directora de servicios generales de Proyecto Hombre, Almudena Abajo, advierte de que «el perfil joven va a más y eso es lo preocupante» a su juicio.

Hace años, por ejemplo, el alcohólico «era un hombre de unos 60 años en adelante, que llevaba bebiendo toda su vida socialmente desde por la mañana hasta por la noche. Este tipo de consumidor comenzaba a tener problemas de salud a partir de los 50, como cirrosis hepáticas, pero venían con edades avanzadas», explica Abajo. Ahora, a los centros de atención para personas adictas llegan personas de unos 25-30 años con dependencia. Eso no era lo común hace una década y ahora cada vez es más frecuente», alerta.

Aunque no entra a valorar los datos de la memoria forense, la directora de servicios generales de  Proyecto Hombre sí recuerda que «hay muchos casos de ictus, infartos y otras consecuencias sanitarias importantes por consumo de sustancias». Por ello, alerta de que «cuanto antes se empiece a jugar con todo eso, más fácil es darle continuidad y puede normalizarse con los años», lo que obliga a extremar la prevención.

Aumento de estudios

La memoria forense del Instituto de Medicina Legal de Burgos también muestra un incremento en otros estudios toxicológicos, tanto en cadáveres, con un total de 157 casos en la provincia, como en sujetos vivos a petición de juzgados. En cuanto a esta última estadística, en 2018 se realizaron un total de 92 análisis con muestras de cabello, orina y sangre, lo que suman 14 más que el ejercicio anterior. En la mayoría de los casos, éstos suelen ser «solicitados por los abogados defensores para demostrar un consumo y utilizarlo para una rebaja de la condena», apunta Joaquín González.

Esta misma función cumplen los reconocimientos de psiquiatría forense por imputabilidad, dentro de los cuales se encuentran los estudios de toxicomanía, y que también han registrado un aumento en 2018, pasando de 54 a 71. En este caso, también sirven como atenuantes en caso de condena por la comisión de un delito penal. Es decir, son solicitudes que suelen hacerse por jueces, fiscales o abogados para demostrar que una persona que, por ejemplo, ha robado en una tienda, estaba bajo la influencia de sustancias o en un momento de síndrome de abstinencia.