La escritura, regalo del cáncer

G.G.U.
-

A Rebeca Pino le diagnosticaron un «tumor oculto» en octubre de 2017 y admite que lo encajó mal. Su desahogo fue un cuaderno en el que escribía a diario y que ahora ha convertido en el libro 'Te vencí'

La escritura, regalo del cáncer - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Rebeca Pino tiene una doble mastectomía y hace un par de meses que le han extirpado los ovarios y las trompas de falopio. Recibió seis meses de quimioterapia y otro de radioterapia. Y ahora, casi un año después, sigue sin saber dónde estaba el tumor. No se lo han podido extirpar porque nadie lo ha encontrado. Pero ella ha superado un cáncer de mama y, a pesar de la creciente corriente de expertos que piden no referirse a esta enfermedad en términos bélicos, Pino sí lo considera su enemigo. Y es consciente de que ella ha ganado la última batalla, pero sabe que sobre la guerra no se puede cantar victoria. Así que cuando terminó de escribir el libro que le sirvió de desahogo durante el tratamiento, supo que el titular tenía que ser Te vencí

«Hay mucha gente que no sale del cáncer y que le habrá puesto tantas ganas como yo, o más. Pero cuando me dieron el último resultado y me dijeron ‘estás limpia’, lo primero que pensé fue ‘te vencí’», explica esta burgalesa de 37 años y madre de dos niñas, que llevaba casi una década con la incertidumbre de cuándo desarrollaría un cáncer. Porque ella es una de esas afectadas en las que la enfermedad tiene un componente genético: mató a sus cuatro tíos maternos y hace cinco años que su madre sobrevivió a uno de mama. «Nos hicieron la prueba genética y de mis siete hermanos, cuatro dimos positivo», explica, detallando que tienen la mutación BRCA1, que en las mujeres conlleva más riesgo de cáncer en ovarios y pecho. 

Así que ahí empezaron las revisiones cada seis meses. «Se lleva fatal. Siempre vas pensando en que te van a decir algo». Y así fue. En octubre de 2017, tras la mamografía de control, el radiólogo vio un ganglio «cabreado». Le hicieron una biopsia y comprobaron que tenía células malignas. Es decir, que Pino tenía cáncer, pero no se sabía donde. Ytras múltiples pruebas, se concluyó que lo más probable era que estuviera en el pecho.

Sobre la mesa pusieron entonces su cronograma: 16 sesiones de quimioterapia, doble mastectomía y otras 25 sesiones de radioterapia. «La quimio no la llevé mal físicamente, pero psicológicamente sí. Perdí el pelo, las cejas, las pestañas... Una uña del pie aún no me ha salido. Así que llegué destrozada al quirófano: iba a entrar con tetas y a salir sin ellas», explica, para contextualizar por qué decidió comprar un cuaderno en el que poner por escrito las preocupaciones que no quería trasladar a su familia y la rabia. «Hay muchas palabrotas, pero no las quise quitar, porque así me sentía yo», señala.

A medida que avanzaba el tratamiento, pensó que podía publicarlo y toda su familia la animó. Se lo envió a la editorial Letrame, que la pasada Nochevieja corroboró su interés. De momento, han editado 300 copias que costarán 12 euros y que enseguida empezarán a distribuirse. Antes, el 10 y el 11 de abril, Pino presentará el libro en el colegio Claudio Sánchez Albornoz, ante padres y escolares. «Lo bueno de todo esto es que ahora soy mucho menos indecisa y no planifico: mi horizonte temporal es la próxima revisión. Y que me he dado cuenta de que quiero seguir escribiendo», cuenta, matizando que Te vencí acaba con la extirpación de los ovarios; un paso que le costó dar para evitar la menopausia y al que solo accedió para minimizar riesgos.

Pero, para ella, este proceso vital no ha terminado: está pendiente de la reconstrucción mamaria, que devolverá a su físico el aspecto que tenía antes de empezar con el tratamiento. «He aceptado lo que ha pasado y soy capaz de mirarme al espejo sin derrumbarme, pero yo quiero tener pecho», concluye, especificando que esa parte, la recuperación completa, quedará para su próximo libro.