Peligros y sinrazón de una norma en solfa

H.J.
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La entrada en vigor de la Ordenanza de Movilidad genera no solo situaciones arriesgadas sino también irracionales para las bicicletas y patinetes, condenadas a ir por la calzada en todas las calles donde no exista carril bici

Peligros y sinrazón de una norma en solfa - Foto: Valdivielso

Hace años que era necesario regular la circulación de bicis y patinetes por la ciudad. Todo el mundo sabía que pronto el Ayuntamiento tomaría cartas en el asunto ante los problemas de convivencia (que alegaban sobre todo los peatones) y ante el creciente uso de alternativas al coche. Pocos, sin embargo, esperaban que la entrada en vigor de la nueva Ordenanza de Movilidad fuera tan polémica, confusa y desincentivadora del uso de medios de transporte que no sean el autobús o el caminar.

La normativa, en lo que atañe a bicicletas y vehículos de movilidad personal (VMP, que mayoritariamente son los patinetes), consiste básicamente en expulsarlos de todas las aceras de la ciudad y de casi todas las calles peatonales, salvo las establecidas como "áreas de tráfico restringido". Así, se obliga a sus usuarios a circular bien por los carriles bici o bien por la calzada, y todo ello sin que la ciudad haya implantado previamente medidas de pacificación del tráfico o para el cosido de una red ciclista que sigue teniendo importantes deficiencias de trazado en muchas de las principales calles y avenidas. Por eso, quienes no cuentan con la protección de una carrocería se imaginan a sí mismos entre la selva motorizada y tiemblan solo de pensarlo.

Ante las múltiples dudas y el revuelo generado en torno a la aplicación práctica de la Ordenanza, que ha generado un verdadero incendio en la calle y en las redes sociales, el Ayuntamiento ha anunciado un periodo de gracia de un mes durante el cual la Policía Local informará pero no multará. Sin embargo, esta medida pedagógica no podrá acabar ni con las situaciones verdaderamente peligrosas a las que se arriesgan los ciclistas que vayan siempre por la calzada ni con las conclusiones sorprendentes, rozando lo absurdo, que se obtienen de la aplicación a rajatabla de la nueva normativa. 

Aquí repasamos algunas de ellas con la colaboración de Burgos con Bici y la Asociación de VMP.

 

PELIGROS DESTACADOS

1. Recorrer la calle Vitoria.

La principal vía de comunicación de la ciudad no tiene ni un solo metro de carril bici y en todo su recorrido tiene varios carriles por sentido (aunque sea solo de bajada a partir de la avenida de Cantabria), por lo que una bicicleta debe lidiar constantemente con coches que circulan a 50 kilómetros por hora o superan ampliamente esta velocidad.

2. Cruzar la plaza del Rey.
Hasta seis vías de alta capacidad confluyen en el principal nudo viario de la ciudad, en cuyos alrededores tampoco existe un carril bici ni franjas de tráfico pacificado. Atravesarlo en bicicleta o en patinete puede resultar una verdadera odisea si el conductor no es muy experimentado, de noche o en un día de lluvia.

3. Girar en la glorieta Jorge Luis Borges.

El conocido como "parque de las avenidas" es otro punto negro para cualquiera que quiera realizar un giro en él en un vehículo de movilidad personal. Allí muere el carril bici que asciende por la avenida de Cantabria, por lo que la calzada se convierte en la única solución para seguir hacia el norte, la avenida del Cid o Pozanos. A su gran tamaño se suma el hecho de estar en cuesta, lo que añade dificultad para la bici o el patinete.

4. Circular por la calle Madrid.

Otra de las vías claves de la ciudad que no cuenta con un espacio segregado para quienes no quieran recorrer la ciudad motorizados. De hecho, desde la orilla del Arlanzón  hasta el bulevar del ferrocarril la zona sur no dispone de carril bici. La mayor parte de su trazado consiste en vías estrechas y se circula a poca velocidad, pero en la calle Madrid hay varios carriles y muchos tienden a correr más de la cuenta, tanto antes como después de la plaza de San Agustín.

 

MEDIDAS DESCONCERTANTES

1. Solo niños por la acera, y solo en bicicleta.

Los menores de 11 años pueden circular montados en su bicicleta por la acera, pero sucederá que si van acompañados de un adulto éste tendrá que bajarse y acompañarle caminando, algo que no siempre resultará sencillo dada la velocidad que se puede alcanzar fácilmente pedaleando. Los patinetes, sin embargo, tienen prohibido su uso en la acera sea cual sea la edad del conductor.

2. Los patinetes no suben al bus, las bicis plegadas sí.

La normativa recientemente aprobada especifica que ningún VMP podrá subirse a bordo del autobús urbano, así como tampoco "scooters eléctricos de 4 ruedas o similares". Sin embargo, y aunque aparentemente son de mayor tamaño, sí que permite cargar con bicicletas plegadas y la ordenanza añade que "será posible el transporte de bicicletas en aquellos autobuses diseñados a tal efecto".

3. Los VMP se quedan (por ahora) sin sitio donde estacionar.

El texto legal aprobado en el Pleno del 20 de diciembre recoge literalmente que los VMP no pueden dejarse ni en los aparcabicis ni atados al mobiliario urbano. Añade que "los VMP podrán estacionarse en los espacios reservados y debidamente señalizados para ellos" pero esto, en la práctica, deja a los patinetes sin un solo lugar donde estacionar de forma legal puesto que todavía no hay ninguna localización en la ciudad preparada para este fin. En teoría, en un futuro las habrá.

4. Confusión en Marceliano Santamaría o la acera de Pentasa.

El Paseo Marceliano Santamaría, pegado al río a lo largo del Espolón, teóricamente sigue siendo válido para los ciclistas aunque no figura en el mapa de zonas de tráfico restringido. Tampoco se menciona en el Decreto de Alcaldía que las regula, al contrario que el Paseo de Atapuerca que sí viene recogido expresamente y que también consiste en una estrecha franja pintada sobre una zona peatonal. Algo similar ocurre con la "acera bici" que recorre el lateral de Pentasa, en Juan Ramón Jiménez.