El Ayuntamiento de Quintanar de la Sierra convive con un problema de vertido de purines desde hace 15 años y necesita que otras administraciones se impliquen en su lucha, según expuso ayer la alcaldesa al subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente.

Montserrat Ibáñez asegura que el Seprona de la Guardia Civil ha acudido en numerosas ocasiones a la localidad para tomar muestras del supuesto comportamiento de los responsables de una granja porcina, la última el pasado 2 de enero, cuando los purines acabaron en el río Zumel, un afluente del Arlanza. De esas actuaciones, la Benemérita da parte al Servicio Territorial de Medio Ambiente y a la Confederación Hidrográfica del Duero, si bien desde el Ayuntamiento serrano no tienen constancia de que ninguna de ellas haya acabado en sanción. Tampoco han prosperado en los tribunales.

La alcaldesa agradece al subdelegado que se haya comprometido a «coordinar» los pasos de todas las administraciones, dependan o no del Estado, para poner fin a un problema que genera «inquietud» entre los vecinos de Quintanar.

Aguas arriba de Castrovido. Por otro lado, Ibáñez y De la Fuente abordaron también los retrasos en la construcción o ampliación de las depuradoras para las localidades de la cuenca del Arlanza que se encuentran aguas arriba de la presa de Castrovido: Regumiel de la Sierra, Quintanar de la Sierra, Canicosa de la Sierra, Vilviestre del Pinar, Palacios de la Sierra, Monasterio de la Sierra, Hacinas, Castrillo de la Reina y el núcleo urbano de Castrovido, que pertenece a Salas de los Infantes, una exigencia contenida en la declaración de impacto ambiental del embalse y que, como este, se demora. En noviembre de 2019 se adjudicó a Esteyco la asistencia técnica para la redacción de proyectos, con un plazo de 12 meses, que ya ha concluido.