Un circuito para bicis con mucho margen de mejora

FERNÁN LABAJO
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DB recorre con Burgos con Bici las nuevas ciclocalles y ciclocarriles para testar su funcionamiento; aún hay recelo a bajarse a la calzada porque se siente inseguridad. La adaptación de todos será un largo camino

Un circuito para bicis con mucho margen de mejora - Foto: Jesús J. Matías

Son aproximadamente las seis y media de la tarde del martes 7 de julio y el tráfico en la ciudad comienza a ser denso. Para un ciclista, convivir en la calzada con turismos, furgonetas y camiones sigue siendo una cuestión de valentía, a pesar de que el Ayuntamiento haya habilitado calles y ciclocarriles para generar más seguridad. Pedro Mediavilla, portavoz de la asociación Burgos con bici, nos guía en este nuevo circuito dispuesto por varias zonas de la ciudad, especialmente del centro. Cogemos su rueda para vivir en primera persona lo que se siente al circular por esta jungla de asfalto a la que aún le falta, y a las pruebas nos remitimos, cierta pedagogía.

Iniciamos el camino en la calle San Pablo, donde una señal vertical en la esquina con Progreso y pintura blanca en el suelo le da al ciclista la prioridad y al vehículo le limita la velocidad hasta los 30 kilómetros por hora. «Es aconsejable ir por el centro por una cuestión de seguridad. Pegado a la derecha corres el riesgo de que alguien abra la puerta y tengas un accidente. Los coches tienen que guardar una distancia», expone Mediavilla mientras una furgoneta nos sigue peligrosamente de cerca antes de llegar al semáforo que hay frente al edificio de Correos».

Mientras esperamos en el puente de San Pablo, vemos que la pintura que señaliza los ciclocarriles ha perdido intensidad a causa del desgaste. Nuestra travesía por la calle Santander y los primeros números de la avenida del Cid transcurre tranquila hasta llegar a la altura del colegio de La Salle, donde percibimos uno de los principales hándicaps de las ciclocalles: la doble fila. «Es demasiado habitual en ciertos horarios y no está habiendo control por parte de la Policía Local. Cambiar de carril es peligroso porque algunos coches vienen deprisa», apunta el portavoz de Burgos con Bici. 

La velocidad de los vehículos es otra de las dificultades a las que se enfrentan los ciclistas que se atreven a ir por la calzada. En las grandes avenidas, algunos alcanzan incluso los 80 kilómetros por hora. La situación se complica aún más en la indefinición de las rotondas. La de Jorge Luis Borges se lleva la palma, pero el cruce de carriles de otras como la de la plaza de España también genera cierta indefensión para la más débil, que es la bicicleta. 

En la avenida del Arlanzón vemos dos invasiones de las áreas de espera avanzada que hay en los semáforos. Esta es una de las conductas más habitual durante los primeros días, aunque Pedro Mediavilla reconoce que cada vez los conductores lo van interiorizando más y hay un mayor respeto. Tal vez falte, como puntualiza, una «campaña informativa para explicar a la gente el uso y la nueva señalización». 

Concluye que las ciclocalles son una buena solución porque no hay más espacio, pero los ciclocarriles deberían ser «una solución transitoria» hacia auténticos carriles bici habilitados en la calzada. 

1. Señales que empiezan a estar desgastadas.

A pesar de que el Ayuntamiento terminó de pintar hace un par de semanas, algunas señales ya han comenzado a deteriorarse y borrarse, lo que puede suponer que algunos vehículos ‘olviden’ por donde están circulando.

2. Invasiones de las áreas de espera.

Una de las conductas más habituales de los coches en estos primeros días es la invasión de las áreas de espera avanzada de los semáforos. La Policía Local ya ha comenzado a multar. 

3. Velocidad excesiva. 

En las grandes avenidas, como la calle Vitoria, algunos conductores pisan demasiado el acelerador y generan peligro.

4. El riesgo en las rotondas.

Los ciclocarriles se difuminan en las glorietas y se genera en los ciclistas cierta inseguridad. La de Jorge Luis Borges es una de las más complicadas de la ciudad. 

5. La doble fila dificulta adelantar.

En ciertas avenidas y en horas punta la doble fila es demasiado habitual. Cambiar de carril para adelantar pone en riesgo al usuario de bicicleta.

6. Falta una campaña informativa. 

La asociación Burgos con bici ve necesaria una campaña informativa para explicar a los ciudadanos el uso y las señales de estos nuevos espacios.