Los hundimientos afectan a 1 de cada 4 bodegas de Castrillo

I.M.L.
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El Ayuntamiento reunió a 70 vecinos para explicar el proyecto de estudio de estas galerías

Así lucía la cuesta de las bodegas de Castrillo de la Vega en el año 2000. - Foto: Florentino Lara

El patrimonio de las bodegas subterráneas con el que cuenta la localidad de Castrillo de la Vega corre el riesgo de perderse si no se actúa ya. Su Ayuntamiento lo sabe y está en fase de contratar los trabajos del estudio integral de esta red de galerías que, en ese caso, se concentran en los que los castrillenses conocen como la cuesta de las bodegas, un cerro bajo en casco urbano en el que, de sufrir graves desperfectos las cavidades bajo tierra, tendría repercusión en el espacio peatonal de esta zona.

Hace justo tres años se llevó a cabo un inventario, a cargo de Roberto Ortega, entonces concejal del Ayuntamiento de Castrillo de la Vega, que arrojó una cifra de 200 bodegas, cada una con una ficha en la que se especificaba el nombre de los propietarios, una foto de la bodega en cuestión y su estado de conservación entonces. 

La falta de uso y el paso del tiempo han traído variaciones a esta cifra. «Algunas de las bodegas ya están hundidas, de las 200 que se contabilizaron, habrá solo 150 accesibles, las otras han sufrido desprendimientos y no se puede entrar, al menos en una primera inspección por encima», apunta Alfredo Sanz Sanza, que sería el arquitecto al que se encargaría el estudio integral de este patrimonio etnográfico y vitivinícola.

Para plantear esta posibilidad, el Ayuntamiento mantuvo una reunión a la que acudieron 70 vecinos y propietarios de bodegas, en la que se explicaron las propuestas y se estimó que el coste de este estudio integral, para el que también se contrataría los servicios de un topógrafo, rondaría los 23.000 euros más IVA. Esta cifra se aportó en la reunión, además de plantearse la posibilidad de crearse un comisión de seguimiento de los trabajos para que se encargase se colaborar en la elaboración del estudio, por un lado, y de instar a los propietarios a restaurar cada uno su bodega.

La decisión definitiva sobre si continuar con estos trabajos previos para la conservación de la cuesta de las bodegas castrillenses se deberá tomar en un pleno municipal. Esta no es la primera vez que el Ayuntamiento de esta localidad ribereña se preocupa por este patrimonio y su puesta a punto. Antes incluso del inventario que se dio a conocer en julio de 2018, ya se había hecho un intento en la década de los años 80 del siglo pasado para sacar adelante un plan especial para la protección de estas bodegas subterráneas.

Apoyo vecinal. Por su experiencia, Alfredo Sanz sabe que un estudio completo de las bodegas de una localidad no se logra si no hay colaboración de los vecinos y propietarios. «Se necesita un respaldo vecinal para que nos abran las bodegas, esa colaboración es imprescindible», reconoce después de haber llevado a cabo trabajos de estas características en otras localidades como Fuentespina, Vadocondes, Gumiel de Mercado y Sotillo de la Ribera.

En cuanto a las primeras impresiones que este arquitecto tiene del entorno de las bodegas castrillenses, reconoce que aún es un territorio que puede deparar sorpresas. «A nivel paisajístico está muy bien, es un barrio de bodegas muy bonito en lo que es su zona de arriba, pero está abandonado y no sabemos cómo estará bajo tierra, hasta que no entremos no se puede aventurar nada», apunta Sanz.

Esta tendencia de recuperación y puesta en valor del patrimonio relacionado con el mundo del vino se ha puesto en práctica con gran éxito en localidades como Moradillo de Roa, y le siguen a la zaga otros municipios como Sotillo de la Ribera, con proyectos en cartera para poder divulgar y conservar esta riqueza enológica, a los que se podría sumar Castrillo de la Vega para que estas bodegas familiares no se echen a perder.