La lucha por Madrid

Pilar Cernuda
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La capital es el banco de pruebas de los grupos políticos, que ultiman sus estrategias para elegir a sus candidatos y los programas a defender

La lucha por Madrid

Madrid es la joya de la corona en las elecciones municipales. Es la capital de España y su alcalde o alcaldesa tiene tanta proyección y presencia pública, o incluso más, que el jefe de Gobierno y, desde luego, mucha más que cualquier ministro. Tanto es así, que Podemos le ha permitido todo, por no decir aguantado todo, a la actual alcaldesa, Manuela Carmena, a pesar de que se ha pasado cuatro años metiendo el dedo en el ojo de Podemos, el partido que la presentó como candidata. 

No ha perdido ocasión de declarar que no era militante de Podemos ni tenía la menor intención de serlo. Rechazó las invitaciones para participar en actos relevantes del partido, cambió el nombre de la lista que encabezaría y, lo más grave, advirtió que ella tenía la última palabra en esa lista, no Pablo Iglesias, y que la media docena de concejales de Podemos con los que había creado un estrecho vínculo en estos años no se someterían a las reglas de esta formación que obligan a presentarse a primarias, sino que se integrarían automáticamente en sus listas y con el nombre que ella había adoptado, Más Madrid. 

En la sede de la calle Princesa patearon de indignación, anunciaron que esos concejales serían dados de baja, pero Carmena no se inmutó. Es más: descolgó el teléfono y llamó a Íñigo Errejón, candidato de Podemos al Gobierno regional, para hablar de cómo coordinar esfuerzos y sumar el mayor número de votos posibles. De esa cena salieron dos noticias importantes: la alcaldesa se rompió un tobillo al tropezar cuando llevaba una bandeja de empanadillas en la mano y Errejón anunció al día siguiente que su lista no se presentaría con el nombre de Podemos, sino como Más Madrid. 

El PSOE también ha tenido sus problemas, aunque sin la convulsión sufrida por Podemos. No se puso nunca en cuestión que el candidato regional sería el exministro Ángel Gabilondo, hombre querido y prestigiado, pero Sánchez quería un nombre impactante para la Alcaldía, preferiblemente mujer, para contrarrestar a Carmena. 

Tanteó a varias personas y no consiguió síes. Algunas ministras se movieron para ser las elegidas, pero los datos que manejaba Sánchez indicaban que no eran suficientemente conocidas y no tendrían buen resultado. Pensó en Vicente del Bosque, que le dijo diplomáticamente que él no estaba interesado en la política, y entonces, haciendo de tripas corazón, porque se llevan muy mal, se lo ofreció a Rubalcaba que le respondión con un no. El presidente pensó en el exseleccionador que consiguió el Mundial de Baloncesto: Pepu Hernández. 

En el partido se recibió con entusiasmo y escepticismo por igual: el secretario regional se sintió desautorizado por no haber sido consultado, los miembros más destacados del PSOE madrileño recordaron que Pepu tendría que someterse a primarias y, de momento, han aparecido dos rivales, entre ellos el histórico Manuel de la Rocha y, el jueves, un bombazo llegaba desde un medio digital: Pepu había creado una sociedad para tributar menos, lo que no es ilegal aunque Sánchez ha abominado siempre de esas empresas y, de hecho, obligó a dimitir a Maxim Huerta y, además, el exseleccionador había adquirido varios bienes inmuebles, aunque no figuraban entre las actividades para las que habían sido inscritos. Idéntico caso que el exministro de Cultura. Pero Sánchez dio instrucciones de que con Pepu no se iba a aplicar la doctrina que él había exigido para los pillados en falta y seguiría como candidato. 

Ciudadanos no ha oficializado aun sus candidaturas, aunque nadie duda de que al ayuntamiento irá Begoña Villacís, pues ha destacado en esta legislatura, mientas que para el Ejecutivo regional no es tan seguro que presenten a Ignacio Aguado. Villacís tiene, incluso, opciones para ser alcaldesa si se confirman lo que dicen los sondeos: que Carmena gana sobradamente, pero que Podemos y PSOE recibirán un castigo y eso provoca que no suman suficiente para mantener la Alcaldía. 

La mayoría estaría  en la suma de PP, Cs y Vox, con Ciudadanos como primera fuerza. El problema, el problemón, es que ni los naranjas aceptan siquiera sentarse a negociar con Vox ni viceversa, se detestan, así que el PP ha visto en esa animadversión la oportunidad de sacar provecho y ha decidido presentar a su portavoz Martínez Almeida, un hombre eficaz aunque sin el necesario nivel de conocimiento popular que necesita un candidato si quiere ganar y, para el Gobierno regional ha elegido Casado a Isabel Sánchez Ayuso, portavoz adjunta en la Asamblea y viceconsejera de Presidencia.

En Vox también están tomando decisiones para ganar peso, entusiasmados por los sondeos. Barajan la posibilidad de que Santiago Abascal se presente cabeza de lista por el ayuntamiento o el Gobierno madrileño, porque tendría más escaños que cualquier otro candidato y eso significaría que el partido se fortalecería para negociar Alcaldías y gobiernos después del 26 de mayo. 

Madrid es el banco de pruebas de los grupos políticos que ultiman sus estrategias para elegir a sus candidatos y los programas a defender. Pero, algo que debería hacer reflexionar a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias, es que la izquierda, con ellos, ha perdido espacio de forma alarmante. Por sus escasos aciertos como dirigentes políticos y porque han roto sus respectivos partidos.