Alega contra la macrogranja de Peral de Arlanza

P.C.P.
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Considera que no respeta distancias y que entraña riesgo para los acuíferos, además de producir olores

Imagen de archivo de Peral de Arlanza. - Foto: Valdivielso

Al menos una vecina de Peral de Arlanza ha presentado alegaciones al proyecto para instalar en esta localidad una explotación porcina con 4.650 plazas de cebo de 20 a 100 kilos, cuya autorización ambiental tramita el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Considera, entre otro motivos, que no cumple con la norma de la distancia mínima al casco urbano y que supone un riesgo de contaminación para los acuíferos del río, a cuyo caudal también podría afectar. 

El documento, al que ha tenido acceso este periódico, sostiene que parte de la macrogranja se encuentra a menos de 1.000 metros de «la primera parcela de terreno urbano, urbanizable o actualmente construido en la actualidad», por lo que incumpliría el Real Decreto de distancias mínimas. Además, subraya que en la zona «predominan con fuerte intensidad los vientos norte este sobre el resto», por lo que incidirían directamente sobre el pueblo. Para reducir su impacto, el promotor propone colocar una pantalla vegetal, que «a todas luces resulta insuficiente en el siglo XXI» como solución. «No se puede dejar al albur una cuestión tan importante que va a condicionar el futuro socioeconómico del término municipal, al impedir el desarrollo de otras iniciativas de turismo rural (hotel, hostelería, equitación, canoas, visitas guiadas, etc.)», que no solo cree que lastrará el futuro de Peral sino de otros municipios como Torrepadre y Palenzuela.

La firmante de las alegaciones alerta también sobre el «riesgo de contaminación del río Arlanza en caso de rotura o grietas en la impermeabilización» de la balsa de purines, al ser una sola y estar en ubicada la explotación «en las proximidades de las parcelas agrarias de la zona de inundación del río Arlanza (margen derecha carretera N-622 dirección Lerma)».

Defiende que la granja «incidiría negativamente en ciertas especies vulnerables o protegidas» ante el riesgo de atropello en la N-622, al verse impelidas a cruzar la carretera «por los olores porcinos o los contenedores de cadáveres», peligro extensible a los conductores.

La contaminación visual del paisaje natural protegido de las Riberas del río Arlanza, la afección su ecosistema y las especies vegetales y animales de alto valor ecológico, en especial a ciertas aves, se incluyen también entre las alegaciones, así como la reducción de los ingresos por el coto de caza, al disminuir su superficie.

Finalmente, la alegante reseña que el promotor no ha previsto ni «un buen proyecto armónico con el paisaje existente de laderas calizas», ni «un plan de desinstalación en caso de no resultar viable la explotación por la bajada de precios cuando China recupere su producción o por cualquier causa sobrevenida», por lo que considera existen motivos suficientes para no conceder autorización ambiental a la explotación porcina.