En estos duros tiempos para los negocios hosteleros, a Antonio Arrabal le ha dado por crecer y ampliar. Durante el confinamiento no ha parado de investigar hasta conseguir dar salida a una marca nueva de cocina vegana, ha abierto una «Jamada central» en Madrid y ha creado La Bodeguilla de Arrabal en un establecimiento de San Gil. «Lo que prima en los tres negocios es el sabor, y en el caso de Yeggie -la marca de comida vegana-, además es saludable», señala el cocinero. 

Para este proyecto desarrollado durante los meses más duros de la pandemia Arrabal ha contado con Campofrío como proveedor de una materia prima a base de proteínas de vegetales con las que ha desarrollado sus productos. «Lo lanzamos en noviembre, pero no hemos hecho ruido ni lo hemos vinculado a La Jamada para que el proyecto adquiriera por sí solo su propia identidad. Queríamos saber qué aceptación tenía sin prejuicio de marca, chef o algo parecido. La mayoría de la gente, de hecho, se enterará ahora que pertenece a La Jamada».

Pensada como marca solo para domicilio y con venta de momento en Burgos y Madrid, Yeggie ofrece también esa combinación de comida viajera de La Jamada, aunque a base de productos que no provienen de los animales. «Preferimos llamarla comida saludable porque tiene unos valores energéticos muy buenos y en la escala Nutri-Score (los hemos llevado a analizar) casi todos están en el nivel A», añade.

Ofrece 3 tipos de hamburguesas, otros tres de perritos, dos tacos mexicanos, ensalada de pasta, pizzas, albóndigas... «Es una comida sabrosa con la que te quedas saciado sin sentirte pesado». Algunos de estos platos con otro nombre los ha tenido en la carta de La Jamada, pero la intención es que Yeggie sea independiente y que se sirva a domicilio (www.yeggie.es).

El segundo de los proyectos puesto en marcha por Arrabal en este último medio año es la apertura en abril de una cocina central con el nombre, aquí sí, de La Jamada en el mercado de San Leopoldo. «Somos nosotros en Madrid aunque únicamente para pedir o recoger. Hemos abierto porque nos interesaba hacer marca y porque cuando en Castilla y León todo estaba cerrado teníamos un vía de escape para poder trabajar y crecer».

Y luego está La Bodeguilla de Arrabal, una taberna del siglo XXI como la que tenían sus abuelos en Jaén: en lugar de vino del año a granel posee un nutrido número de opciones tanto de caldos como de cerveza. Y en cuanto a la cocina, ofrece tapas y cazuelas propias de un local de este tipo, pero con la mano de Arrabal.

«Es una bodeguilla donde pasar un rato informal con una comida clara y sin saltos mortales: guisos tradicionales bien preparados como callos, albóndigas, calamares en su tinta, bacalao a la vizcaína, rabo de ternera, carrilleras..., tapas y raciones. Es una oferta totalmente diferente a La Jamada porque no hay necesidad de que los clientes se dividan». Con una cocina de ensamblaje (viene hecho y se da el último toque), su intención es clara: «Lo que ofrecemos aquí es muy simple, pero muy bueno».