La nueva gerencia de la Cooperativa Avícola, que comenzó su andadura al frente de Cobur el pasado mes de diciembre, se encuentra estudiando el mercado para volver a poner en funcionamiento el matadero clausurado en enero, tras extinguir el contrato con la compañías de servicios Randstad. Según confirman fuentes de la propia directiva, la intención es buscar una empresa "especializada o con conocimiento del sector, que esté matando o tenga necesidad de ampliar sus líneas", descartando de este modo repetir la fórmula de prestárselo a una ETT. 

Desde que el 7 de enero se rescindiera la vinculación de Randstad con la Avícola, los cerca de 30.000 aves que se sacrificaban a diario en las instalaciones del Alto de la Varga llegan en camión desde la factoría de Uvesa, en Cuéllar (Segovia). "Alquilar el matadero a una empresa de trabajo temporal ya se ha visto que no funciona. En su momento se apostó por este modelo pero ha sido una de las medidas (acabar con el contrato) que irremediablemente tuvimos que tomar al no tener los resultados esperados", apuntan desde la gerencia, indicando que se trataba "de una carga muy grande" donde se iba mucho dinero.

Aseguran esas fuentes que a día de hoy se ha paralizado la sangría de pérdidas económicas, indicando que la cuenta de balance estaría equilibrada, por lo que los esfuerzos se centran ahora en tratar de lograr más ingresos que gastos. "No nos conformamos con salvar la Cooperativa, queremos asentar las bases y empezar a trabajar en un proyecto a largo plazo en el que van a tener que participar desde el equipo, los proveedores, las entidades bancarias o incluso las administraciones", indican desde la gerencia de la Cooperativa Avícola. 

Con respecto a las deudas que tienen contraídas con muchas empresas auxiliares (productores principalmente), aseguran que solo se les debe a ellos, salvando a las entidades bancarias, e informan de que "se les está pagando mediante planes de pago irregulares" a los estratégicos y a los que "necesitamos" para que Cobur siga en funcionamiento, aunque sí admiten que "no estamos llegando a todos".

"Primero pagaré a alguien que me está sirviendo o echando un cable en este momento. Lo primordial es que la deuda no vaya a más. Si a una persona se le deben 30.000 euros, a lo mejor a final de mes, tras pagarle lo que nos ha suministrado, la cantidad total es inferior", sentencian.