Buscan en el Pacífico la Trinidad, nao del burgalés Espinosa

R.P.B.
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La Factoría Marítima Vasca Albaola realizará una prospección en la costa de la isla de Ternate, en Las Molucas, donde se hundió el barco con el que Magallanes salió de Sevilla y que capitaneó Gonzalo Gómez de Espinosa tras la muerte del portugués

Buscan en el Pacífico la Trinidad, nao del burgalés Espinosa

Vencida por violentas tormentas en singladuras al límite la nao Trinidad, capitana de una expedición que ambicionaba lo imposible, la circunnavegación de la tierra, se hundió en las costas de la isla de Ternate, en el archipiélago de Las Molucas, en el océano Pacífico. Nadie sintió más tan cruel final para aquel barco como el marino que había tratado, por todos los medios, de repararla para alcanzar su objetivo: el burgalés Gonzalo Gómez de Espinosa. El mismo hombre que tomó la decisión de empujar a Juan Sebastián Elcano a seguir rumbo a España con la nao Victoria mientras. El hombre que debió haber pasado a la historia por ser el primer en dar la vuelta al mundo pero que decidió quedarse al frente de la tripulación de la Trinidad mientras era reparada. Ahora, 500 años después de aquella epopeya fabulosa, un equipo dirigido por la Factoría Marítima Vasca Albaola, radicada en la localidad de Pasajes (Guipúzcoa), está preparando una prospección subacuática para intentar encontrar los restos de esta mítica embarcación.

"Tenemos relación con gente de la Universidad de Surabaya, en Indonesia. Han estado en Albaola y tenemos una relación de colaboración. Hace un par de años mostraron mucho interés en la manera que tenemos de recuperar el patrimonio marítimo en Albaola, y cuando estuvieron aquí descubrieron la historia de Elcano, que desconocían. Les revelé que tenemos una historia común, que es la primera vuelta al mundo; que tanto la Trinidad como la Victoria se construyeron en la costa vasca. Entonces me invitaron a visitar Indonesia y estuve en la isla de Ternate, en cuyas costas se hundió la nao Trinidad. Ahí realizamos una primera aproximación a las características del lugar de cara a una investigación, a una futura prospección para saber si podemos encontrar vestigios del barco", explica Xavier Agote, responsable de Albaola, en cuyo astillero se está construyendo una réplica de la nao San Juan, famoso ballenero que naufragó en Terranova en el siglo XVI.

Si la prospección es positiva, indica Agote, se procederá a realizar una excavación arqueológica. "Aún estamos en la fase de organizar la prospección, pero todo parece indicar que cada vez está más cerca que podamos llevarla a cabo. Se están tramitando todos los permisos. Los temas de arqueología subacuática son delicados y lentos, porque siempre hay intereses económicos asociados al fondo marino. Son cuestiones complejas", apostilla.

De las cinco naves que zarparon de Sevilla en agosto de 1519, la Trinidad era, además de la insignia, la más grande. Al frente de ella estaba Magallanes. Tras la muerte del portugués en abril de 1521, fue el burgalés Gonzalo Gómez de Espinosa el encargado de capitanearla. En diciembre de ese año la Trinidad y la Victoria (comandada por Elcano) decidieron zarpar de Las Molucas cargadas de clavo rumbo a España. Por el oeste. Pero la Trinidad dio problemas. "Nada más salir de Tidore empezó a hacer agua y, pese a la ayuda de buzos moluqueños, no tuvieron más remedio que descargarla por completo para averiguar dónde estaba la avería. Una vez fue localizada, se comprobó que la nave necesitaba de reparaciones importantes en el casco", explican desde el portal Ruta Elcano, dedicado a la celebración del V centenario de esta epopeya naval.

Ante aquel contratiempo, se decidió que Elcano zarparía con la Victoria para aprovechar los vientos que, según los nativos, le serían favorables. El burgalés Gómez de Espinosa se quedó con la Trinidad, que tardó cuatro largos meses en estar reparada, pertrechada y cargada de clavo. "Sin embargo, optarán por no seguir el mismo camino que Elcano hacia el oeste, sino que intentaron cruzar de nuevo el Pacífico poniendo rumbo a la única costa americana por entonces conocida, el Darién -actual Panamá- donde Núñez de Balboa había descubierto este océano, el Mar del Sur, en 1513, tan solo 9 años antes". 

Desgraciadamente la Trinidad no conseguió su objetivo. Encontró vientos contrarios que la impidieron avanzar hacia el este, viéndose obligada a desviar su ruta muy hacia el norte. Fue un infierno: muertos por el frío y la escasez de alimentos, enfermos de escorbuto, no tuvieron más remedio que dar la vuelta para volver a Las Molucas. Aquella epopeya se prolongó durante siete meses. Cuando Gómez de Espinosa arribó a las islas los portugueses les estaban esperando. Interceptaron el barco y apresaron a sus escasos supervivientes. Poco después, la nao que había encabezado el sueño de dar la primera vuelta al mundo se hundió sin remisión.

Triste final. En 1523, los prisioneros españoles fueron enviados a la India, pasando por Banda, Java y Malaca. Gómez de Espinosa permaneció en prisión en la India hasta que en 1526, él y otros dos compañeros de viaje fueron llevados a Lisboa, donde permanecieron encarcelados durante varios meses, por haber estado en Las Molucas, donde los portugueses sostenían por la fuerza sus derechos de posesión exclusivos. 

Poco tiempo después fue liberado el malhadado marino burgalés, junto a los otros dos supervivientes españoles, Pancaldo y Ginés de Mafra, piloto jerezano, autor de un relato de viaje, y de unas dos o tres expediciones más. En el año 1529, Gonzalo Gómez de Espinosa fue nombrado por Carlos I visitador y capitán de las naos de las Indias, y recibió una pensión de 300 ducados.