La planta de Hydro en Miranda es un espejo de la fluctuación que ha experimentado el sector del metal en las dos últimas décadas. En las épocas de esplendor, la empresa familiar fue adquirida por un grupo inversor que poco después tuvo que hacer frente a la crisis de la construcción que dejó a la fábrica al borde del cierre, hasta que la multinacional noruega se hizo con todo el porcentaje de la firma e impulsó la recuperación. 

Ahora Hydro no solo tiene garantizado su futuro sino que puede presumir de ser una de las  empresas con más trabajadores de la ciudad y una de las pocas que, incluso en plena pandemia, mantiene su previsión de crecimiento a medio plazo. 

El coronavirus obligó a la compañía ubicada en el polígono de Bayas a convocar un ERTE, pero el expediente únicamente ha afectado mínimamente a la plantilla ya que la producción solo ha caído un 20%, porcentaje menor del esperado y que ha permitido que los cerca de 200 empleados directos hayan seguido trabajando casi con normalidad y que los ajustes se hayan realizado con el medio centenar que se suma en función de los picos de producción. 

La clave del resurgir de Hydro estuvo en su conversión en planta integrada, unificando así la extrusión, lacado y logística. Eso le permite abastecer no solo a sus clientes, mayoritariamente del mercado nacional, sino también a otras plantas del mismo grupo.  

Además  la firma escandinava ha apostado fuerte por Miranda, con un plan de inversiones que ha inyectado cerca de ocho millones de euros en tres años. El primer desembolso se hizo para incorporar maquinaria y a partir de ahí se ha ido destinando el dinero a la automatización de los procesos, objetivo que se ha completado de momento con la reciente compra de una sierra en frío. Asimismo, en breve se instalará un sistema autónomo contraincendios, un mecanismo pionero. 

El objetivo inmediato es llegar a las 8.500 toneladas anuales, lo que supondría alcanzar el pleno rendimiento de la planta, aunque la compañía no se conforma y apunta a seguir creciendo hasta alcanzar las 10.000 toneladas en un «plazo de tres a cinco años», explica Luis Tejerina, responsable de extrusión y mantenimiento. Este paso, implicaría la generación de más puestos de trabajo. 

La cifra no está cuantificada, pero hay que tener en cuenta que en los últimos años la planta ha creado cerca de ochenta nuevos empleos estables gracias a su expansión. 

Empresa pionera. Las dos señas de identidad que definen a Hydro son la seguridad y la sostenibilidad. Garantizar unas condiciones laborales óptimas en su planta «está por encima de todo, incluso de la producción». Con esa premisa clara, la constante búsqueda de la innovación tecnológica ha permitido a la empresa poner en el mercado una aleación única con un 75% de aluminio reciclado posconsumo, la primera etapa de un proceso progresivo que persigue llegar a completar el ciclo de la economía circular y que ofrece a Hydro una «ventaja competitiva» en el mercado respecto a sus competidores. También en la elaboración de aluminio primario la compañía noruega ha dado un paso de gigante en política medioambiental al reducir de 10 a 4 la huella de carbono en cada tonelada.