Un cortejo fúnebre como el de 1099

R.E. Maestro
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La plaza de Santa María sirvió de escenario de lo que pudo ser el entierro del Cid. Con grandes dosis de realidad, la limitación de aforo impidió disfrutar a las decenas de burgaleses que se acercaron

Un cortejo fúnebre como el de 1099 - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Hasta el año 1099 viajó ayer la ciudad de Burgos para ver de cerca lo que pudo ser el entierro del Cid. Han pasado 922 años y esta se trata de la primera ocasión en la que los burgaleses han podido ver este acto, aunque la pandemia y sus limitaciones de aforo impidieron disfrutar de la ceremonia a todos aquellos que así lo deseaban y que se tuvieron que conformar con verlo a duras penas.

La indumentaria del medio centenar de personas que participaban en la recreación se ajustaba lo máximo posible a la realidad de la época, ya que uno de los objetivos se basaba en  cuidar cada uno de los detalles para que el resultado final quedase lo más parecido posible al funeral del Campeador en el siglo XI. Y, así, ataviados con sus trajes, cuatro caballeros portaron con emoción al Cid desde la calle Nuño Rasura hasta la plaza de Santa María. Una celebración a la que no faltaron los personajes propios de la época.

Uno de los momentos más emotivos y significativos se produjo en el momento en el que su cuerpo fue trasladado al interior del templo gótico. Momento que muchos de los allí presentes aprovecharon para sacar los móviles de sus bolsillos y llevarse un recuerdo del acto.

La plaza de Santa María sirvió así como principal escenario de esta recreación histórica justo cuando se cumplían 922 de la muerte de Rodrigo Díaz de Vivar en Valencia y especial importancia tuvo la Catedral, aunque lo cierto es que en aquel momento aún no había sido construida puesto que la primera piedra de la actual se colocó en 1221.

Y aunque lo cierto es que el evento consiguió que un buen número de burgaleses se interesaran en seguirlo, les resultó imposible y no les quedó más remedio que quedarse en los alrededores para ver algunos de los momentos que la vista les alcanzaba. Agachados, de puntillas o a las espaldas de sus padres en el caso de los más pequeños. Cualquier cosa servía con tal de poder ver algo, aunque eso llevaba a que en algunas zonas se acumulase demasiada gente, tanto vecinos como turistas.

Para conseguir ese objetivo de viajar hasta 1099 lo más fielmente posible se contó con el asesoramiento del medievalista y especialista en la figura del héroe castellano, Alfonso Boix. Y no solo eso, ya que también se amplió la información con diferentes fuentes tales como el Cantar de Mío Cid, la Canción de Roldán o la Crónica de veinte reyes. De hacer posible este evento se encargaron  Promueve, la Federación Provincial de Hostelería y la asociación ‘Vivar, cuna del Cid’. Y otros colectivos como la Asociación Cultural de Divulgación Histórica CONCA, la Asociación Burgalesa de Amigos del Caballo y la Asociación de Campaneros de Burgos también colaboraron para poder llevarlo a cabo.