De canto

Guillermo Díez
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Los distintos periodos de la historia de la música han quedado reflejados en el archivo de la catedral, donde se alberga un impresionante patrimonio

Vista cenital del coro de la nave central desde el cimborrio. - Foto: DB

Los seres humanos siempre nos hemos servido del canto para expresar la alegría y la tristeza; para recibir al que llega y despedir a quien se va; para celebrar un nacimiento y llorar a quien muere; para reír con chascarrillos y quejarnos por algo; para compartir emociones, estados de ánimo... Y para comunicarnos con Dios. 

Esto se constata desde las más antiguas agrupaciones tribales...

Con el canto -y con la música en general- se estimulan conexiones entre diferentes regiones cerebrales vinculadas a las emociones, la recompensa, la cognición, la sensación, el movimiento (danza)... y se inducen situaciones emocionales y cambios químicos que pueden provocar estados de ánimo positivos, lo que nos favorece de muchas maneras:

 Sillería y facistol de la capilla de los Condestables. Sillería y facistol de la capilla de los Condestables. - Foto: DB-Es una forma de expresión; de comunicarse con otros seres humanos.

-Tiene efectos terapéuticos: alegra, calma, consuela, desahoga, libera, desatasca, desenquista...

-Fomenta el desarrollo de la creatividad.

Sillería y facistol capilla de la Anunciación. Sillería y facistol capilla de la Anunciación. -Nos ayuda a estructurarnos.

-En el caso del canto coral -o la participación en un grupo musical- se convierte en un hecho social; ayuda a convivir, a ver la pluralidad, a respetar al otro, a construir en colectividad...

-¡Y cómo no!; produce belleza (cuando está bien hecho). (No es necesario ser un profesional de la voz; todos usamos el lenguaje y no todos somos filólogos ni rapsodas ni oradores; aunque sea aconsejable una preparación, un estudio para conocer la materia.)

La Iglesia Católica también ha utilizado el canto en su liturgia, considerándolo una muy importante y especial forma de oración: El canto participativo une a la asamblea; y, además, la unión se hace fuerza.

Kyriale con las misas gregorianas escritas en tetragramas. Kyriale con las misas gregorianas escritas en tetragramas. Pero actualmente no vive sus mejores momentos. Quizás ocurre lo mismo que con la música que se nos ofrece colándose a diario por nuestras ‘ventanas’, y con otras materias artísticas. Hemos bajado la guardia y llamamos poema, pintura, canción,... a cualquier ocurrencia. Desaparecieron la calidad, la elegancia, el ingenio,... Y nos invadió el ‘pop parroquial’.

Ha transcurrido mucho tiempo -con sus correspondientes cambios- desde aquel 21 de julio de 1221, y diferentes períodos de la historia de la música, por supuesto, han quedado reflejados en el archivo de la catedral, donde se alberga un impresionante patrimonio.

Se trata de un rico legado que refleja el paso de los tiempos con sus ‘modas’ y del que me estremece, también de forma especial, el progreso en el uso lingüístico: los textos... La evolución de la lengua castellana desde sus orígenes hasta llegar a unos niveles de expresión y precisión insospechados. 

Cuando en 1987 se reinauguró la Casa del Cordón, hubo algunas críticas a la recuperación del edificio. Recuerdo a una persona indignada con esas puertas ‘metálicas, panzudas y escamosas’. Yo le dije que era una aportación del siglo XX al edificio, pero pareció no convencerla. Habría preferido una imitación de las antiguas... Me hablaba de la homogeneidad de la catedral y me preguntó que si en ella aceptaría eso.

Cuando le dije que ya lo había, por ejemplo entre las torres y las agujas, o el enorme contraste entre la capilla Santa Tecla y la de los Condestables, me respondió que ‘eso estaba ahí de toda la vida’... 

Sí; claro: de toda su vida, no de la del edificio. Para ella era lo mismo el gótico que el Renacimiento o el Barroco porque los llevaba viendo juntos desde siempre... No era consciente de que cada siglo ha pasado dejando su huella en el edificio.

Este pasar del tiempo queda reflejado de forma más notable en la arquitectura, pero también lo está en los bienes muebles de su interior: pinturas, tallas, mobiliario y, cómo no, en los fondos del archivo, incluidos los musicales. Además, en la catedral, hay todo un tejido alrededor del canto, constituido por sillerías, facistoles, cantorales, instrumentos musicales...

Una muestra evidente de la importancia que se le da al canto: Vemos su enseñanza equiparada a la de la gramática pero con el doble de penalización si no se cumple el compromiso:

20 de mayo de 1436: Pedro Rodríguez, clérigo de Santurde, se compromete a mostrar suficiencia de gramática en el periodo de un año ante el examinador del obispo, bajo pena de 10 doblas. Gonzalo de Cifuentes, clérigo, se compromete a mostrar suficiencia de canto en un periodo de un año ante el examinador del obispo, bajo pena de 20 doblas de oro.

En ocasiones eran necesarios largos debates cuando había dudas sobre la forma de interpretar:

 9 de enero de 1584: ‘Este día se trató que atento que algunos señores prebendados estaban en duda si se había de cantar en esta santa iglesia los oficios divinos conforme al canto de Toledo, por el motu proprio que sobre ello hay, o seguir la costumbre que han tenido y tienen hasta agora en esta iglesia, dijo y declaró el cabildo que su intención es de hacer y cumplir lo que se manda por la Sede Apostólica, en esto y en todo lo demás, como hijos de obediencia a los mandatos apostólicos. Se mandó que los sochantres no innoven ni alteren cosa ninguna en el canto de lo que hasta aquí se ha hecho, so pena de la prebenda.’ Una semana más tarde, habiendo visto el motu proprio, y ‘después de haberlo largamente considerado y platicado, resolvieron que se debía mandar y mandaron que se use y cante en esta santa iglesia conforme al dicho canto y entonación de Toledo hasta que otra cosa se mande y determine por Su Santidad'.

El cuidado de quienes cantaban era muy importante:

11 de enero de 1584: Se da orden para que ‘los 12 mozos de coro que hay en la catedral sean bien tratados, proveídos y doctrinados, para en lo que toca a su sustento, educación y doctrina, lo cual era cometerlos y encargarlos a alguna persona, o personas, ejemplares en ciencia y conciencia, que los tuviesen en su casa y los enseñasen y doctrinasen y diesen de comer y vestir proveyesen de lo necesario, y para ello les diese el cabildo, de la hacienda que los dichos mozos de coro tienen, lo que les pareciese era menester; que desta manera serían en todo bien proveídos; que se informen de la orden que en esto se tiene en otras iglesias y lo refieran en cabildo, para que se provea lo que convenga.’

Cuando eran necesarios cantores o sochantres, se convocaba un examen de oposición:

5 de julio de 1661: ‘Los señores diputados para la resolución de la sochantría de noche hicieron relación de haber puesto edictos diversos, hecho otras muchas diligencias y que no había habido quien se opusiese hasta ahora, salvo un vecino de Logroño, un cantor de las Huelgas y un acólito de esta santa iglesia, que habían pretendido esta sochantría y habían sido examinados, con lo cual se fue hablando sobre ello, y en primer lugar fueron excluidos todos tres para ella, por no tener la suficiencia necesaria, y sólo se trató de recibir con salario al de Logroño, por su buena voz y con esperanza que estudiará así en latinidad como en canto llano, en que está corto.’

4 de septiembre de 1780: Un clérigo de primera tonsura, asistente al coro de esta santa iglesia con el fin de ejercitar su voz en el canto gregoriano, hace presente tener ánimo de pasar a la ciudad de León a hacer oposición a una de las sochantrías de aquella santa iglesia.

Para ser cantor se necesitaban algunos requisitos: Voz clara y buena, pronunciación limpia y una preparación musical adecuada. Generalmente, en esta época, había tres tipos de canto: El canto llano (sujeto a las inflexiones naturales del habla), el canto figurado (en el que apareen escritas las distintas duraciones de los sonidos) y el canto de órgano (polifónico):

4 de febrero de 1839: Un monje jerónimo exclaustrado del convento del Prado de Valladolid, suplica que noticioso de la falta de voces que hay en esta santa iglesia, previos los informes de su idoneidad y conducta, se le admita en el coro para ocuparse en la salmodia y suplir las voces que faltan. Se acuerda que el maestro de capilla y sochantres informen a continuación de su voz, instrucción que tenga y esperanza que ofrezca.

8 de febrero de 1839: Se leyó un informe del maestro de capilla y dos sochantres manifestando que, aunque para ponerse al corriente del canto figurado necesita en su concepto el pretendiente cuatro meses, en el día es sin embargo útil en el coro para la salmodia; y enterado el cabildo acordó pase a la contaduría y señor fabriquero para que designen la cuota con que se pueda contribuir a este interesado durante los cuatro meses que se le señalan para su instrucción en el canto figurado.

27 de agosto de 1852: Censura de los examinadores en el concurso oposición a los beneficios sochantrías de esta santa iglesia: El primero no tiene la voz ni instrucción que marcan los edictos; el segundo tiene la voz señalada aunque su pronunciación es un poco defectuosa, que en el canto llano y en el himnódico está bien instruido, pero en la música manifiesta mediana instrucción y el canto de órgano le es desconocido, sin embargo le aprueban atendida la necesidad de la iglesia y escasez de voces buenas; se acordó conformarse con la referida censura.

17 de agosto de 1916: ‘Acordose seguir cantando en el coro el canto de la edición vaticana, y a los fines de que todos incluso los sochantres y salmistas, aprendan a interpretarlo con la perfección posible, acuérdase que la comisión de música que viene entendiendo en este asunto, previo conocimiento y aprobación del Excmo. prelado, estudie la forma y modo en que pudiera invitarse a un religioso de Santo Domingo de Silos para que, conforme se ha hecho en otras catedrales, enseñe el modo de interpretar y cantar dicha música.’

6 de diciembre de 1917: Se insiste en que las antífonas de la ‘O’, propias de la semana anterior a la Navidad, y las dominicas de adviento -salvo la tercera (domingo gaudete) que tiene órgano- se canten por el cantoral antiguo, a canto gregoriano, concurriendo el fagot y toda la capilla.

Todos estos datos proceden del archivo de la catedral de Burgos; textos de Emiliano Bruner (paleo neurobiólogo y músico), José López Calo (sacerdote y musicólogo), Nora Milito Spoturno (fonoaudióloga) y de conversaciones con los citados autores. (Redactores de varios blogs muy recomendables.)