El declive llega a Bernardas, la zona más próspera de Burgos

G. ARCE
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El sucesivo cierre de comercios y bares, acelerado en los últimos meses de pandemia, pone en evidencia la situación de un barrio envejecido y sin relevo generacional que fue el centro de la ciudad

El declive llega a Bernardas, la zona más próspera de Burgos - Foto: Alberto Rodrigo

En el entorno de Las Bernardas, San Lesmes, calle Calzadas y Regino Sainz de la Maza confluye el mayor nivel de renta media de la ciudad, 38.262 euros según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), similar a las rentas medias de la próspera capital de España y muy por encima del resto de barrios. El 60% de esos ingresos de sus vecinos proceden en la actualidad de las pensiones, pues en este entorno urbano, otrora zona de copas de la noche burgalesa, los mayores de 65 años son hegemónicos y los menores de 18 apenas existen.

El envejecimiento evidente del que fuera centro de la nueva ciudad coincide con un año en el que el cierre de locales comerciales y de hostelería se suceden sin descanso, unido a los carteles de liquidación por jubilación y a los planes de no pocos negocios de echar la persiana y no volver a subirla en un corto o medio plazo. El panorama es tan desolador como en otros barrios de la ciudad menos prósperos y tradicionalmente más vulnerables al castigo de las crisis.

José Fernández, del comercio de prensa El Duende, ha sido testigo de este lento declive del entorno en el que trabaja. Explica que el cierre de locales empezó hace 3 o 4 años y que varios de los que han reabierto no han funcionado o sus propietarios [las principales tenedoras de la zona son las monjas Bernardas] no los han puesto en el mercado de alquiler. «El bajón de los bares de noche ha sido muy grande. Cuando yo empecé aquí hace 15 años, a las 9 de la mañana comenzaba el reparto de bebidas a los bares y se tiraban trabajando hasta las 3 de la tarde. Ahora con media hora lo resuelven...».

Las Bernardas vivió una segunda primavera con la implantación de las tabernas de tapas y las grandes terrazas, que llenaron sus plazas a las horas del aperitivo y durante las tardes y noches de verano. Pero la oferta fue perdiendo atractivo y ahora está recibiendo la puntilla con las restricciones sanitarias.

La venta de prensa y revistas, reconoce Fernández, también se ha resentido los últimos 9 meses. «Aún atiendo a compradores de tres periódicos diarios o que se gastan 20 euros en una revista, pero a la vez he perdido tres clientes en una misma semana por fallecimiento y los bares y las peluquerías han dejado de comprarme periódicos y revistas porque sus clientes no pueden permanecer mucho tiempo en su locales. Y son más de 35 ventas diarias...». Con este panorama las cuentas  apenas salen, aunque el gerente de El Duende espera aguantar, al menos, tres años más.

Carlos Olalla, responsable de la agencia de Viajes Carrefour, ha decidido trasladar su negocio [seguirá en la zona] buscando un alquiler más asequible a las circunstancias del sector de las vacaciones. Tras 26 años en Las Bernardas no ha sido una decisión fácil pues ha dudado en si trasladarse o cerrar definitivamente a sus 58 años. «No lo haré porque tengo compromisos con los clientes, aunque nuestro negocio está fatal ahora e intuyo que el miedo a viajar y el problema con el dinero para hacerlo tardarán tiempo en resolverse. Trabajo en el sector de la alegría, los viajes, si la economía no va bien esto es lo primero que se corta».

Coindice con Fernández, su vecino de enfrente, en el principal mal del barrio:el envejecimiento. «Cuando yo llegué aquí la media de edad estaba entre los 40 y los 50 años; ahora estamos por encima de los 65, los 70 e incluso los 80. Aquí no hay renovación poblacional porque no hay fácil acceso a la vivienda, cuyos precios están por los 300.000 o 400.000 euros, y los alquileres de locales para emprender son caros».

 

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