El monte de los pleitos

P.C.P.
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El Valle de Valdelaguna y Barbadillo de Herreros están en juicios desde el siglo XIX por unos terrenos, aún sin acuerdo

Vista de Bezares con el monteEstillana al fondo. - Foto: F2 Estudio Rebeca Ruiz

Sabemos lo que ocurre cuando desaparecen los moradores de los pueblos. ‘Ningún recuerdo sobrevive en las casas sin tejado’, resume Sergio del Molino en su libro La España vacía. ¿Pero qué sucede en aquellas tierras que se quedan sin pueblo? Parafraseando al autor, podríamos decir que ningún mojón permanece en su sitio, porque la argamasa que lo fijaba al suelo, la memoria de sus gentes, se escurre entre los dedos como la arena de un reloj.

Y no hay tribunal que afine tanto como los usos y costumbres, ni administración que acierte a deslindar como lo hicieron los antepasados de quienes hoy viven en el Valle de Valdelaguna y Barbadillo de Herreros. Ambos pleitean desde hace siglos por un monte y todo apunta a que continuarán, si la despoblación les respeta.

El monte Estillana perteneció en origen a dos localidades que ya ni siquiera existen. Después pasó a ser propiedad de Bezares y Barbadillo de Herreros, si bien la primera de ellas tampoco ha sobrevivido como pedanía y fue absorbida por el Valle de Valdelaguna.Pero sí tenía entidad cuando en 1893, el Juzgado de Salas de los Infantes dictó una primera sentencia, que se reflejó en un acta de apeo al año siguiente: ‘Este deslinde o terreno queda desde el río de la Humbría hasta la carretera según mojones a la parte de Monterrubio, propiedad y jurisdicción de Bezares, y los restantes a la parte de Barbadillo propiedad y jurisdicción de Barbadillo’. Ese acuerdo fue elevado a escritura pública en 1905 y , si bien mediaron actuaciones en 1950 y 1974, fue discurriendo el tiempo hasta que la Junta de Castilla y León se metió a rectificar los datos del Catálogo de los Montes de Utilidad Pública. Lo hizo en 2018 de oficio, sin que ninguno de los dos municipios se lo pidiera, y como el resultado no ha dejado contento a ninguno, vuelta a empezar. El monte Estillana necesita un Salomón.

Aunque no es precisamente en dos mitades iguales como reclaman la partición. Con el pacto del río quedaban más o menos 60/40, aunque Barbadillo de Herreros defiende que le corresponde un 80% de la superficie, las cuatro quintas partes que fijó la sentencia en el siglo XIX, y que según el reparto propuesto por la Administración regional sería menos de un 62%, concretamente 357,6591 hectáreas.

Pero no ha sido este Ayuntamiento el que ha recurrido a los tribunales, sino su vecino.El Valle de Valdelaguna considera que la Junta «se ha extralimitado y bajo el aparente fin legítimo de dar cumplimiento» a la vieja sentencia ha establecido un reparto que no es fiel a la misma ni respeta el deslinde de común acuerdo de 1950.

Ni para ti ni para mí, ha venido a decir el TSJ, que además encuentra puntos en común entre los ayuntamientos: no están de acuerdo con la Orden de la Junta y creen que la misma confunde el terreno Estillana con el monte Estillana y no coinciden ni las superficies ni los porcentajes.  De ahí que anule esa actuación de la Junta, pero sin entrar a repartir los terrenos.

¿Y ahora qué? Buena pregunta. «Ya no queda gente mayor en Bezares», apunta Roberto Neila, alcalde de Barbadillo de Herreros, por lo que será complicado poner orden en un monte que tiene «caza pastos y algo de madera de poca calidad», afirma. Su ayuntamiento quiere que si el Valle de Valdelaguna disfruta esos aprovechamientos, pague por ellos. El otro alcalde prefiere no pronunciarse de momento.