Los muertos en accidente caen un 86% en Burgos desde 1989

I. ELICES
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Hace justo 3 décadas el número de fallecidos en siniestros de circulación alcanzó su máximo histórico, 190. Del centenar se bajó hace relativamente poco tiempo, en el año 2004

Los muertos en accidente caen un 86% en Burgos desde 1989

Como sucediera con la heroína, la sociedad se acostumbró en los años 80 del pasado siglo a convivir con la lacra de los accidentes de tráfico, que cada año se llevaban por delante la vida de más de 150 personas en la provincia de Burgos. El número de fallecidos en siniestros de circulación -tanto en vías interurbanas como en las ciudades- alcanzó su cénit en 1989, con 190 víctimas mortales, según los registros de la Dirección General de Tráfico (DGT). El pan nuestro de cada día, y así lo reflejaban los propios medios de comunicación. Algunos días de agosto, las páginas de sucesos del Diario de Burgos despachaban en una sola noticia -sin foto-  la muerte en carretera de 5, 6 y hasta 12 personas en una sola jornada.  

Desde aquel fatídico 1989 la cifra de muertos no ha dejado de descender, aunque la estadística siguió reflejando cifras superiores al centenar hasta bien entrada la presente centuria. En 2003 aún había que lamentar 109 fallecidos en la provincia burgalesa. Al ejercicio siguiente, ya sí, se logró bajar de los 100, 71 fue el dato. Hasta llegar a 2018, con 25 -2014 marcó el récord positivo con 24- lo que revela que en las últimas tres décadas las víctimas mortales en accidente de circulación han caído nada menos que el 86%.

No ha sido por casualidad. Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico, y Juan José Medel, comandante comandante jefe inspector de Servicios del Sector de Tráfico de la Guardia Civil, ayudan a comprender las claves del descenso. La mejora de las infraestructuras -con la conversión en autovías de muchas nacionales (A-62, A-1, A-231) ha sido sin duda, apunta Medel, uno de los factores que influido en la caída. Pero no el único. También menciona la prevención, que ha aumentado con un mayor número de agentes destinados a controlar las carreteras y con la intensificación de las campañas de sensibilización  y formación de conductores.

Ahora bien, en eso coinciden Medel y Galán, fueron dos medidas legislativas tomadas por el Ejecutivo de Zapatero en 2006 las que marcaron el verdadero punto de inflexión y el momento en que los siniestros mortales empezaron a caer a cotas nunca vistas. Se trata de la puesta en marcha del carné por puntos y la conversión en delitos de lo que antes eran meras infracciones administrativas, tales como conducir bebido o drogado, circular a velocidad desorbitada o coger un coche sin permiso de conducir. En ese momento los ciudadanos, de forma generalizada, empezaron a respetar más las normas de circulación. Y, lo que es más importante, «empezó a cambiar la mentalidad», coinciden ambos. Si en los años precedentes «quienes alardeaban de tardar hora y media de Burgos a Madrid eran tratados casi como héroes», en la actualidad este tipo de conductas son «censuradas por una mayoría de la gente», comenta Medel. «Es verdad, el reproche social a quienes van rápido o conducen con un par de copas ha crecido de forma exponencial», apostilla Galán.

Los accidentes han caído hasta unos niveles tan bajos que cada vez queda menos margen de mejora.  El jefe provincial de Tráfico es optimista y estima que «es posible llegar a las cero víctimas mortales en un año». Pero para ello es consciente de que hay que incidir en dos aspectos básicos, «evitar las distracciones, que provocan la mitad de los accidentes», y luchar contra el consumo de drogas al volante. El comandante de la Benemérita no está obsesionado con la estadística, le gusta «mirar caso por caso, porque en cada accidente influyen numerosos factores que hay a analizar para poner remedio». No hay que dormirse en los laureles, peroambos creen que en una provincia de tanto paso de vehículos la reducción lograda es un buen dato.