«Quitar un letrero después de 43 años es doloroso»

R.N.S.
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Su empresa, Reyca-C Decoración, es como un miembro más de la familia por lo que el sienten el traspaso generacional como algo natural

«Quitar un letrero después de 43 años es doloroso» - Foto: Luis López Araico

El fundador de este proyecto sobre decoración del hogar tiene dos cosas más que claras: que en algún momento va a realizar el traspaso y que su hijo será quien herede el comercio. «Por amor propio no se puede cerrar un negocio que se ha hecho un hueco con tanta fuerza en la ciudad», asegura Luis. Sin embargo, se encuentran aprendiendo a dar sus primeros pasos hacia el relevo y viendo como van a llevar a cabo este proceso natural. Hoy en día están trabajando los dos en el local. «Es muy gratificante trabajar en familia, aunque es complicado que tu jefe y tu padre sean la misma persona. Tienes que aprender a trabajar con las jerarquías», comenta el sucesor. Quizás en estos momentos es el hijo quien toma un número mayor de decisiones, pero las transformaciones las hacen de forma conjunta. «A mí nunca me ha costado cambiar, si había algo que no funcionaba lo cambiaba yo mismo», expone el padre.

El heredero comenzó a trabajar en el proyecto en el año 1998, pero lleva toda la vida en la tienda. «Como no había campamentos de verano, venía a ayudar a mi padre a ordenar el almacén», recuerda el descendiente. Para él esta empresa es un hermano más de la familia que su padre y su madre han sacado adelante. Su progenitor ha barajado otras opciones por si acaso su vástago se oponía a la continuidad. Tras estudiar la carrera de economía pensó que no seguir con el comercio que su progenitor había creado en casa era desaprovechar una gran oportunidad.

Durante los primeros años de Reyca-C, en la capital ya existían 22 tiendas similares, un número muy alto para la población del momento. No obstante los tiempos del comercio eran mejores. Los pequeños negocios no están pasando por su mejor época y es por esto que el promotor advierte que, a pesar de que los inicios fueron muy complicados por todo el trabajo que conlleva crear algo desde cero, se trabajaba mucho mejor. «Sería bonito seguir con una empresa familiar si los tiempos fuesen superiores», expone Luis. Estos años son difíciles por la situación de las grandes superficies. Un estado en el que todos los negocios están influenciados por una gran globalización, algo que les «perjudica bastante», confiesa el futuro propietario. No obstante el descendiente siente que sí que es muy bonito continuar con la firma familiar y que tienen mucho sentimiento involucrado. También es consciente de que gracias a tener un gran nombre y un buen prestigio en Burgos, además de un local pagado, puede mantener el negocio con mayor tranquilidad.

Su gran motivación es pensar que algo han hecho bien si siguen con la decoración de hogares tras 43 años de oficio. Les llena de alegría atender a los hijos y a los nietos de aquellos clientes con los que el fundador trató en sus primeros años. Esto para ellos «tiene un valor incalculable», expresa el progenitor. Sin embargo, ya no es tan común. Han comprobado que los consumidores más jóvenes no valoran que un empleado les informe en la tienda de forma física y prefieren optar por la «frialdad» y la comodidad de Internet.

«Nosotros debemos vender calidad y una atención diferente, estas son nuestras formas de luchar por mantenernos. No podemos optar a otra cosa que diferenciarnos del resto. Nuestro trato es muy bueno y si los consumidores valoraran más el servicio se vendería mucho más en los pequeños comercios», advierte el padre.

 

HISTORIA

Luis Peña se encontraba en Madrid trabajando cuando un vecino de su pueblo, Caleruega, le ofreció trabajo en Burgos. Tras dos años trabajando con él, en 1975 decidió volver a Burgos y crear su propio negocio junto a su mujer. El primero establecimiento se encontraba en el número 17 de la calle Concepción.
En un principio trabajaban únicamente con papel pintado y sintasol, pero con el tiempo y con la incorporación de su hijo Luis en el año 1998 y fueron desarrollándose hacia la decoración textil del hogar, muebles de baño, accesorios, etc.