El 16 de diciembre de 2019 Goran Huskic tocó fondo. El héroe del San Pablo Burgos y uno de los jugadores más valorados de la Liga Endesa la campaña anterior decía adiós a la temporada de forma prematura. «Estuve a punto de llorar como niño», reconoce.  Se acababa de recuperar de su tercer esguince en apenas tres meses, pero la mala suerte se volvió a cebar con él. Un mal gesto en un entrenamiento confirmó los peores pronósticos. Tocaba pasar por quirófano y esperaba una larga recuperación.

Hoy, más de tres meses después de aquella desafortunada lesión, el pívot serbio se encuentra mejor y afronta lo que queda con una perspectiva mucho más optimista. Se le nota incluso en el tono de voz. Obligado a quedarse en casa, como todo el mundo, atiende a Diario de Burgos vía telefónica mientras espera que Dani Hernández, preparador físico del club, toque al timbre para hacer la rutina diaria de ejercicios.

¿Cómo lleva la cuarentena?
No lo llevo mal. Estoy cuidándome, descansando, entrenando lo máximo posible en esta situación y esperando a que pase este mal momento para todos.

¿Le trastoca mucho los planes de recuperación este encierro?

Sí, claro que sí. En circunstancias normales tendría que ir a la piscina dos veces por semana y al gimnasio para usar pesas y todo eso. De esta manera, es Dani el que viene a mi casa con un permiso para salir y hacemos dos horas de ejercicios que me ayudan mucho, pero no es la rutina que podría realizar en un día normal.

Los plazos de su regreso estimaban que podría empezar a entrenar alrededor del mes de mayo, ¿se van a retrasar?
No, creo que voy a estar en los plazos marcados.

Entonces, en el caso de que se reanude la competición y se juegue durante los meses de mayo y junio, ¿se podría ver a Goran Huskic de nuevo sobre el parqué?
En principio, las dos primeras semanas de mayo ya tendría que estar con el equipo entrenando para ir cogiendo ritmo. Lo de jugar es otro tema. Si la ACB siguiera hasta junio, podría volver a jugar. Ese retraso sería bueno para mí, pero es difícil saber qué va a pasar con la liga.

Volviendo la vista atrás unos meses, era difícil imaginar un escenario tan negro esta temporada cuando acabó la anterior deslumbrando en la ACB...
Está claro que está siendo un año para olvidar. Han pasado muchas cosas desafortunadas y eso es muy duro. En siete años como profesional, solo había tenido un esguince y este año en los primeros tres meses he sufrido tres. Al principio parecía solo eso, un esguince, pero luego resultó ser una lesión grave. Ahora que empiezo a sentirme mucho mejor y estoy avanzando en la recuperación, viene el coronavirus y no puedo seguir el plan. En fin, es un año bastante feo, pero es parte de la vida y del deporte. Cualquier jugador con un carrera larga va a tener una campaña mala.

Antes de la lesión le costó gozar del protagonismo que tenía con Epi, ¿cómo vivió ese cambio en el banquillo?
Es normal que cueste porque hay nuevos jugadores y nuevo entrenador, por lo que se necesita tiempo para llegar en una forma buena como equipo. Con Joan (Peñarroya) me llevo muy bien. Tiene diferente filosofía a la de Epi, pero es muy buen entrenador. Justo antes de la lesión, él empezaba a confiar más en mí y creo que iba por buen camino. Tenía buena pinta la cosa.

[Entrevista completa en la edición impresa de Diario de Burgos de este sábado]