Un burgalés ganó la batalla

R. Pérez Barredo
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Fernando García de Villamayor fue quien, en el momento crítico, persuadió al rey Alfonso VIII para que aguantara el ataque moro para luego vencer

Marceliano Santa María recreó la batalla en 'El triunfo de la Santa Cruz'. - Foto: Jesús J. Matías

Alguien detuvo al rey castellano, en esa hora crítica resuelto a avanzar hacia una muerte segura. Detuvo su caballo, encabritado por el fragor de la batalla, y le habló al oído. El rey Alfonso VIII escuchó con atención a aquel hombre, que le aconsejaba aguardar, esperar a que la caballería almohade siguiera acercándose a las tropas cristianas. Aquel campo jienense, cercano a la villa de Navas de Tolosa, estaba siendo escenario de un acontecimiento bélico de primera magnitud. Se libraba un enfrentamiento entre reinos que supondría el comienzo del fin de la presencia musulmana en la Península Ibérica. Las fuerzas militares eran claramente desiguales. De lado cristiano -representado por los Reinos de Castilla, Navarra, Aragón y Portugal-, 70.000 hombres. De lado musulmán, con el califa Miramamolín al frente, 120.000 soldados. 16 de julio de 1212.

La lucha está siendo encarnizada. La Crónica latina de los Reyes de Castilla recoge así uno de los pasajes: «Se atacan, se lucha por doquier, cuerpo a cuerpo, con lanzas, espadas y mazas, y no hay lugar para los saeteros. Insisten los cristianos, resisten los moros, se produce el fragor y ruido de armas. Se mantiene la lucha, ni unos ni otros son vencidos, aunque en alguna ocasión unos caigan sobre los enemigos y en otras sean repelidos por ellos. En alguna ocasión se llega a gritar por algunos cristianos heridos que los cristianos habían sucumbido». Y es que por momentos los moros parecieron imponerse por ser más numerosos. Sobre todo en un momento crucial, cuando las primeras filas de los cristianos se rompieron, siendo de inmediato rodeadas por los moros. La segunda, al ver lo sucedido, inició la retirada, siendo de inmediato perseguida por la caballería almohade.

Fue entonces, al ver por un lado la espantada de los suyos y por otro la saña con que estaban éstos siendo hostigados por los moros, cuando el monarca castellano se enfureció y se aprestó a atacar con todo, llegando a decirle al arzobispo de Toledo, a caballo junto a él: «¡Muramos aquí vos y yo!».

Fue entonces cuando se le acercó aquel hombre. Se llamaba Fernando García de Villamayor y era burgalés. El rey lo meditó y decidió hacerle caso. Dejó que los almohades siguieran acercándose y cometieran un error táctico que les saldría caro. Que les costaría la derrota. Al romper su formación y salir a por los cristianos que huían, sus líneas se dispersaron. Tanto que, para cuando quisieron, ya era demasiado tarde. Muy separada su vanguardia de su retaguardia, entonces sí, los cristianos atacaron, y tras horas de cruento enfrentamiento salieron vencedores. El saldo de bajas lo dice todo. Se calcula que hubo en torno a 2.000 muertos cruzados por varias decenas de miles de moros fallecidos.

 

EL HÉROE ANÓNIMO

¿Quién era Fernando García de Villamayor? ¿Quién fue el hombre que detuvo una ofensiva que hubiese podido cambiar los designios de Detuvo el corcel del monarca cuando éste había ordenado un avance suicida una de las batallas más importantes de la Reconquista y, por ende, la historia tal como hoy la conocemos? El burgalés Fernando García, señor de Villamayor y Celada, nacido hacia 1174 ó 1175, según diversas fuentes, ejerció como mayordomo del rey de León (pieza esencial en la administración de las cortes medievales) durante años, aunque ya en 1208 las crónicas le sitúan como miembro del séquito del rey castellano Alfonso VIII. Hombre poderoso e influyente, cercano durante tantos años de su vida a los monarcas más importantes de su tiempo, no extraña que en trance tan delicado hubiese tenido la gallarda osadía de aconsejar al rey castellano. Fernando García falleció cinco años más tarde de la famosa contienda, en 1217. Fue enterrado en el monasterio de Benevívere, Palencia.

 

Fuente: Un burgalés, el verdadero artífice del triunfo de las Navas de Tolosa. Carlos Vara Thorbeck. Academia Burgense de Historia y Bellas Artes; Institución Fernán González, 2009.

 

*Este artículo fue publicado en la edición impresa de Diario de Burgos el 12 de febrero de 2012