El Certamen Burgos-Nueva York, edición nacional en otoño

I.L.H.
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El concurso cambia julio por septiembre y se centra en bailarines españoles ante las dudas con los desplazamientos internacionales. «Es lógico mantenerlo por el bien de los profesionales»

El director del certamen, Alberto Estábanez, está seguro de que las coreografías estarán marcadas, de una u otra manera, por el confinamiento. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

No han querido cancelarlo porque bastante maltrecha está la cultura burgalesa. Aunque tenga que ser una edición diferente, el Certamen de Coreografía Burgos-Nueva York se celebrará en septiembre. «La danza está muy necesitada. Y ahora más aún. Lo lógico es hacerlo, apoyarlo, por el bien de los profesionales», señala Alberto Estébanez, responsable del concurso internacional. «Es una necesidad -continúa-. Si a la cultura le quitas proyectos consolidados como éste, apaga y vámonos. Realizar el evento es por el bien común».

No podrán hacerlo en julio, eso sí, entre otras cosas porque la convocatoria de ayudas del Inaem (El Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música) a la que siempre acude el certamen todavía no se ha publicado ante el parón administrativo del estado de alarma. «Lo van a sacar ahora y confiamos en mantener el apoyo que hemos tenido siempre del Ministerio de Cultura», comenta para explicar que otras veces se convocaba entre marzo y abril. Ante ese retraso han decidido trasladar el certamen a septiembre, en fechas aún por concretar por el Instituto Municipal de Cultura, aunque espera que sea a primeros de mes.

Cerrar el calendario está resultando difícil porque, como el chiste que circulaba al principio del confinamiento, en cuatro meses hay que reubicar lo previsto en fechas y lo que se ha trasladado, y los días son los que son en el calendario. De todas formas aceptamos que pueda ser complicado, pero no imposible, sobre todo cuando nadie se va a quejar de exceso de programación.

Los organizadores del Certamen Burgos-Nueva York prevén esa fecha y con ella trabajan y también que la edición sea de carácter nacional, ante las dudas y dificultades que pueden plantearse desde algunos países para los desplazamientos internacionales. Así que el concurso contará únicamente con bailarines españoles o que residan en España y con coreografías preparadas en circunstancias extraordinarias. «Será una edición rara porque los bailarines no han podido ensayar durante tres meses y si lo han hecho, ha sido entre cuatro paredes, solos o, como mucho, con la persona que convivan», señala Estébanez. El director del Ballet Contemporáneo de Burgos cree por eso que la mayoría de las coreografías que se presenten serán dúos o solos y estarán marcadas por el confinamiento: «Los problemas sociales afectan a la creación y lo que nos ha ocurrido es inherente a la danza, así que habrá alusiones a la pandemia de una u otra manera. Estoy seguro». 

Sin duda puede resultar interesante observar desde la perspectiva de la danza y el movimiento las desigualdades que ha acentuado la pandemia, la dureza del aislamiento, los conflictos personales, la readaptación, el miedo, la lucha, el contacto, su ausencia, la pérdida, el luto...

Lo que también variará, según Estébanez, son los premios: «En lugar de repartir 18.000 euros en las tres primeras categorías (9.000, 6.000 y 3.000), querríamos dar la misma cantidad a los tres primeros puestos: 3.000 euros. Y mantendríamos el resto de opciones: premios en forma de residencias, becas, giras, presencia en Costa Rica, contratos, etc.».