Rugen los motores sin ecos en el pueblo

I.M.L. / Tubilla del Lago
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La actividad de fin de semana en el Circuito Kotarr repercute positivamente en la economía de la zona, con todos los alojamientos rurales ocupados alrededor de Tubilla del Lago. Las quejas vecinales sobre las molestias por ruido se reducen al mínimo

Las calles de Tubilla del Lago permanecen casi desiertas durante la celebración de los eventos en el circuito, sobre todo en la temporada invernal. - Foto: Patricia

Todos los fines de semana, el Circuito Kotarr de Tubilla del Lago acoge distintas citas del mundo del motor, ya sean carreras o eventos lúdicos como este fin de semana, en el que se dieron cita más de 50 vehículos para participar en una nueva edición de la Cencerro Race, una cita competitiva de resistencia por equipos, con coches que no supere los 1.500 euros de valor de mercado y 150 caballos de límite. 

El ambiente que se respira en el circuito es festivo, con vehículos decorados y participantes disfrazados, por lo que en los boxes se pueden ver monjes, arlequines, payasos o policías, todos a juego con sus carrocerías. Mientras unos ponen a punto el motor, otros aprovechan para almorzar algo y compartir anécdotas con sus vecinos de box. La asistencia al circuito es mucha, porque los equipos son de un máximo de cinco personas, lo que supone más de 200 participantes, a los que hay que sumar amigos y familiares que les acompañan para disfrutar de un fin de semana en las carreras.

Una cifra que ya supera la población habitual de Tubilla del Lago, donde de manera permanente residen unas 120 personas. La repercusión en el municipio se deja notar ya en el kilómetro escaso que separa el circuito del núcleo de población, con grupos de participantes o curiosos que lo recorren andando por el borde de la carretera. De hecho, algunos vecinos se acercan incluso hasta allí a la hora del vermú para ser partícipes del ambiente a pie de pista.

La Cencerro Race de este fin de semana reunió en Kotarr a más de 200 personas, entre equipos y acompañantes.La Cencerro Race de este fin de semana reunió en Kotarr a más de 200 personas, entre equipos y acompañantes. - Foto: Patricia

Al llegar a la localidad, sorprende el contraste con el movimiento que hay en el circuito. Se pasa del continuo trajín de los equipos con unas calles casi desiertas. Una situación que cambia cuando concluyen las carreras, como confirman en el único bar del municipio. «Ahora están en el circuito, pero luego, por la tarde y sobre todo por la noche, vienen a tomarse algo y a cenar, es lo que da ambiente al pueblo en estos fines de semana de invierno», reconoce desde detrás de la barra la camarera del bar Los Arcos. Ella, una joven que mantiene el negocio familiar y que vive en la planta encima del establecimiento, se muestra a favor del circuito «porque es una apuesta por el pueblo» y confiesa que ella no tiene queja alguna.

«Cuando la gente dice que no puede dormir por el ruido del circuito, yo no lo comparto porque aquí no me entero, igual en las zonas altas o de las afueras se oye más, pero aquí nada», explica mientras abre una botella de Ribera del Duero para un grupo de ocho amigos, visitantes de fin de semana, que se disponen a tomar el vermú antes de comer.

En función del viento. En las calles de Tubilla del Lago las opiniones sobre el circuito dejan traslucir algunas quejas. «Ahora no se oye mucho, depende de hacia dónde sople el viento», explica una mujer que viene de enseñar a sus nietas a hacer chorizo casero. «Ahora es distinto, pero en verano, cuando hacen las carreras nocturnas, el ruido es otra cosa, se oye continuamente», reconoce (...).

Entre los presentes, los disfraces y los coches decorados eran la excusa para un fin de semana de ocio en el circuito.
Entre los presentes, los disfraces y los coches decorados eran la excusa para un fin de semana de ocio en el circuito. - Foto: Patricia

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