Glovo alcanza los 35 repartidores en su primer mes en Burgos

G. Arce
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Los sindicatos insisten en que no se puede calificar como empleo y denuncian que operan como falsos autónomos

Su paso fugaz, en bicicleta, moto, patines o patinetes, cargando a sus espaldas grandes mochilas térmicas cuadradas de color amarillo no ha pasado desapercibido entre los peatones burgaleses, en el centro y en los barrios.Son los glovers, los transportistas urbanos a domicilio de la plataforma digital Glovo, que apenas lleva unas semanas operando en la ciudad de Burgos y ya cuenta con un equipo de 35 repartidores, casi a uno nuevo por día.

Pese a la polémica que rodea al servicio y las supuestas condiciones laborales en las que se desarrolla, la demanda de productos a domicilio vía teléfono móvil (alimentos, bebidas, comidas, encargos personales, recados, regalos, etc.) no deja de crecer, aunque su pequeña escala y posibilidades de carga (hasta 9 kilogramos por pedido) todavía no parece inquietar a las empresas tradicionales del transporte de paquetería.

La plataforma, blanco de las críticas de los sindicatos, que consideran que se sirve de la precariedad de falsos autónomos, confirma que seguirá creciendo en la ciudad, al igual que lo está haciendo en las 20 capitales españolas donde está operativa y en otros tantos países.

Glovo desembarcó en Burgos a principios de julio atendiendo los pedidos de, entre otros, una famosa hamburguesería. Como ocurre con otros negocios digitales, no tiene ni equipos ni sede propia en la ciudad, todo está centralizado en Barcelona y todo lo que se quiera saber de ellos está en la aplicación digital desde la que se accede a sus servicios o preguntando en su sede central.

Así, cuestionamos sobre las condiciones en las que operan estos nuevos repartidores en Burgos y nos contestan que «son las mismas que en el resto de ciudades y países». «Los glovers -explican- son trabajadores autónomos que colaboran con la plataforma, a la que se apuntan ellos mismos. Son ellos los que deciden libremente cuándo y cuánto quieren trabajar, no reciben directrices ni órdenes por parte de Glovo. Los glovers son autónomos porque es la única forma legal de colaboración que permite tener tanta flexibilidad en las horas en las que se colabora. Tampoco tienen ningún tipo de exclusividad».

De hecho, muchos repartidores  compaginan su labor con otras actividades profesionales, incluso trabajando en varias plataformas a la vez (aunque no es el caso de Burgos, por ahora). Tampoco es fácil preguntarles a ellos, van con el tiempo justo para ganar lo justo y si no están corriendo, están rastreando en el teléfono móvil su próximo encargo. «Al ser una plataforma de economía bajo demanda cobran por pedido realizado y no por hora de colaboración. Actualmente un glover cobra, de media, 5 euros por pedido que realiza en una media de 30-35 minutos. El número de pedidos que haga dependerá de la demanda y de cuántas horas quiera colaborar en la plataforma». Hay glovers que hacen 5 pedidos a la semana y hay glovers que hacen más de 50 pedidos a la semana. Hay que matizar que el importe por envío establecido en Burgos es de 1,90 euros. Hagan la cuenta de ingresos y tiempos...

«empleo basura». Desde CCOOno lo ven tan simple y califican esta actividad de «empleo basura»: «Es un trabajo precario, se aprovechan de la gente joven, los estudiantes y aquellos que buscan un dinerillo con un trabajo pésimo y sin futuro alguno», resume Marcos Citores, secretario general de Servicios para la Ciudadanía de CCOO en Burgos, quien insiste en que no se puede hablar de 35 nuevos empleos.

El sindicalista no solo apunta a la plataforma para la que colaboran sino a los negocios que se sirven de estos singulares transportistas, desde panaderías, supermercados, tiendas de ropa y de regalos  a restaurantes y hamburgueserías. Concretamente, en Burgos hay 28 establecimientos que forman parte de la red. «Hay que reprochar también a una sociedad de consumo que se ha acostumbrado al servicio a domicilio por unos euros sin pensar el tipo de precariedad laboral que está propiciando. Es para hacérnoslo mirar...».

CCOOdenuncia que este tipo de trabajo ni siquiera está regulado por un convenio, como ocurre con el de cargas fraccionadas, y desconoce las condiciones de seguridad con las que se realiza. «Es un tema novedoso pero que estamos siguiendo y tenemos que abordar próximamente en una campaña de concienciación ciudadana», señala Citores.

La polémica laboral no ha impedido el crecimiento de esta plataforma. Como decíamos, Glovo opera ya en 21 ciudades y acaba de cerrar una ronda de financiación de 115 millones de euros, que la posiciona como una de las empresas españolas que ha recibido mayor inversión en 2018. Gracias a esta inyección la compañía asegura que planea contratar a más de 100 ingenieros para consolidar su posición y continuar su expansión, así como optimizar la plataforma para ofrecer un mejor servicio a repartidores, usuarios y establecimientos.