«Con ganas y apoyo se pueden conseguir las cosas»

A.G.
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La delegación del Gobierno en Castilla y León concede a Amanda Pisa, de la Fundación Secretariado Gitano, el premio Meninas por su labor en favor de la formación y el empoderamiento de las mujeres

Amanda Pisa, en el gimnasio Burgos Team, donde practica kárate. El día 25 recibió el Premio Meninas por su labor en favor de las mujeres. - Foto: Alberto Rodrigo

Aunque no está segura de ello al cien por cien Amanda Pisa es, probablemente una de las primeras mujeres gitanas que han ido a la universidad en Burgos. Es graduada en Educación Social por la UBU, a pesar de lo cual no deja de formarse. Ahora mismo, cuando ya es la flamante poseedora del premio Meninas que concede la Delegación del Gobierno en Castilla y León, está haciendo las prácticas de un ciclo de atención a personas dependientes. Además, tiene dos grados profesionales, de Integración Social y Educación Infantil, que fue con los que empezó su carrera académica: «Lo cierto es que mi primera intención siempre fue ir a la universidad pero en su día no me atreví debido a miedos e inseguridades que no sé, de verdad, de dónde me venían porque mi familia siempre me apoyo. Así que cuando terminé di el salto». 

Esta mujer de 36 años, casada y madre de un niño, trabaja desde 2016 en la sede en Burgos de la Fundación Secretariado Gitano. Al principio lo hizo como técnica en intervención sociolaboral y desde 2019 como técnica de igualdad y de lucha contra la discriminación dentro del Programa Calí, que tiene como objetivo la mejora de la integración sociolaboral de las mujeres gitanas, a través del fomento de la igualdad de oportunidades, de la igualdad de género y la lucha contra toda forma de discriminación. «Prestamos una atención específica a esa doble discriminación que padecen, por ser mujeres y por ser gitanas y lo hacemos empezando por el conocimiento de su propia realidad. A esto le sumamos actividades que promuevan el desarrollo personal y las habilidades sociales y para la empleabilidad para que puedan conseguir trabajo y salir del programa empoderadas porque muchas de ellas, igual que yo lo he vivido, tienen miedo y muchas inseguridades».

Amanda Pisa le da también mucha importancia a que las mujeres gitanas puedan desenvolverse correctamente con la tecnología ya que, como recuerda, ahora mismo, y más después del confinamiento y la pandemia, si no se maneja bien pueden aparecer muchos problemas como ha dejado claro, afirma, la denominada brecha digital: «Es muy necesario, porque para cualquier cosa van a necesitar tener competencias, desde pedir una cita médica a comprar o enviar un curriculum».

Con respecto a la violencia de género, el Programa Calí trabaja la prevención y aunque no se ha dado ningún caso, también derivarían a las víctimas a los recursos que existen. 

Amanda Pisa afirma que las mujeres gitanas se enfrentan al mismo machismo que las payas. ¿El matiz diferencial? La rapidez con la que van evolucionando: «Estamos alcanzando la igualdad pero a otro ritmo más lento, porque nosotras también la buscamos, igual que la conciliación. Estamos haciendo avances pero con pasitos más cortos». Por eso, indica, son tan importantes las actividades como las del programa de la Fundación que da muchos frutos: «Se ve una evolución desde que empiezan, sobre todo con lo que tiene que ver con la autoestima. Vamos notando cambios en todos los sentidos, en la manera de describirse a sí mismas, en la seguridad que alcanzan y en cómo pierden el miedo a buscar un empleo».

El Programa Calí también trabaja contra la discriminación recibiendo denuncias e implicando a los agentes sociales (médicos, fuerzas de seguridad del Estado, trabajadores sociales...) para que cada vez se produzca menos, aunque la experiencia de Amanda Pisa no es muy buena: «Recientemente un grupo de mujeres jóvenes ha terminado una formación en atención al cliente y no exagero si digo que llamamos a 60 comercios para solicitar prácticas no laborales y la inmensa mayoría nos ha cerrado las puertas al saber que llamábamos de Fundación Secretariado Gitano. Son los prejuicios, que no acaban de disiparse».

Esta joven se siente muy agradecida por el premio Meninas, que recibió el pasado día 25, pero se muestra humilde. «Yo no me considero un referente de nada pero sí que quiero transmitir que con ganas y apoyo se pueden conseguir cosas», afirma, a pesar de que también ha tenido éxito en el deporte. Desde los 5 años practica kárate y tres un parón por los estudios lo ha retomado. Amanda es nada menos que cinturón negro segundo dan: «Me relaja mucho, en el tatami se me olvidan todos los problemas».