Raúl Berzosa regresa a España a la espera de nuevo destino

I.M.L.
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Tras renunciar a su puesto en Ciudad Rodrigo, el obispo arandino ha estado de retiro en una abadía benedictina en Francia y seis meses de pastoral en Bogotá

Berzosa, en su toma de posesión en Ciudad Rodrigo en 2011. - Foto: J. J. Matías

Desde que el 16 de enero el papa Francisco aceptase la renuncia simpliciter, que significa sin pedir argumentos y respetando las razones privadas de quien la solicita, la labor dentro de la Iglesia de Raúl Berzosa entraba en un paréntesis indefinido. Seis meses antes, el obispo arandino había comenzado un retiro de su gobierno pastoral en la diócesis Ciudad Rodrigo, de la que todavía es obispo emérito, por unos motivos sobre los que se ha hablado mucho pero de los que no se conoce nada con certeza, ya que la decisión de apartarse de la vida pública es tan personal como las razones que le llevaron a ello al prelado, que durante todo este tiempo ha permanecido en silencio. Y él es el único que puede explicar qué le llevó a esa decisión.

Sin embargo, este extraño actuar, sumado a los rumores, llevaba a la Santa Sede a abrir una investigación, que algunos medios católicos bautizaban como ‘caso Berzosa’, a raíz de una serie de denuncias que apuntaban a un supuesto «comportamiento inmoral» y malversación de fondos diocesanos. Fue el propio obispo arandino el que solicitó que se realizase una auditoría económica de su labor en Ciudad Rodrigo, que despejó todas las dudas al no encontrar indicio alguno de desvío de fondos.

Después de un retiro en un monasterio benedictino en Francia, Berzosa empezaba una experiencia pastoral de seis meses en la ciudad colombiana de Bogotá, en concreto, en la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, donde ha permanecido hasta hace escasas semanas. Antes de emprender su regreso a España, dejaba un mensaje de vídeo grabado para los fieles bogotanos, y a él se remite cuando esta redacción logra hablar con él tras meses de intentos y mutismo. «No puedo decir nada más que lo que dije al despedirme de Bogotá», apunta el prelado arandino a modo de respuesta a todas las preguntas que se han acumulado a lo largo de estos meses, confirmando también que «estoy a la espera de que el papa Francisco me asigne mi nuevo destino, se sabrá en unos días», aunque el periodo estival está alargándolos más de lo esperado.

En los círculos que conocen cómo se mueven los hilos y se toman las decisiones en el seno de la Iglesia Católica, el nuevo destino de monseñor Raúl Berzosa apunta en tres posibles direcciones: una diócesis española, las misiones o algún puesto en la diplomacia vaticana o en la curia romana. Todo es posible y está en manos del Pontífice y de la Congregación para los Obispos, aunque Berzosa lo deja en manos de su férrea fe. «Desde el día en que me ordené dije: Padre, en tus manos estoy; Jesucristo, cuenta conmigo donde quieras en tu Iglesia católica grande, y al Espíritu, donde tú me lleves», declamaba en su mensaje de despedida de Bogotá en alusión a su futuro.