Los empresarios burgaleses llevan años denunciando los desequilibrios que se producen en el mercado laboral provincial, en el que en muchas ocasiones las necesidades de contratación no coinciden con los perfiles de los candidatos que buscan empleo.

Este desajuste se hace aún más evidente en un momento como el actual, en el que la economía burgalesa trata de acoplar su actividad, por un lado, al incremento de la demanda tras meses de parón por culpa de la pandemia y, por otro, al desabastecimiento de materias  primas, que complica la organización de los recursos humanos de no pocos negocios. Ahora bien, en este contexto difícil y tan cambiante una mayoría de las empresas precisan personal. Y, lo que es más grave, no lo encuentran.

Cuatro sectores o cuatro ramos de la economía quieren contratar y quieren hacerlo ya. El metal, la construcción, la hostelería y el transporte necesitan en estos precisos momentos un total de 2.500 trabajadores para producir o dar servicio a pleno rendimiento. Y no los encuentran, lo cual repercutirá en un menor crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) provincial.

Este déficit de personal tiene lugar en una época de bajada general del desempleo, lo que quiere decir que el paro podría caer aún más si existieran aspirantes con la formación adecuada o si una parte de los parados se activara para aceptar empleos que ahora rechazan.

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