«Le tapamos porque tenía frío y estaba asustado»

F.L.D.
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Jorge y Marta, dos vecinos de la calle Saldaña, fueron los que avisaron a la Policía tras ver desde la ventana de su casa a Stefan, el niño que desapareció durante unas horas el lunes

Jorge explica cómo sucedió todo en el lugar de los hechos. - Foto: Valdivielso

No era normal ver tanto trajín a los pies del Castillo un lunes pasadas las diez de la noche. Menos, si cabe, teniendo en cuenta de que sobre todo había coches de Policía Local y de Bomberos. Por eso, cuando Jorge llegó a su casa, en la calle Saldaña, preguntó a su mujer Marta si había pasado algo. Solo tuvieron que encender el teléfono móvil para enterarse de que un niño de 12 años llevaba varias horas desaparecido. Este periódico informaba de que le habían visto rondar las laderas, así que les dio por pensar que la oscuridad obligaría al chaval a dejarse ver por las calles del Centro Histórico Alto. Llenos de fe, se apostaron en la ventana hasta que vieron asomar la silueta del menor debajo de su piso. «¿Eres Stefan?», preguntaron. El temeroso asentimiento del chico les hizo resoplar a ellos y a media ciudad. 

«Fue Jorge», reconoce Marta, «el que más preocupado estuvo del niño desde que se enteró». Estaba seguro de que si, como apuntaban las fuentes oficiales, había corrido a la parte alta de la ciudad a esconderse iba a terminar bajando cuando la noche cayese y anulase la visibilidad de las arboledas. Eso le empujaría al entorno de San Esteban, un barrio que conoce al dedillo. «Cuando le llamó desde la ventana pensé que se estaba confundiendo. Eran casi las doce», recuerda. Jorge se había fijado bien en la fotografía difundida en las redes sociales. La casualidad quiso que en ese momento llevara la misma sudadera, lo que supuso para él la pista definitiva. Se vistió a toda prisa para bajar a socorrerle mientras su mujer hablaba al chico desde la vivienda. «Estaba asustado y tenía frío, pero por lo demás se encontraba bastante bien», añade. 

Estaba aún receloso y sollozaba ligeramente cuando apareció otra vecina, Carmen, quien ayudó a socorrerle. «Lo que hice es lo que debería haber hecho cualquiera del barrio. Más gente tendría que haber ido a buscarle», sentenció. Entre los tres arroparon al joven, que se encontraba visiblemente destemplado. Jorge le acompañó al portal y bajó de su casa una manta para taparle. Mientras, Marta llamó a la sala de emergencias 112 de Castilla y León, que derivó el aviso a la Policía Local, y le preparó un Cola Cao caliente para ayudar a que entrara en calor. 
En cuestión de minutos, llegaron varios agentes a la carrera y se encargaron de atender al menor (...).

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