Vidal Maté

Vidal Maté

Periodista especializado en información agraria


Vino, tiempos de ajuste

03/07/2020

Según los datos manejados por el Ministerio de Agricultura, el período de confinamiento provocado por la crisis de la COVID-19 desde el 14 de marzo hasta la primera semana de junio, supuso un incremento medio de la demanda de vino en los hogares del 43%. Este aumento en volumen no supuso absorber toda la demanda que se venía registrando en el conjunto de la restauración, lo que se tradujo en un aumento de los excedentes en el conjunto de las bodegas con un impacto muy diferente en función de las dependencias de cada una de los canales de venta, restauración o la distribución alimentaria, tanto para el mercado interior como para la exportación.
Una encuesta realizada por la Federación Española del vino entre las más de 4.000 bodegas que funcionan en el sector refleja que más de un 94% de las mismas se vieron afectadas por la crisis con una reducción media de su facturación en un 38,7% durante el primer semestre. En el conjunto de las bodegas, los efectos más graves se dejaron sentir en las pequeñas y medianas que tenían más difícil el acceso a los grandes grupos distribución y que dependen fundamentalmente de la restauración local o comarcal con una caída de facturación del 54% frente al 30% aproximadamente registrado por grupos de mayor envergadura. En los dos meses de cierre total la caída de ventas en la hostelería en el mercado interior fue del 65%, mientras en el exterior el descenso fue del 49%. En el canal de la distribución alimentaria ese descenso fue del 12% a nivel nacional y del 23% en el exterior. 
A esta situación general de caídas provocada por la pandemia, se suma la bajada y hoy congelación de la demanda a solo 10 millones de hectolitros, aunque según los estudios de la Interprofesional del Vino en los últimos 12 meses se habría registrado un mínimo incremento hasta los 11 millones de hectolitros.
 Este escenario, junto a la posibilidad de un aumento de los excedentes en el sector ante las previsiones de una cosecha al alza en el entorno de los 42 millones de hectolitros frente una campaña anterior de solo 38 millones de hectolitros, ha sido motivo de preocupación en la Administración y en todo el sector.
Para hacer frente a esta situación, tratar de aligerar excedentes y evitar un aumento de los mismos el Ministerio de Agricultura puso en marcha en las últimas semanas un Plan con un fondo de 90 millones de euros de los que 65 están siendo destinados a la destilación de dos millones de hectolitros, otros 15 millones para almacenar dos millones más de hectolitros y 10 millones más para la vendimia en verde de los que seis millones van a cuenta del Programa de apoyo al sector del vino de este año y el resto para el Programa del próximo ejercicio. El sector reclama que la mayor parte de esos recursos deberían haber salido del fondo de crisis comunitario y no del Programa.

 

Destilación

Los datos provisionales manejados por el sector señalan la existencia de una demanda, tanto para destilación como para el almacenamiento y para la vendimia en verde muy superior a los fondos asignados previstos para bodegueros, destiladores y viticultores, por lo que será indispensable un prorrateo para distribuir los fondos. Desde UPA se aboga porque se articulen más recursos desde Bruselas diferentes a los contenidos en el Programa. Solamente en Castilla-La Mancha se maneja una oferta para destilación de casi tres millones de hectolitros y cerca de un millón de hectolitros para el almacenamiento, con más de 300 peticiones para la venda en verde. En lo que respecta a la vendimia en verde, en este caso el protagonismo corresponde a Castilla y León con peticiones que, según estimaciones de UPA ya supondrían más de 11 millones de euros. En vendimia en verde, la compensación por el trabajo de corte de racimos se eleva a 1.000 euros si se hace de forma mecánica y a 1.200 si es manual, mientras las compensaciones por la destrucción de la uva ascienden al 60% del valor de la misma en las campañas precedentes, lo que supone en casos como Ribera de Duero a 4.700 euros por hectárea a 3.500 en Rueda, siempre parcelas enteras con un mínimo de 0,3 hectáreas.
La vendimia en verde ha sido tradicionalmente una medida practicada por bodegas más comprometidas por la calidad de sus caldos reduciendo los rendimientos por hectárea. La medida actual de vendimia en verde es simplemente un instrumento para destruir uvas y evitar excedentes, lo que supone reconocer un fracaso en las políticas de la demanda.
El miedo a los excedentes para la comercialización de los vinos y la rebaja en la calidad de los mismos y a la vez el temor a que ello pudiera provocar un descenso en los precios, ha dado igualmente lugar en las últimas semanas a decisiones de diferentes consejos reguladores para reducir los techos de producción máxima por hectárea con posibilidad para acogerse al etiquetado de esa denominación. 
El primer paso general en esa dirección lo dio el Ministerio en su última disposición marcando los techos en 18.000 kilos para uva tinta y en 20.000 kilos para la uva blanca. Frente a ese tope que afecta fundamentalmente a determinadas zonas en Castilla La Mancha, Extremadura o Comunidad Valenciana donde se llegan a duplicar esas cifras, cabe destacar la decisión de algunos consejos reguladores como Cava se bajó el techo de 12.000 a 10.000 kilos por hectárea en el marco de su Plan Estratégico que aprobará la próxima semana en una apuesta por la calidad, dar un mayor prestigio al cava y mejorar los precios a los productores. 
En Rueda, donde la superficie ha pasado en poco más de una década de menos de 10.000 a 19.000 hectáreas con gran éxito en su comercialización, fundamentalmente el blanco verdejo, bajó de 10.00 a 8.500 kilos. En Rioja el recorte ha sido de un 10% hasta los 5.850 kilos de uva y en Ribera de Duero solo de 6.000 a 5.900 kilos. La medida supone evitar elaborar vinos acogidos bajo la etiqueta de la denominación de origen, pero no impide que esa uva por encima no pueda dar lugar a vinos sin calificación que también estarán en el mercado.
La actual fiebre por la reducción de la producción por la decisión de los diferentes consejos reguladores, se puede y debe interpretar como una estrategia positiva para producir vinos de calidad y beneficios para el conjunto de la cadena. Pero, otras medidas como la vendimia en verde también ponen de manifiesto el fracaso en las políticas de comercialización del sector que no ha logrado parar en las últimas décadas la caída en la demanda interior y que el liderazgo español en la exportación se haya construido fundamentalmente en base a ventas a los precios medios más bajos de todos los países exportadores. En este sentido, el sector ha tenido en contra las estrategias públicas contra el vino como una bebida alcohólica, cuando es oficialmente un alimento. Pero también, en muchos casos, por unos elevados precios de venta de una copa en la restauración y de un servicio de los caldos no siempre el más adecuado en aspectos como temperatura de consumo, dejando más vía libre a la cerveza cuyo éxito es incuestionable.