Uso social para la guardería de Bayas tras 2 años sin niños

R.C.G.
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La instalación nunca ha llegado a estrenarse por falta de usuarios. El Ayuntamiento pretende ceder a partir de ahora el espacio a la asociación Valkiria siempre que la Junta autorice el cambio de finalidad

Cierran la guardería de Bayas tras 2 años sin niños

La escasez de plazas en las guarderías públicas de la ciudad hizo que su apertura se vendiera como un servicio totalmente necesario. Incluso un estudio encargado por el Ayuntamiento avalaba su viabilidad ya que existía demanda entre los trabajadores del polígono porque ayudaba a conciliar la vida laboral con la familiar.  Sin embargo, en dos cursos académicos la escuela infantil de Bayas no ha conseguido ni un solo alumno por lo que nunca ha llegado a abrir sus puertas. No ha sido por falta de empeño ya que la empresa encargada de su gestión ha llevado a cabo jornadas de puertas abiertas para que se conocieran sus instalaciones y se ha publicitado el servicio entre las fábricas del entorno. Simplemente, el proyecto no ha funcionado. Por este motivo Colorín Sin Fin ha decidido renunciar tras concluir su contrato. 

Ahora el Ayuntamiento está buscando la forma de darle otro uso a un espacio a estrenar. La idea del equipo de gobierno es cedérselo a Valkiria, colectivo que trabaja con personas con discapacidad intelectual y que no dispone de un local propio. Ahora comparte una lonja de Las Matillas con la asociación vecinal de dicho barrio pero sus programas de empleo requieren otro tipo de emplazamiento para brindar un mejor servicio tanto a usuarios como clientes. 

La opción de Valkiria está pendiente de que la Junta y la administración local lleguen a un acuerdo que permita dar un nuevo uso a un edificio que fue construido con una finalidad muy diferente. 

La guardería de Bayas ha sido una fuente de problemas desde su origen ya que su construcción se dilató más de lo previsto por diferentes contratiempos que obligaron a la Junta a parar la obra. Cuando se retomó, surgieron trabas con el equipamiento y posteriormente con la gestión, ya que la misma iba a quedar en manos de la Asociación de Mujeres Empresarias (Ademe) pero el colectivo renunció a ello. Al final tuvo que hacerse cargo el Ayuntamiento. 

Cuando la administración local por fin pudo sacar a concurso la explotación de la escuela infantil, concurrieron tres empresas. La diferencia económica era muy ajustada entre todas las ofertas pero el proyecto educativo mejor valorado fue el de Colorín Sin Fin, que también se ocupa de la guardería de Anduva aunque con diferente resultado. Mientras que en una las 74 plazas de las que dispone se suelen llenar todos los cursos, en la de Bayas no ha sido capaz de encontrar alumnos aunque el coste de la matricula es el mismo. 

Precisamente su ubicación, que en un principio era vista como un factor positivo, ha acabado siendo el principal escollo. El centro contaba con madrugadores para poder dejar a los menores al ir a trabajar y recogerles al acabar la jorna, pero como muchas veces son los familiares los que van a por ellos, la mayoría busca la comodidad de instalaciones que queden en el centro. Es algo que no solo sucede en Miranda sino que otras guarderías que se han montado en polígonos en otras ciudades, también han fracasado por un motivo similar. Los que se quedan sin plaza en las dos públicas suelen optar por las privadas antes que desplazarse hasta Bayas.