Radiología abordará el manejo de su gran lista de espera

A.G.
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Jesús Aldea, el nuevo responsable del área, reconoce que es su mayor preocupación, que tiene un arreglo difícil y que una de cada dos peticiones que les llega como urgente no lo es

Jesús Aldea es el nuevo jefe del servicio de Radiología del Hospital Universitario de Burgos. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

No solo es uno de los servicios centrales del Hospital Universitario de Burgos (denominación que reciben aquellos que forman parte de la columna vertebral de un hospital y que son imprescindibles para que se desarrolle con calidad el resto de la actividad asistencial) y de los más numerosos en personal -trabajan en él 140 personas- sino que, además del diagnóstico por imagen (ecografías, TAC, resonancias, mamografías...), dispone desde hace años de una potente área de intervención en patologías graves de una calidad extraordinaria que lo destaca a nivel nacional. Y como ha ocurrido en otros tantos, desde que asumió la gerencia del hospital José María Romo, acaba de ver renovada su jefatura, que ha pasado de Cristóbal Cano, que lo modernizó e impulsó en los años 90 y que se jubilará en breve, a Jesús Aldea, un médico soriano de 57 años, formado en el Hospital General Yagüe, que desde 1991 trabaja en Burgos y que hasta ahora era el responsable de la Unidad Vascular e Intervencionista. 

Aldea se animó a dar un paso adelante hacia la gestión cuando surgió la oportunidad porque, según afirma, se vio apoyado por compañeros de dentro y fuera del servicio y muy consciente de la complejidad que ello suponía. No oculta ninguno de los problemas a los que se enfrenta y  cree que la mejor forma de abordarlos es desde la transparencia y el diálogo pero también desde la responsabilidad y el trabajo duro. «No me puedo fijar ninguna meta, lo único que me propongo es trabajar al máximo», afirma este facultativo, que, de momento, sigue compaginando la gestión con la asistencia y que se expresa con mucha naturalidad cuando se le habla del gran talón de Aquiles de Radiología, su elevadísima lista de espera: «Prometo que sufro como un perro cada vez que me dan las cifras».

Reconoce que esta es su mayor preocupación, que es «difícilísimo» su manejo -hay esperas de hasta un año para una ecografía- y que este verano se ha vuelto a incrementar por las vacaciones del personal: «El arreglo es complicado porque hay que trabajar en todos los campos de la lista de espera empezando por el número de peticiones. Tenemos que hablar mucho con los que piden y que vean que tenemos un problema de resolución cuando todo lo normal se convierte en preferente y cuando todo lo preferente se convierte en urgente. Ahora estamos trabajando en un nivel de urgencia de un 50%, una de cada dos exploraciones que llega como urgente no lo es y esto es algo que hay que hablar mucho con todos los servicios, crear protocolos y que vean que se les va a dar una respuesta lógica a lo que piden pero que lo que piden tiene que estar ajustado a lo que realmente es». Su intención es comenzar a reunirse con todos los servicios después del verano y hablar también con la Administración «para que si no se puede sacar todo con el trabajo se hagan peonadas como ahora, que están ajustadas al personal, y que quizás haya que dejarlas fijas o hablar de la concertación con centros privados». 

El mayor número de solicitudes de lo que denomina radiología simple le llegan de Atención Primaria pero son las consultas del resto de especialidades hospitalarias las que demandan la alta tecnología, fundamentalmente Oncología, «que se lleva un porcentaje altísimo». En cualquier caso, cree que la lista de espera no se soluciona «pidiendo dos pruebas menos o haciendo dos más» sino realizando «algo sostenible» e implantando la fórmula de trabajo denominada ‘órgano-sistema’,  recomendada por la Sociedad Española de Radiología, que consiste en subespecializar áreas de conocimiento (músculo-esquelético, tórax, abdomen...) y donde el conocimiento de los profesionales se orienta a resolver el problema del paciente globalmente, utilizando las diferentes técnicas disponibles. 

Plantilla ajustada. La subespecialización es inevitable en la Radiología, asegura, y cree que también es una buena fórmula para atraer personal ya que este es otro de los asuntos que inquietan a Aldea puesto que tiene por delante siete jubilaciones en menos de cinco años: «Nuestra plantilla está muy ajustada comparándola con otros  hospitales de Castilla y León. Es difícil atraer gente porque les ofrecen mejores contratos en otros sitios. Hasta ahora  nos hemos ido nutriendo con residentes que han terminado. Por eso hay que hacerlo atractivo, metiéndoles en plantilla como los demás, no dándoles ni el peor trabajo ni el peor turno sino que sean uno más desde el principio y que vean que existe mucho campo para abarcar y una tecnología que aunque hay que renovar ahora casi al completo porque ya han pasado diez años desde que se instaló, no existe en otras partes».