Aprendieron de sus abuelas y de sus madres quiénes son, qué quieren y por lo qué vale la pena luchar; pero también lo que no quieren ser. El estallido que ha vivido el movimiento por la igualdad entre hombres y mujeres en los últimos años no se puede explicar sin la figura de las féminas con edad y experiencia pero tampoco sin las que van al instituto, copan las universidades o se abren paso en sus primeras experiencias laborales.

La fuerza del 8-M ha removido la conciencia no solamente de mujeres que se suman al movimiento feminista, sino también de algunos hombres, conscientes de que el cambio también debe pasar por ellos. Pero no como actores principales, sino en un papel secundario, porque las protagonistas son y deben ser ellas.

Tras el primer año de crecimiento, el movimiento social Briviesca Feminista ha logrado una enriquecedora diversificación en la participación. Las mujeres de la ciudad construyeron juntas una red de apoyo en 2018 y desde entonces, la presencia masculina no ha dejado de aumentar. «Nunca hemos querido pecar de maternalistas y por eso hemos esperado a que fueran ellos los que dieran el primer paso, que no es otro que el del interés y las ganas de, como nosotras, reaprender desde la humildad y el respeto», declara la impulsora del movimiento feminista en la capital burebana, Marilyn dos Santos.

La manifestación de 2019 juntó a más de 500 personas en Briviesca. - Foto: MARTA GIL

Los primeros varones en caminar junto a las activistas de Briviesca Feminista fueron compañeros que, desde su concienciación política y social, quisieron y supieron formar parte de la primera puesta en escena de la plataforma: el Día Internacional de la Mujer de 2019, que consiguió reunir a más de 500 personas en un acto programado por una plataforma con tan sólo tres meses de vida; una fecha histórica para el feminismo en el municipio.

Durante su etapa como concejal de Deportes del Consistorio briviescano en la anterior legislatura, Ricardo Losúa, edil por Asamblea Briviesca, comenzó a darse cuenta de los estereotipos de género que se inculcan desde la infancia al ver que los niños se apuntaban a unos deportes y las niñas a otros. «Como afiliado de CGT empecé a conocer el movimiento feminista de Burgos o Miranda y fui concienciándome de desigualdades entre hombres y mujeres que antes pasaban desapercibidas para mí», declara.

Luis Sánchez, miembro de la asociación Briviesca por la Diversidad, considera muy positiva la integración de los varones dentro del feminismo, aunque en menor medida que a las féminas, el sistema de sexos también les perjudica. «El binarismo de género afecta directamente al colectivo LGTBQI+, por lo que Briviesca por la Diversidad y Briviesca Feminista trabajan estrechamente por la igualdad, tanto, que nos planteamos una integración de ambos colectivos», apunta.

El ilustrador briviescano Fernando Busto considera que su papel en la lucha feminista consiste, en primer lugar, en entender por qué es necesario el movimiento. «A partir de ahí, lo mínimo que puedo hacer es ofrecer mi apoyo a mis círculos de mujeres más cercanos, pero siempre teniendo en cuenta nuestro papel secundario», afirma el responsable de la decoración de la Plaza Mayor del año pasado con lazos morados.

Uno de los puntos calientes del debate feminista pone el foco sobre la participación de las mujeres transexuales. «Ante el crecimiento del discurso transfobo queremos afirmar nuestro apoyo absoluto a todas las mujeres con independencia de su sexo de nacimiento», añade Dos Santos.