"Hay que vivir y ver a los amigos, con cuidado, pero verlos"

A.G.
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ENTREVISTA | Paz de la Torre, directora médica de Atención Primaria

Paz de la Torre, directora médica de Atención Primaria. - Foto: Patricia

El día que se decretó el primer estado de alarma por la pandemia del coronavirus Paz de la Torre (Valladolid, 1964) llevaba apenas dos semanas en Burgos como directora médica de la Gerencia de Atención Primaria, cargo desde el que ha estado siguiendo la evolución de la enfermedad. Esta médica de familia, que ha ejercido su profesión durante algunos años en centros de salud de la provincia, lleva ya tiempo en la parte de la gestión sanitaria, en los últimos quince años en el Hospital Clínico de Valladolid, primero como subdirectora y más tarde como directora médica.

Los datos que venimos contando estos últimos días con respecto a la pandemia no son buenos: hay aumento de los casos en localidades del norte, Aranda ha tenido que ser confinada, hay varias zonas de salud que están en riesgo de que les pase lo mismo, el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, recomendó en un bando que no haya reuniones de más de diez personas... ¿Qué está pasando?

Los números son alarmantes pero están creciendo porque seguimos muy de cerca los casos, porque hacemos pruebas a todas las personas con sospecha de que puedan tener una patología y eso nos alarma y hace que estemos todos pendientes de si hoy tenemos un número más que ayer o dos menos o si tenemos un paciente en planta. No podemos seguir así, yo creo -y es mi opinión personal- que no podemos estar pendientes de los números porque la gente se fía tanto de ellos que está modificando su vida y esto no puede ser.

¿Pero qué otro parámetro nos puede decir cuál es realmente el nivel de la enfermedad?

Esta enfermedad -que es nueva para todos, que nos ha pillado por sorpresa y que está provocada por un virus que no tiene el comportamiento habitual de un virus- nos está diciendo que tenemos que tener cuidado, que tenemos que controlarla con la distancia social, con la higiene y ya. Y hasta ahí llega nuestra responsabilidad. No podemos dejar de vivir, tenemos que vivir con cuidado pero vivir y ver a nuestros amigos con cuidado y separándonos pero seguir viéndolos.

Me dice que los pacientes están bien. ¿No puede llegar un escenario en el que dejen de estar bien? Se lo digo porque en otras ciudades españolas los hospitales están empezando a notar un estrés que se empieza a parecer al de las últimas semanas de marzo...

Estamos preparados. De eso nos ha valido seguir los números y los brotes tan de cerca, estamos preparados para atender a aquellos que tengan más dificultades para superar la infección. Claro que me preocupan los pacientes más sensibles y en este sentido tenemos a las residencias muy vigiladas, están trabajando muy bien vigilando mucho las visitas y los contactos.

¿Cómo estamos ahora comparándolo con el mes de marzo cuando se decretó el estado de alarma?

Es que no es comparable porque ahora estamos detectando todos los casos en personas asintomáticas. Cuando hacíamos las PCR en marzo era porque habían empezado con un síntoma, así que no es comparable.

¿Tomarán medidas en las zonas básicas de salud en las que han aparecido brotes?

Son brotes de origen familiar, de contactos familiares, por lo que lo que hemos hecho ha sido aislar los casos y poner en cuarentena a los contactos.

¿Tiene alguna intuición de cómo van a ir las cosas? ¿Esto seguirá creciendo o parará?

Creo que el coronavirus nos va a acompañar mucho tiempo y mi miedo es que viene el invierno y la gripe.

¿Qué pasará entonces?

Son dos infecciones muy parecidas que van a coincidir en el tiempo porque no vamos a tener una vacuna para la covid-19 este invierno. Así que tenemos que hacer todo lo posible para que la gripe, que sí que podemos preverla, afecte a un grupo de población pequeño.

¿Supondrá esto que se incrementará el número de vacunas?

Claro. Aún no tenemos el dato de en cuánto se va a incrementar con respecto a otros años pero habrá más para que se vacune el mayor número de personas posible. Si en el caso de los ancianos solemos estar sobre el 70%, a ver si llegamos al 80%, y entre los profesionales, que somos a veces más reacios a vacunarnos, me gustaría que hubiera una incidencia mucho mayor de la que tenemos ahora.

¿Estamos en una segunda ola?

No sé si epidemiológicamente una ola supone que ha habido anteriormente un periodo cero, pero el virus no ha dejado de existir, no le hemos vencido y al juntarse la gente se ha extendido un poco más.

¿Están preparados en Atención Primaria para una situación, en el peor de los escenarios, como la del mes de marzo?

Pues la gente está cansada -les hemos animado a que se cojan vacaciones- y nos coincide este verano con el hecho de que muchas personas no se han ido de vacaciones o lo ha hecho a sitios cercanos, por lo que tenemos localidades en las que se ha incrementado mucho la población. Los desplazados de otras comunidades se nos han disparado.

¿Y cómo lo están gestionando?

Pues te lo digo con toda sinceridad: con dificultad. Los profesionales también tienen que vivir, en el trabajo intentamos que estén todo lo protegidos posible pero fuera de él cuando se llega a casa igual no se tiene tanto cuidado...

En petit comité muchos expresan el miedo que tienen de contagiar a sus familias...

En la primera parte de la pandemia tuvimos mucha menor incidencia de contagios que en el resto de la población y en ese sentido es lógico que tengan miedo.

¿Tiene el dato de cuántos profesionales de Atención Primaria han pasado la enfermedad o la tienen en este momento?

Es un dato que, según me dicen en el servicio de prevención de riesgos laborales, ahora mismo no se puede tener de forma fidedigna, además, muchos de los que trabajan en la zona norte no viven aquí sino que pertenecen a otras provincias.

Antes de la pandemia ya tenían dificultades para encontrar profesionales de medicina y enfermería. ¿Este problema se ha agudizado ahora?

No. Tenemos la misma dificultad que antes, lo que ocurre es que hay que atender con más cuidado y cubrir a más gente las guardias y no puedes dejar que un profesional no descansa. También nos faltan muchas enfermeras y estructuras físicas, porque ahora dependemos de los ayuntamientos para tener un espacio digno donde pasar consulta. Esta pandemia ha demostrado también que nos faltan muchos teléfonos y mucho soporte informático. Reforzar la Primaria no es solo incrementar el número de profesionales.

¿Han hecho algún contrato recientemente?

De los residentes que acabaron el año pasado, una se marchó a Canarias pero ha vuelto y está trabajando en la zona de Belorado. También hay pediatras que, afortunadísimamente, han venido de otras áreas y se han quedado con nosotros: justo al principio de la pandemia contratamos cuatro.

Aún así, siguen teniendo un déficit de, aproximadamente, una treintena de médicos. ¿Cómo se arreglan?

Pues asumiendo más trabajo sus compañeros, no hay otra manera de hacerlo. La Consejería está diseñando un plan para redistribuir las tarjetas sanitarias en el medio rural porque hay sitios con muy pocas.

Esto ha provocado la protesta de muchas localidades.

Sí, lo sé, pero hay que buscar una solución y esta no es coger a un profesional sanitario y meterle en un sitio donde puede haber dos pacientes al día y que esté todo el día en la carretera. Hacer una cita concertada por teléfono antes está al alcance de todos, de cualquier edad y no tiene más complicación.

La consejera ha dicho en varias ocasiones a lo largo de la crisis sanitaria que era un buen momento para reorganizar la Atención Primaria. ¿Cómo cree que tiene que ser la que salga de la pandemia?

A todos nos gustaría que nuestros profesionales tuvieran una satisfacción laboral que les implicase en el trabajo. No es una cuestión de dinero, creo que en general los profesionales están bien pagados, creo que la cosa va por otras facilidades como las formativas o rotatorias, que vayan cambiando de sitio, no lo sé...

Hay pueblos que ya han empezado a protestar porque sus consultorios se mantienen cerrados. ¿Por qué aún no se han abierto?

Hemos tenido el cuidado de contactar telefónicamente con los pacientes para asegurarnos de que tenían necesidad de una consulta presencial por su seguridad y la de los profesionales. Hay sitios donde nos ha resultado difícil porque no había líneas telefónicas, no estaban acostumbrados a llamar... Este ha sido uno de los problemas. Las localidades con consultorios muy pequeñitos están acostumbradas a que el médico y la enfermera hagan una visita, a veces, de complacencia, porque si se llama y si lo necesitan por supuesto que van. Los consultorios no están cerrados, los profesionales van si hace falta.

¿La gente se está acostumbrado a la ‘nueva normalidad’ de tener que llamar a su médico antes de ir al centro de salud?

No estamos teniendo problemas en la zona urbana, hemos reforzado el personal administrativo y las líneas telefónicas.

¿Qué porcentaje de consultas presenciales está habiendo?

Queremos llegar, a finales de este mes, a tener la mitad presenciales y la mitad telefónicas. Lo que hemos bajado, afortunadamente, ha sido mucha consulta administrativa, hacemos muchos menos controles de la incapacidad que antes, las recetas, que antes nos llevaban mucho tiempo, ahora los crónicos no hace falta que vayan al médico...

En muchas ocasiones alguien va a una consulta sanitaria por una cosa pero el profesional percibe otra… ¿Esto o la detección de problemas sociales como la violencia de género se puede perder con la consulta telefónica?

Sí, y nos preocupa. De hecho, los profesionales quieren volver a ver a los enfermos sin tanta restricción telefónica porque salvo si tienes una estrechísima relación con el paciente y le conoces mucho como para que el tono de voz te dé pistas de lo que le pasa, no puedes detectar según qué cosas.

¿Le preocupa que haya patologías detectadas en las consultas de medicina de familia que puedan estar agravándose por los retrasos en las consultas hospitalarias?

Evidentemente, pero esto tendrán que responderlo en el hospital, con quienes tenemos muy buena relación porque nuestros objetivos son los mismos: que la infección por covid-19 no sobrecargue el sistema de manera que no pueda dar atención y que los pacientes graves tengan adónde ir.

¿Siguen manteniendo en Atención Primaria los equipos ‘Covid Residencias’ con el que se ocuparon de los pacientes de los geriátricos?

En cada centro de salud tenemos un equipo covid (médico y enfermera) dedicado a una residencia concreta, si hay tres residencias en esa zona básica de salud, pues hay tres equipos.

¿Por qué se convirtieron estos centros en el foco de la morbilidad y la mortalidad por covid-19?

Pues porque tenemos juntos un montón de ancianos que son población susceptible y en cuanto un agente infeccioso entra les afecta. No hay que olvidar, además, que no son centros asistenciales, son centros donde la gente vive, no tienen dotación sanitaria.

Visto lo visto, ¿deberían medicalizarse?

Hemos planteado que o suyos o nuestros pero que en este momento necesitamos más profesionales para atender a la gente que está en centros residenciales.

El virus ha dejado pendientes muchos asuntos que interesan a la población. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con el retraso de las obras del centro de salud del Silo?

Pues que comprendo perfectamente la frustración de los profesionales y de los pacientes y espero que esta situación se pueda resolver cuanto antes.

Poco antes del estado de alarma se inauguró el punto de atención continuada (urgencias de Primaria) en el Hospital Divino Valles después de mucha polémica. ¿Cómo está funcionando?

Muy correctamente. No he tenido ninguna reclamación sobre su funcionamiento y, según me dicen, tanto los profesionales como los usuarios están mucho más a gusto.

Hace unos meses publicamos que se habían acumulado 4.000 mujeres pendientes de una mamografía preventiva. ¿Se ha recuperado ya la normalidad?

Estamos en ello. En breve -esperamos, incluso, que sea antes de que termine agosto- la Unidad de Mamografías se abrirá por la tarde y la previsión es que se hagan doscientas o más a la semana para terminar con la lista de espera en un mes y medio, aproximadamente.