La supresión del cruce de Atapuerca en la N-I se retrasa

I. ELICES
-

Se debe a la modificación del proyecto. Fomento trabaja para «simplificar» el enlace de la N-I con Rubena y minimizar expropiaciones, pues no es precisa la conexión con las gasolineras ya cerradas

Este es el cruce de Atapuerca, uno de los puntos negros de la Nacional. - Foto: Alberto Rodrigo

Por una vez es posible que el modificado de un proyecto no encarezca las obras, sino todo lo contrario. Ahora bien, los cambios que el Ministerio de Fomento y la empresa OHL están efectuando en la remodelación del tramo Rubena-Fresno de Rodilla -de la N-I- no hacen sino retrasar el inicio de las obras y la supresión de uno de los cruces más peligrosos de la vía, el de Atapuerca, aunque una vez liberalizada la AP-1 los riesgos han disminuido en gran medida.

Después de que el pasado 5 de abril el Consejo de Ministros acordara la declaración urgente de ocupación en el procedimiento expropiatorio no se ha llevado a cabo ningún movimiento para el inicio de los trabajos. Y se debe precisamente a que el Ministerio «está revisando el diseño de los nuevos enlaces de la Nacional con Rubena». En un principio, el proyecto preveía una configuración tal que permitiera el acceso y salidas adecuadas de las gasolineras de Repsol. Pero estas estaciones de servicio llevan varios años cerradas y la petrolera ha comunicado, según pudo saber este periódico, que en sus planes a medio o largo plazo no está reabrirlas.

Debido a ese cese de actividad y a la confirmación de que no van a abrir, Fomento ha considerado «conveniente simplificar el diseño del enlace de forma que se minimicen las afecciones y expropiaciones necesarias». Es posible que las obras se abaraten -fueron adjudicadas a OHL por 8,17 millones de euros- pero no es seguro porque el coste puede verse aumentado por  las tareas para desmantelar las instalaciones aún en pie de las estaciones de servicio.

La longitud del tramo objeto del proyecto es de 5,8 kilómetros. Las actuaciones consisten fundamentalmente en la eliminación de los accesos directos existentes a la carretera N-I, a su paso por los términos municipales de Rubena y Quintanapalla y redistribuir esas conexiones a través de los viales y red de caminos conectados a los dos nuevos enlaces proyectados: el de Quintanapalla, en el 254, que resuelve la conexión con la carretera BU-701 de acceso a Atapuerca. Y el de Rubena, previsto en principio en el punto kilómetro 251,900, en las gasolineras, pero que se tendrá que mover a una ubicación más cercana a la capital con el rediseño del tramo.

Asimismo, se proyecta un itinerario peatonal a través del enlace de Quintanapalla, para garantizar la conexión entre el núcleo urbano de esta población y el territorio situado al margen derecho de la actual carretera N-I. Finalmente se ha dispuesto un nuevo carril de trenzado entre los kilómetros 256,200 y 256,475, en sentido Miranda de Ebro.

El proyecto de intervención entre Rubena y Fresno se aprobó en 2005, hace ya 14 años. Una década después, en julio de 2015, se encargó a Tecopy la actualización del documento, fundamentalmente de los datos de aforo de la carretera y de algunas mediciones. A finales de ese año se expuso a información pública para que los ayuntamientos de Rubena, Atapuerca y Quintanapalla y los dueños de 22 fincas a expropiar -ahora seguro que serán menos- pudieran examinarlo y alegar. El documento definitivo de construcción se aprobó en mayo de 2016, pero fue necesario otro año para que el Gobierno se decidiera a sacarlo a concurso. En mayo de 2018 el Ministerio de Fomento decidió conceder la obra a OHL, por 8,17 millones de euros, una baja del 31%, y un plazo de ejecución de 27 meses. Antes de primavera es difícil que empiecen.