El Jardín Secreto de Oña ha conseguido atraer al triple de visitantes que el Centro de Recepción de Turistas de Burgos en julio. Poco más de 4.100 turistas entraron al Citur en todo el mes, frente a las 6.500 personas que han pasado por la exposición de arte contemporáneo en las dos primeras semanas desde su inauguración.

El volumen de turistas que se acercan a Oña a admirar los jardines benedictinos no deja indiferente a los vecinos ni al técnico que gestiona la Casa del Parque de los Montes Obarenes-San Zadornil. Josu, que trabaja en el espacio natural desde 2010, no recuerda un verano con tanto ‘movimiento’ como este, a excepción de cuando se celebró la muestra de arte sacro Las Edades del Hombre en 2012. «En ediciones anteriores de la exposición pasaban aproximadamente 20.000 turistas y este año no he presenciado ningún periodo de tiempo en el que no haya nadie paseando, incluso los días de más calor», declara.

El perfil del viajero ha cambiado ligeramente al de otros años, al igual que la procedencia. Este año se están acercando a Oña más familias y parejas que grupos grandes. Además, muchos de ellos «vienen de localidades de la costa mediterránea, algo menos inusual que los de Madrid y País Vasco, que son nuestros turistas por excelencia», añade el hombre.

El proyecto cultural reabrió sus puertas el sábado 8 de agosto y las obras artísticas se mantendrán expuestas a lo largo del recorrido hasta el 15 de noviembre. La situación excepcional de crisis sanitaria por la que está pasando el país ha provocado que la VIII edición aguante menos en el tiempo. «La inauguración se retrasó varias semanas y el cierre se adelantará otras ya que desconocemos como irán surgiendo los acontecimientos», declara Jony Arnaiz, concejal de turismo del Ayuntamiento. Asimismo, el trayecto se ha visto recortado como consecuencia de las obras de rehabilitación de parte del inmueble del edificio del Monasterio San Salvador, un proyecto que ronda el medio millón de euros y que habilitará varias salas y claustros con el fin de que los visitantes amplíen el recorrido actual de la iglesia.

El acceso a la exposición vanguardista se realiza por la Casa del Parque y durante el paseo se puede disfrutar de la obra de 22 artistas o colectivos artísticos de distintas disciplinas como la pintura, la fotografía, intervenciones y escultura. «Se trata de un lugar especial en el que el pasado y el presente conviven al igual que el patrimonio histórico y lo contemporáneo», expone Arnaiz. Carlos Armiño, comisario de la muestra, y el resto de artífices colaboran en el proyecto de forma altruista. En la edición de 2020, quizás más especial que el resto por la pandemia que tiene a todo el mundo en un estado de incertidumbre absoluta, han participado colectivos inquietos y creativos, artistas consolidados y noveles que se dan la mano en el recorrido natural e histórico.

Jaime ha quedado maravillado del espacio. Desconocía la sorpresa que la villa condal esconde en el mismo casco histórico. «Hay trabajos muy interesantes y el paseo es muy relajante. La niña se lo ha pasado genial dando de comer a las truchas del canal», expone este valenciano que ha decido cambiar la playa este verano por la montaña.