Un viaje de regreso en bicicleta

B.D.
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Andrés Acosta, un burgalés que ha estado de Erasmus en la ciudad italiana de Pavía, decidió volver a casa pedaleando. En los 22 días de inolvidable periplo ha recorrido 1.650 kilómetros

Andrés Acosta Quintanilla, en una de las paradas del largo recorrido que hizo con su bicicleta desde Italia hasta Burgos, su ciudad. - Foto: DB

Ni en tren, ni en avión, ni en coche. Un joven burgalés de 24 años, Andrés Acosta Quintanilla, estudiante de Erasmus en Italia, decidió que su viaje de vuelta a casa tras finalizar el curso fuera en bicicleta. Una aventura, con final feliz, que culminó el pasado miércoles tras 22 días de travesía y 1.650 kilómetros recorridos hasta reencontrarse con su emocionada familia y sus amigos a los pies de la Catedral.

«Ha sido una experiencia inolvidable. Dura, pero increíble. No he tenido ningún problema en estas tres semanas y he conocido a mucha gente, sobre todo en los tramos que coincidieron con el Camino de Santiago», relata este estudiante de Finanzas y Contabilidad de la Universidad de Burgos, mientras prepara las maletas para irse unos días de vacaciones.

La idea de volver de Italia en bicicleta comenzó a rondarle por la cabeza en enero, tras contarle un amigo su experiencia sobre ruedas desde Burgos a Bosnia. «Me dio envidia y pensé: cuando acabe de Erasmus regreso a casa en bicicleta». Pero los planes iniciales se torcieron por culpa de la pandemia y Andrés tuvo que salir de Pavía, una ciudad situada a 30 kilómetros de Milán, la primera semana de marzo. «Con el tema de la covid me olvidé de ello, pero otro amigo me pasó una noticia de un estudiante griego que hizo algo similar y me picó el gusanillo». En junio empezó a reunir todas las cosas que necesitaba para embarcarse en esta aventura y regresó a Italia con unos amigos en coche para llevar el material (tienda de campaña, accesorios para la bici, esterilla...) y que ellos trajeran de vuelta a Burgos su equipaje. Una vez allí compró por internet una bicicleta «no demasiado cara y buena para hacer el trayecto». Tanto es así que no pinchó ni una sola vez y no le dio el más mínimo problema ni avería.

La travesía comenzó el 29 de julio. Andrés bajó hasta Génova y cruzó por toda la costa italiana para llegar a Niza, Mónaco y Marsella. Desde Narbona, pedaleó hasta Carcassonne y Toulouse. Y aunque su idea primera era entrar en España por Irún, durante el viaje conoció a una chica que le habló del Camino de Santiago, por lo que finalmente se dirigió hacia Saint Jean Pied de Port y tras pasar por Roncesvalles siguió a pedales por la ruta jacobea hasta Burgos. «Las dos primeras etapas por los Pirineos fueron muy duras. Estaba muy cansado. Una de las jornadas se me hizo de noche y lo pasé bastante mal porque tuve que subir un monte por un camino de piedras. Tenía hambre y me dolía todo». Hizo de media unos 75 kilómetros cada día y en las últimas etapas reconoce que ya le pesaban las piernas.

Uno de los momentos más emocionantes de este largo viaje fue el de su llegada a la capital burgalesa. Su familia y sus amigos le esperaban a la entrada de la ciudad y le acompañaron los kilómetros finales en coches y motos mientras le daban ánimos y hacían sonar los cláxones a lo largo de la calle Vitoria. El punto final de la aventura fue la Catedral, donde el foco principal de las  fotografías no solo fue Andrés. Su bicicleta le robó parte del protagonismo.